Foto: Franco Trovato Fuoco.
Foto: Franco Trovato Fuoco.

La dependencia como marco ideológico se expresa en diversos planos, el más analizado de los cuales es el internacional. La dependencia interna, entre estados provinciales y poder central, no es tan visitado. Una tercera faceta es la dependencia cultural, que no tiene fronteras. La semana que culmina, con la visita de Mauricio Macri a los claustros académicos locales, brindó una postal inestimable.

La llegada del jefe de Estado para inaugurar el ciclo lectivo en la sede de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) fue el epílogo de un rosario de provocaciones, la primera de las cuales corresponde asignar al decano de esa casa de estudios, Marcelo Vedrovnik, quien fue quien cursó la invitación al mandatario.

El académico podrá alegar cualquier argumento para justificar por qué decidió invitar al mandatario, pero jamás podrá sacarse de encima el sayo de que su elección recayó sobre el primer presidente de la historia que asumió procesado por la Justicia.

Vedrovnik, en su breve alocución frente al auditorio de unas doscientas personas, mostró que forma parte del esquema político que desde el radicalismo le da sostén y andamiaje diverso al escuálido armado del PRO, carente de cuadros surgidos de la universidad pública, y con presencia insignificante en la extensión territorial provincial. “Estamos agradecidos por la presencia del presidente de la Nación que otorga mayor institucionalidad a una universidad tan joven como la nuestra”. ¿Mayor institucionalidad que cuándo? Un misterio sin develar.

Nada de eso impidió que la inauguración del ciclo lectivo universitario fuera un mal trago para Macri y que todas las loas en su honor fueran hechas en medio de una multitudinaria manifestación en su contra cuyas ruidosas expresiones se escucharon con creces en el Aula Magna de Derecho.

Entre los diversos eslabones de la cadena de provocaciones mencionada, el rector Héctor Floriani fue uno de los protagonistas. “En la historia de la UNR no hubo experiencias como ésta. La presencia del presidente es una iniciativa innovadora en la que vemos una actitud suya de relevar a la institución”, se despachó.

Floriani arribó al rectorado de la mano de socialistas y radicales, entre otras fuerzas “progresistas”, y sus elogios a Macri omiten o enmascaran el ostensible desprecio del líder de Cambiemos por la educación pública, puesto de manifiesto en sus acérrimas críticas a la construcción de universidades durante el período kirchnerista o en la morosidad a la hora de convocar a paritarias a los docentes universitarios, uno de los principales reclamos que debió enfrentar en Rosario, en boca de Coad.

Se podrá decir que el protocolo justifica la presencia del gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz y la intendenta de Rosario Mónica Fein, pero son las concesiones que ambos mandatarios socialistas le otorgan al gobierno central en términos discursivos y de gestión las que consolidan la idea de un andamiaje transversal que da soporte al macrismo en el ejercicio del poder.

Palabras amarillas

Foto: Andrés Macera.
Foto: Andrés Macera.

Como agradeciendo a ese entramado pluralista pero en lo sustancial hegemónico, en cuanto a su matriz neoliberal, Macri hizo uso de la palabra apoyándose en los dichos de Floriani. “El rector dio en la tecla: en esta etapa nueva que comienza en la Argentina, el eje que soñamos pasa por la educación”. No aclaró qué tipo de educación forma parte de su universo onírico, pero sí volvió a la carga con la “pesada herencia” presuntamente recibida: “Esta es la revolución más importante a encarar, reconociendo un frágil punto de partida. Este sueño que se generó a partir de la universidad pública se ha diluido. Sólo uno de cada diez chicos termina siendo universitario. Uno cada cien en los hogares más humildes. La frase «Mi hijo el doctor» ha quedado tremendamente dañada”.

“Hay un enorme desafío cuando vemos que la mitad de los chicos terminan el colegio”, sostuvo el ingeniero graduado en una universidad privada. Y tal vez esté pensando en hacer frente a ese desafío logrando que sean aún menos quienes culminan su paso por las aulas.

Así, con esa ambigüedad que lo caracteriza, el día de mañana puede llegar a arancelar las universidades, en pos de recuperar un sueño “diluido”, o disponer trabas que permitan dar un carácter elitista a la formación universitaria, con excusas como la eficiencia, la productividad y otra joyas del discurso neoliberal.

