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La relación con Cambiemos tensa el vínculo entre los principales socios del Frente Progresista santafesino, la UCR y el PS. Por ahora son escarceos sin consecuencia; la relación se pondrá a prueba en 2017 cuando sea hora de armar las listas legislativas nacionales. El doble juego del radicalismo y las expectativas de los socialistas.

La “grieta” que el presidente electo Mauricio Macri propone suturar con su gobierno abre en Santa Fe, sin embargo, otra –por ahora de menor escala- en el interior del Frente Progresista Cívico y Social, el espacio que comparten socialistas y radicales con otras fuerzas políticas de menor envergadura. La raja se produce, en este caso, por la invitación de un sector de la UCR a los líderes del PS a sumarse a la alianza Cambiemos, que gobernará el país por los próximos cuatro años. No gracias, fue la respuesta del PS que, de todos modos, expresó públicamente a través de sus principales dirigentes las expectativas que les despierta la nueva gestión nacional.

Las tensiones al interior del Frente que gobierna la provincia son, por ahora, sólo escarceos para discutir cuestiones menores ligadas a lo local. Ninguno de los jugadores tiene la necesidad de asumir posiciones irrevocables respecto a un gobierno nacional que aún no asumió y cuyas principales medidas económicas no fueron dadas a conocer.

La tirantez política adquirirá otro rigor, seguramente, dentro de dos años cuando sea tiempo de armar las listas para las elecciones legislativas nacionales. De cómo lleguen a ese escenario los gobiernos de Miguel Lifschitz en la provincia y de Macri en la nación dependerá la suerte de los principales socios del Frente Progresista.

Cerca del poder

La principal tensión respecto al posicionamiento en relación al gobierno de Macri y a la alianza Cambiemos se da en el seno de la UCR santafesina, habida cuenta que ese partido ligó su suerte nacional a la coalición que gobernará el país a partir del 10 de diciembre.

Sin embargo, hay matices entre los boinas blancas, atento a que en la provincia la UCR mantiene desde mucho antes de la existencia del frente Cambiemos una alianza con el PS y otros partidos bajo la denominación de Frente Progresista. Ayer nomás, en junio, el FP y el PRO se sacaron chispas en las elecciones provinciales.

El mapa radical de Santa Fe se compone, a grandes trazos, de tres sectores: el grupo Escarapela o Universidad liderado por el ex intendente santafesino y el actual, Mario Barletta y José Corral; el Nuevo Espacio Organizado (NEO, encabezado entre otros por Carlos Fascendini, Felipe Michlig y Maximiliano Pullaro) y el Movimiento de Acción Radical (MAR, capitaneado por Santiago Mascheroni y Lisandro Enrico, como figuras más destacables).

El grupo Escarapela de Barletta-Corral es el que le mete presión al socialismo para que a nivel nacional se sume a la alianza Cambiemos liderada por el PRO. “Corral fue el que primerió, ellos son los que están más cerca del PRO desde la Convención de Gualeguaychú”, dijo a el eslabón un dirigente de la UCR, en relación a la decisión orgánica del radicalismo de pactar con Macri adoptada en la ciudad entrerriana.

El actual intendente de Santa Fe será el próximo titular de la UCR nacional, el lugar que dejó vacante Ernesto Sánz tras su extraña dimisión a la vida política.

El MAR es “el grupo más pragmático, más de manual político y aunque sus referentes no tienen tanta exposición pública poseen poder territorial, y se están alineando con Cambiemos”, abunda la fuente consultada para esta nota.

Por fin, desde el NEO señalan que tienen una posición “intermedia” con el fin de mantener la alianza local con el socialismo y ver cómo se desenvuelve el armado nacional de Macri. En este último grupo abreva el actual vicegobernador radical Jorge Henn, quien sin embargo mantiene junto al ex intendente de Santo Tomé, Palo Oliver, la posición más distante respecto al macrismo, al que consideran sin ambages la derecha neoliberal.

Amigote de Del Sel

El diputado Barletta cree que el Frente Progresista transcurrirá hacia una fusión con Cambiemos. No ahora, pero sí en 2017, cuando se realicen las elecciones legislativas nacionales. En un programa de la señal Cablehogar dijo hace unos días: “Cuando lleguen las etapas electorales habrá que poner inteligencia para que esa oportunidad no se transforme en problema. No descarto una fusión, una alianza entre Cambiemos y el Frente Progresista”.

“Sé que las diferencias existen –agregó-, como entre el PRO y el radicalismo, pero entendimos que por encima de eso había que conformar un objetivo más importante”.

Confrontado con las declaraciones de los principales dirigentes del PS acerca de que no ven un escenario de coalición con el PRO, Barletta invocó la importancia del diálogo: “Los argentinos tenemos que empezar a entender que nos tenemos que sentar a dialogar, es una condición propia del ser humano. Yo con Del Sel fui amigote. Y el Frente Progresista buscó a un periodista en Santa Fe, como Emilio Jatón, que no venía de la política, para ser candidato a senador. Y lo buscó por su nivel de conocimiento, y ganó”.

Un dirigente del NEO le dijo a el eslabón acerca de las primeras reticencias a apoyar a Macri, previas al balotaje: “El triunfo ordena”. Cambiemos ganó y los radicales santafesinos parecen estar prestos para ir en auxilio del triunfador.  

