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La derecha ganó, y nada será igual. Y la región, el bloque de naciones que puso un freno a esa hegemonía, sufre con esta noticia un dramático retroceso. La buena nueva es que estos años dieron a luz una nueva generación de luchadores y militantes. Y ése, lo saben quienes retornan al poder, no es un dato menor.

La derecha ganó, y nada será igual. O, para decirlo mejor, será muy similar a lo que tanto la Argentina como Latinoamérica ya vivieron cuando el neoliberalismo fue hegemónico a nivel local y continental.

Un escenario jamás transitado hasta este domingo acaba de ser inaugurado. El primer balotaje de la historia argentina deja como primer saldo un profundo cambio en la política nacional. Pero además, representa un punto de inflexión en la región, a partir de la presencia de una derecha que, luego de 12 años de transformaciones decisivas en lo que hace al rol del Estado, la orientación de la economía y la ampliación de derechos a las grandes mayorías, irrumpe con una fortaleza inédita en ese proceso.

La derecha argentina, por primera vez en elecciones libres, supo articular una fuerza política que no dependa de los cañones, las bayonetas o los golpes de mercado para acceder al gobierno, interpelando los postulados que ayudaron a crear un bloque monolítico que pudo enfrentar con éxito los embates del capitalismo financiero, las corporaciones –las transnacionales y las vernáculas en cada país– y el dispositivo de medios hegemónicos, custodios y voceros de todos ellos.

La fuerza política que deja el poder formal no supo o no pudo anudar los ostensibles logros de más de una década con el apoyo de todos los sectores beneficiados por esos avances. El costo de ese divorcio es altísimo, y lo pagarán por igual quienes reconocieron con su voto esa ampliación de derechos como quienes eligieron la otra opción.

Pese a que se repitió hasta el cansancio, no resulta ocioso enumerar esas conquistas que, a la luz de los enunciados –esquivos pero contundentes– de voceros, colaboradores estrechos e incluso futuros funcionarios de Mauricio Macri. Asimismo, vale la pena agregar a esos beneficios, algunas políticas públicas que le permitieron a la Argentina obtener autonomía e independencia necesarias para llevar adelante ese ensanchamiento de derechos sociales, políticos y económicos.

Paritarias libres, leyes de Identidad de Género y Matrimonio Igualitario, la Asignación Universal por Hijo, el Plan Procrear, la disminución de la deuda externa o desendeudamiento,  la cancelación de la deuda con el FMI, la puesta en órbita de los primeros satélites geoestacionarios, la recuperación del sistema previsional y el traspaso del mismo de las Afjp al Estado, la recuperación de YPF, ferrocarriles y Aerolíneas Argentinas, la ley de Movilidad Jubilatoria, la drástica disminución del desempleo, la creación de Fútbol para Todos, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Es tan extensa la mención de esos cambios y avances como inexplicable, desde lo sociológico y lo político, el grado de desentendimiento de un vasto universo ciudadano con los mismos.

El acceso a los nuevos DNI y pasaporte, el incentivo a las producciones industrial y agroexportadora, de la mano de un inédito compromiso con la Memoria, Verdad y Justicia y la reactivación de los juicios por violaciones de los derechos humanos. El fortalecimiento del Mercosur en paralelo con el permanente reclamo por la soberanía sobre las Islas Malvinas. La jubilación para las amas de casa y las moratorias previsionales que incluyeron a tres millones de personas. La ley de medicamentos genéricos, el plan Conectar Igualdad, la puesta en marcha de la central Nuclear Atucha II y el legado del Centro Cultural Néstor Kirchner.

Todo ello en 12 años, que puede parecer mucho para los impacientes de siempre, pero es apenas un instante en una historia nacional que vio cómo la última dictadura cívico-militar se quedó siete años ejerciendo el poder del terrorismo de Estado.

Nada o poco parece haber pesado en la decisión de millones de argentinos el aumento del consumo interno, el plan Ahora 12, la repatriación de científicos, la creación de la Televisión Digital Abierta, la creación del Polo Tecnológico o la apertura de 12 nuevas universidades nacionales públicas y gratuitas.

Entre el No al Alca y la ley de Educación Superior, desde el Plan Progresar a la ley de Fertilización Asistida, entre el Programa Argentina Trabaja y los Precios Cuidados, se cuela la recuperación del Correo Argentino, que quebró en manos del electo presidente.

Tantos hechos, tantas banderas y episodios, tanta épica, tanta alegría. Millones de seres danzantes, enhebrados entre sí por la mística que genera saberse el centro mismo de la acción política, desplazando a los becerros de oro, no van a desaparecer ni a esfumarse como si nada.

En la monumental escena del film Blade Runner, de Ridley Scott, antes de morir, Roy, el androide generación Nexus 6, bajo la lluvia, en una cornisa del futuro, le dice a su perseguidor: «He visto cosas que los humanos ni se imaginan: naves de ataque incendiándose más allá del hombro de Orión. He visto rayos C centellando en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán… en el tiempo… como lágrimas… en la lluvia. Es hora… de morir».

La cuestión es que no somos androides. Y no es hora de morir.