Una pista de ello puede inferirse al desbrozar el párrafo siguiente: “Venimos de años en los que creímos que la solución es negar el problema. No, hay que comprenderlos para enfrentarlos (sic). Hay que tener un instituto de evaluación independiente, que publique la verdad para que toda la comunidad sepa en qué estamos fallando y a partir de ahí corregir. Y ahí también recuperando el rol del docente”. Cuando la comunidad educativa universitaria procese esto del “instituto de evaluación independiente”, es probable que muchos de los cuadros académicos de real prestigio que tiene la UNR sufran un colapso nervioso.

En torno de la educación superior, Macri mostró buenas dotes como payador y guitarrero. Pero además, exhibió su sesgo empresarial y su rencor contra el rol del Estado como garante de los sectores más vulnerables: “La universidad tiene que ser parte de ese gran puente que tenemos que construir todos juntos. Tiene que ser un puente entre el conocimiento y la empresa, entre el conocimiento y el trabajo. Que tiene que tener aplicación porque eso significa empleo. Pobreza cero no es más planes, significa generar trabajo para todos los argentinos. Necesitamos que ese conocimiento se aplique”. Y lo está aplicando, sólo que no se entiende que sea a través de una inédita escalada de despidos en los ámbitos público y privado.

Para finalizar, y a modo de crítica a la estruendosa movilización en su contra, pontificó: “La Argentina no sale adelante si seguimos empeñados en discusiones. Argentina necesita sanar esas heridas y darle la oportunidad al otro. En la diversidad aparecen ideas superadoras y no en la uniformidad”.

El afuera tan temido

Foto: Franco Trovato Fuoco.
Foto: Franco Trovato Fuoco.

Macri a esa altura parecía estar más apurado por ir al almuerzo que lo esperaba en la Bolsa de Comercio que por compartir el espíritu académico de un inicio de ciclo lectivo.

Es que afuera de la Facultad de Derecho lo esperaba una multitudinaria manifestación en su contra, apenas contenida por un regimiento de policías aportados por el gobierno socialista y efectivos de Gendarmería dispuestos para aislar a las organizaciones movilizadas.

Un cerco que como dato anecdótico cabe citar que para instalarlo fue necesario que el gobierno de Lifschitz mandara a comprar un número no determinado de vallas de metal, separaba a los miles de manifestantes del edificio donde se llevó adelante la ceremonia. De todas maneras, el vallado no evitó que las organizaciones opositoras al gobierno de Macri manifestaran su repudio.

Los pocos simpatizantes del mandatario lanzaron algunos insultos y alaridos histéricos contra la masiva presencia de las organizaciones, entre las que se encontraban Coad, el gremio de los docentes universitarios; referentes sindicales de la CGT enrolados en el Movimiento Sindical Rosarino; La Bancaria y sindicatos que integran la CTA; el Frente para la Victoria, la Federación de Tierra y Vivienda, el Movimiento Evita, La Cámpora, la agrupación Hijos Rosario, Nuevo Encuentro, la Juventud Universitaria Peronista (JUP), el Frente Estudiantil Santiago Pampillón-El Grito, la Juventud del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) en el Frente de Izquierda, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y el Frente de Organizaciones de Base (FOB).

Macri nunca pudo caminar más que unos pasos, los pocos que lo condujeron al automóvil oficial que lo trasladó hasta la Bolsa de Comercio, y ése es un elemento clave a la hora de interpretar el inequívoco gesto de fastidio que lo acompañó durante toda su visita a la ciudad.

La voz de la doble moral

Entre los personajes que se destacaron por manifestar su beneplácito por la venida del presidente a Rosario, el diputado nacional y ex rector de la Universidad Nacional del Litoral Mario Barletta mostró hasta qué punto la alianza entre la Unión Cívica Radical (UCR) y Cambiemos, que alentó desde un comienzo, se mantiene sólida, al expresar que “las manifestaciones son parte de la democracia, lo que importa es la legitimidad”. Luego agregó: “Para mí es un orgullo que un presidente venga a un acto académico de la Universidad”.

Barletta tiene en su contra dos procesos penales por administración fraudulenta de fondos durante su paso por los claustros de la universidad con sede en la capital provincial.

Fuente: El Eslabón.

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