En el territorio

“El radicalismo tiene muchos gobiernos locales”, recuerda la fuente boina blanca que participará del próximo gobierno del Frente Progresista. Esos intendentes, concejales y legisladores deben resolver cuestiones más o menos urgentes y cotidianas en sus territorios. Es decir, deben gobernar.

Para eso necesitan mantener un vínculo estrecho con la Casa Gris pero, también, una línea con la Rosada. Una cuestión trascendente en ese sentido todavía no se definió. Falta resolver si el vínculo con la Nación será en forma directa entre los gobiernos locales y Macri o si, por el contrario, se produce a través de la mediación de un “delegado” macrista santafesino. Un tercer escenario posible es que coexistan ambas vías en forma superpuestas.

De cómo se resuelva ese intríngulis dependerá, en alguna medida, la estrechez del vínculo político entre la UCR y el PRO con miras al armado político del lejano 2017. Y, por lo tanto, la profundidad de la grieta frentista.

Por ahora, paso

El ministro de Gobierno saliente y diputado provincial entrante, Rubén Galassi, descartó el convite de Barletta de sumar el FP a Cambiemos. “Hoy no me imagino, y lo digo a título personal, discutiendo en una misma mesa con Carlos Reutemann y Miguel Del Sel”, planteó, para evitar que los radicales le adelanten dos años el reloj.

“No se trata de descalificarlos –abundó Galassi–, sino de que pensamos distinto y, en el caso concreto de Reutemann, obramos de manera distinta cuando accedimos al gobierno de la provincia”.

Con sutileza siguió: “Pensamos diferente, pero en una sociedad diversa y plural como la argentina, eso no debe ser visto como un problema sino como un valor que en el debate de ideas contribuya a mejorar la realidad de todos”.

El radical Corral también intervino en el debate exponiendo el doble juego al que está invitada la UCR santafesina, y que él jugará con gusto.

“Los radicales seremos el nexo entre la Nación y la provincia. Tenemos una doble responsabilidad al participar de Cambiemos y del Frente Progresista. Yo pienso que el gobernador electo Lifschitz va a aprovechar este nuevo escenario político”, dijo.

Parece que sí. O, al menos, ese puede interpretarse de las palabras del próximo gobernador provincial.

“Vamos a ponernos a disposición para colaborar desde Santa Fe, nuestra vocación es que al gobierno nacional le vaya bien, que le acierten con las medidas económicas, que podamos bajar la inflación, que podamos volver a tener un proceso virtuoso de inversión, de desarrollo y de crecimiento del empleo. Si eso ocurre a Santa Fe le va a ir muy bien”, sostuvo esta semana Lifschitz, reduciendo las decisiones de política económica a los avatares del azar.

Millones y razones

El ex intendente rosarino se vio bendecido por una lluvia mensual de 500 millones de pesos gracias a un fallo de la Corte Suprema de Justicia nacional que dio la razón a Santa Fe, Córdoba y San Luis en una demanda por la detracción de un 15 por ciento de la masa de impuestos coparticipación que el poder central retenía cada mes a los tres distritos subnacionales.

Además de ese imprevisto incremento del presupuesto provincial, Lifschitz debe negociar con Macri el pago de lo adeudado por ese concepto desde 2006: cerca de 30 mil millones de pesos. Tan contento lo puso la sorpresa que dijo que podía discutir con el gobierno central que ese pasivo se cancele en obras de infraestructura que Santa Fe requiere.

Hace un año, Lifschitz consideraba a Macri como “un Menem rubio y de ojos azules” y creía que “el macrismo es una versión remozada del neoliberalismo de los 90” (ver aparte). La Revolución de la Alegría y la necesidad de gestionar producen milagros en los corazones.

Entonces, el Miguel socialista disputaba con el Miguel cómico y macrista (Del Sel) la gobernación santafesina. Ahora, además de gestionar, Lifschitz debe contener a la tropa radical y mantener un buen vínculo con la Casa Rosada es un modo de conseguirlo.

Si de un modo medido el futuro gobernador dijo poseer “expectativas” sobre la gestión del PRO, a la intendenta Mónica Fein le despertó algo más la llegada del ex gerente general de Socma a la Casa Rosada. “Soy optimista, porque creo que es necesario comenzar una etapa en la que a aquellos que ganaron las elecciones les demos un voto de confianza y tratar de colaborar en todo lo posible. Intentemos que le vaya muy bien”, dijo.

El gobernador Antonio Bonfatti –que ya juró como diputado electo– sumó su voz al coro del contenido entusiasmo: “Tenemos muchas expectativas ante el cambio de gobierno nacional porque los argentinos querían un cambio, al margen de a qué candidato estaban votando. Todos querían dialogar y bajar la crispación”.

Y aclaró que no firmará un cheque en blanco: “Nosotros vamos a apoyar todo lo que aporte al bien de la Nación y marcaremos nuestra disidencia en las políticas que no coincidamos, desde un punto de vista constructivo”.

De cara al balotaje que Macri le ganó a Daniel Scioli, el PS anunció que sus dirigentes votarían en blanco. Eso ya pasó. Y, como todos aprendimos, “el momento es ahora, es hoy”.

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