Miriam y Roberto00

Un texto sobre la vida de dos jóvenes montoneros asesinados durante la dictadura se presentó en el salón Rodolfo Walsh de la sede local de la gobernación. Por otro lado, en menos de un mes, dos locales fueron bautizados con el nombre de militantes caídos en los años del terrorismo de Estado.

Cuatro generaciones se encontraron este miércoles 14 de octubre para presentar Por siempre jóvenes. Miriam y Roberto, una historia de amor en tiempos de lucha, un libro sobre la vida de la pareja de militantes montoneros Moro-De Vicenzo. Por otra parte, al bautismo de una unidad básica como Palmiro Labrador, asesinado durante la dictadura, se suma ahora la del sábado 17 de octubre que pasará a llamarse Eduardo Garat, en homenaje al abogado e intelectual del peronismo revolucionario secuestrado un 13 de abril de 1978. Como Eva Perón lo predijera para su propio nombre, los desaparecidos vuelven como bandera a la victoria, y cada vez más.

La memoria como herramienta

“Toda mi vida tuve de ellos sólo fotos. Y de lo personal, más bien una imagen política, un simple bosquejo de los militantes que fueron, de los valores y principios que representó su lucha”, escribió primero y leyó luego Miriam De Vicenzo, nieta de Miriam Moro y Roberto De Vicenzo, en el masivo acto de presentación de Por siempre jóvenes, el libro donde familiares, amigos, conocidos y compañeros de lucha reconstruyen las vidas de esa pareja de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y montoneros secuestrados durante la dictadura y que estuvieron durante años desaparecidos hasta que, en distintos momentos, sus restos mortales fueron arrebatados al destino NN que los genocidas pretendieron condenarlos.

Miriam, con 17 años, fue una de las oradoras y conmovió con sus palabras a los más de quinientos asistentes al salón Rodolfo Walsh, que contó con la presencia de al menos cuatro grupos etarios de luchadores: Madres de plaza 25 de mayo, referentes de otros organismos de derechos humanos como Familiares de detenidos por razones políticas, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) o el Colectivo de ex presos y sobrevivientes; los de una generación más joven como Hijos y las nuevas camadas como la de Miriam –la nieta–, quien comentó que ya sigue los pasos de sus abuelos y tíos, y milita en una agrupación estudiantil.

Según explicó Miriam, quien además es una de las que escribió en el libro, la publicación ofrece “cosas grandes y pequeñas que constituyen a una persona” y trae “cuestiones tan sencillas y claras que todos conocen de sus abuelos”, como “la voz, los gestos, la suavidad de las manos, la risa, la textura del cabello, que yo no tuve la oportunidad ni de verlas, ni sentirlas, ni captarlas”.  La joven celebró que con el flamante libro pudo formarse “una imagen más clara” de Miriam y Roberto como personas. “Por eso –dijo– quiero dar las gracias a la gente que dejó un pedacito de mis abuelos impreso en el libro, por brindarme esta herramienta para poder conocerlos un poco más”.

“Me siento un poquitito más cerca con cada actividad que realizo desde mi espacio de militancia, Nuevo Encuentro, porque la lucha por la justicia, la igualdad y para que todos tengamos acceso a los mismos derechos todavía sigue, y no vamos a parar hasta que todo sea como lo soñamos. Miriam y Roberto, son mi ejemplo de lucha”, expresó sobre el cierre de su intervención, que se llevó la ovación más importante del auditorio.

En el panel estuvieron presentes Lila Gianelloni, una de las integrantes de la Secretaría de Derechos Humanos que participó de la elaboración del proyecto; Nadia Schujman, abogada del equipo jurídico de Hijos, Directora de Memoria de la provincia y otra de las impulsoras de la publicación; Juan Cheroni, diseñador del libro, cuñado de Miriam Moro y esposo de Ana –su hermana gemela– y Gustavo, uno de los dos hijos de la pareja de militantes desaparecidos; el otro es Darío, padre de la joven Miriam.

Mientras Lila rescató el trabajo de sus compañeras de la secretaría, como Alicia Lesgart, Gloria Canteloro e Inés Cozzi, Schujman reconoció que la concreción del libro “fue un sueño cumplido” y “un verdadero trabajo colectivo” con una familia como la de Ana Moro con quien “nos une el corazón”.

Por su parte, Cheroni se refirió a las incontables horas que le llevó “retocar, fotos, revisar los textos, viviendo fotos de Darío y Gustavo cuando eran chiquitos” mientras diseñaba el libro que lo llevaron a “reflexionar que mi vida no hubiera sido la misma si Miriam y Roberto no hubieran sido mis cuñados”.