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3 Lectores

  1. sisi boretti

    22/11/2015 en 23:27

    No me kanso de leer y releer los logros de estos años son tantos !! Som tantos tb los momentos de alegria y disfrute ke voy a estat de por vida agradecida!!!
    Disfrute de las fiestas en la plaza!! De tecnopolis!!! Del genial museo del bicentenario!!! Del museo de malvimas!!! Del CCK Y su ballena azul!!!!
    En sintesis komparto totalmente tu artikulo kerido kompañero Horacio y a rearmarse !!!! Ke en 4 años no nos para ni la sor viki ni el dura barbeti ni nadaaa!!!!

    Responder

  2. Adriana Briff

    23/11/2015 en 5:11

    Precioso análisis, gracias. Me fui de Argentina en 1989 porque no veía futuro. Vivo en California desde entonces.. Nadie podrá quitarme la emoción de los últimos doce años, donde por primera vez en mi vida, me vi representada por un gobierno. Yo personalmente sentí, que me habían devuelto el país, ese país soñado e imaginado desde las ganas… Hoy siento una tristeza inmensa, como vos decís, sin bayonetas…Siento que estoy viviendo en un tiempo que atrasa… por Latino America, por el mundo, por los valores, todo esto me parece un doloroso capítulo ya vivido. No somos androides, pero los votamos…

    Responder

  3. Roberto Dante

    23/11/2015 en 15:50

    UN 22-N CLAVE PARA UNA LATINOAMÉRICA QUE NECESITA SU UNIDAD EN ACCION // roberto dante – Lanús, Argentina

    Vale la pena no olvidar::
    A través del proceso histórico político tanto los gobiernos como las oposiciones y hasta las más crueles dictaduras militares proponían y hasta exigían la unidad nacional. Esta confusa utilización la vació de sentido. Debido a que las palabras maltratadas son como entidades fantasmales. Insustanciales.
    Es más rico partir de los problemas que ocasiona a la conducción política reconocer que se enfrenta a fuerzas en tensión en permanente movimiento. No olvidemos que: “nadie se baña dos veces en el mismo río”.

    El politólogo Luis Hernández Navarro acierta al manifestar que necesitamos una coalición similar a la que hace 10 años, en Mar del Plata, le hizo tragar el polvo a George Bush.

    Después de las últimas declaraciones de los opinólogos de turno que vaticinan un giro a la derecha en nuestra Latinoamérica:
    Recordemos que son los mismos «expertos» en política y corrupción que divulgaban las “seguras” acciones del gobierno de EEUU contra el “populista” gobierno bolivariano
    Más que vaticinar, operan mediaticamente para justificar una ingerencia militar en territorio venezolano para defender la democracia aplastada por el “dictador” Maduro.
    Decían:»…la izquierda regional se inclina al centro y el centro a la derecha». Esta frase más que encuadrar una realidad política es la certificación de que existen puntos de vista – intencionadamente – distorsionados sobre Latinoamérica.

    La información en los medios oligopólicos de comunicación intentan «embarrar la cancha» para inducir políticas económicas que les marcan los Dueños del Poder real. Que el gobierno Bolivariano confirmara las elecciones legislativas para el 6 de diciembre, nada tiene que ver con la detención de Leopoldo López; pero ambas informaciones son unidas. Como si una dependiera de la otra.

    En Argentina fomentan las acusaciones contra nuestro gobierno haciéndolo cargo de inexistentes campañas de terror y de supuestos fraudes para el balotaje de hoy 22-N. Y ,en Brasil, su estrategia de ataque frontal al gobierno de Dilma ya busca enlodar, con supuestos corrupciones, hasta al mismísimo Lula.

    Mal que lo niegue “el periodismo objetivo” ,que genera cualquier tipo de noticias tendenciosas para defenestrar a los diferentes gobiernos progresistas en Latinoamérica. Como en Ecuador (fueron aplastados por Correa); Bolivia, Brasil, Chile, y hoy, con extrema dureza contra la Venezuela Bolivariana, y el Proyecto K en Argentina.

    Fue Cristina quién con su magnetismo y su claridad conceptual (también, se la comparta o no) supo motivar a sus bases que crecieron geométricamente después del retroceso en las elecciones parlamentarias del 2009. Recordemos que toda los medios oligopólicos (Clarín, La Nación, Ámbito Financiero, La Voz de la Provincia y lanuela.com de Bahía Blanca, más Canal 13, TN y voceros del neoliberalismo como Grondona, González Oro, Magdalena Ruiz Guiñazú , Luis Majul, Morales Sola y tantos otros.., desbordaban de entusiasmo pronosticando el derrumbe del que llamaban: “anticuado populismo personalista” y otras incongruencias.

    La experiencia de vida nos enseña que una cualidad humana –muy importante- es la contradicción. El lenguaje es básicamente contradictorio. Con el podemos aclarar pero también oscurecer. Buscar –a ciegas- la verdad y no poder distinguirla de la falsedad. Pero, en este caso, la acción ilumina a las palabras.

    Los pueblos latinoamericanos a pesar de la falsedad de las operaciones mediáticas y las especulaciones del capital financiero, se rebelan (accionan); y no se tragan las letras venenosas; aunque algunos opinólogos confundan algunas de sus decisiones.

    Coordinar sus respuestas al neoliberalismo es un trabajo difícil pero imprescindible para derrotar al frente neo conservador en Latinoamérica.

    Responder

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