Además pidió no ver a los militantes desaparecidos y a esa generación “como mártires”. “Ellos no se veían a sí mismos como héroes –planteó Cheroni–, sino como jóvenes a los que le gustaban las cosas que gustaban a todos los chicos, pero con una sensibilidad particular, muy propia de la época, para sentir el dolor del otro, la explotación, la injusticia, la prepotencia del poder y que optaron por dejar muchas cosas de lado para hacer lo que creyeron que había que hacer”.

El encargado de cerrar el panel fue Gustavo De Vicenzo: “Lo que escribí lo hice desde lo más profundo del alma”, admitió, y confesó además que se sorprendió gratamente con la calidad de la publicación.“Los sueños e ideales de esa generación fueron pensar a los otros como a sí mismos”, expresó. “Por todos los compañeros desaparecidos: Miriam y Roberto presentes… ahora y siempre”, arengó sobre el final Gustavo y provocó una nueva ovación del público.

En memoria de los compañeros

Como ocurrió el 19 de septiembre pasado con la unidad básica de Batlle y Ordoñez al 700, bautizada por el Movimiento Evita con el nombre de Palmiro Labrador –en memoria del militante montonero secuestrado y posteriormente asesinado por la dictadura un 10 de noviembre de 1976–, este sábado 17 de octubre la agrupación liderada en Santa Fe por los diputados provinciales Gerardo Rico y Eduardo Toniolli harán lo propio con su local de Riobamba al 7000, al que llamarán Eduardo Garat en homenaje al abogado y referente del peronismo revolucionario secuestrado y desaparecido un 13 de abril de 1978 por una patota de la dictadura.

El Petiso Garat –como lo conocieron sus compañeros–, fue un militante e intelectual muy respetado tanto dentro de su espacio como de otras expresiones de la policromática izquierda de los setenta, y que llegó a escribir, aunque no a publicar, un libro sobre la Constitución de 1949, editado hace algunos años por impulso de sus familiares y prologado nada menos que por el historiador Norberto Galasso.

Como Evita, quien vaticinó cómo se convertiría tras su muerte en un ícono de lucha de las mayorías humildes, los nombres de los referentes populares que en los setenta dejaron jirones de la suya “al servicio de una patria para todos”, hoy son recogidos y –mal que les pese a los promotores del olvido, de la vuelta de página de la historia y los fines de ciclo– levantados como bandera de militancia. Que así siga siendo.

Ana Moro: “Es la historia de una generación”

Uno de los pilares fundamentales de Por siempre jóvenes fue Ana Moro, la hermana gemela de Miriam y cuñada de Roberto De Vicenzo. Militante histórica de los organismos de derechos humanos de la ciudad, Ana también estuvo detenida durante la dictadura en el Servicio de Informaciones (SI) de la Policía de Rosario. Desde la desaparición de sus familiares se volcó a la lucha por la “aparición con vida”, consigna que luego viró hacia el “juicio y castigo” a los genocidas y que sostiene hasta la actualidad.  

En diálogo con el eslabón, Ana –estuvo en la actividad de presentación– contó cómo surgió la idea cuando empezaron a reunirse “con las compañeras que trabajan en la secretaría de Derechos Humanos Lila Gianeloni, Alicia Lesgart e Inés Cozzi, pensando en escribir algo sobre Rosario”. “Así, y con la ayuda de Nadia Schujman, directora de Memoria de la provincia y mi abogada en los juicios, surgió la idea, como me tenían a mi a mano, de hacer el libro sobre Miriam y Roberto para después seguir con otras historias”, indicó.

“Es la historia de Miriam y de Roberto, de su juventud y su militancia primero en la Juventud Universitaria Peronista y después en Montoneros, y también es la historia de mi generación, de sus gustos y esa cosa de entrega, ese vivir como se pensaba”, destacó Ana, quien contó además que contiene “muchos testimonios como el del hermano de Roberto, el mio y de otras generaciones como sus hijos y hasta la nieta más grande, que está por cumplir 18”.

Aparecidos

Tras haber estado desaparecida el cuerpo de Miriam Moro ue ubicado tempranamente aunque, por haber sido enterrado como NN en el osario del cementerio de Casilda, no pudo recuperarse. El de Roberto De Vicenzo fue hallado en marzo de 2010 e identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense, había sido sepultado también como NN en el cementerio de Barrancas.

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Un comentario

  1. Lidia Escalante

    22/10/2015 en 13:24

    Adherimos y felicitamos por la presentacón de tan importante libro, ellos viven en cada cosa que hacemos,
    en nuestras organizaciones, en las bibliotecas, en las escuelas y en tod@s que queremos un mundo mejor.
    Lidia miembreo Comisión de la Memoria de Barrio Manuelita, San Miguel, Pcia. de Buenos Aires.

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