Foto: mudanzas montero.
Foto: mudanzas montero.

Yo no sé, no. En San Juan entre Pueyrredón y Santiago, donde vivía la tía de Pedro, había una gran empresa de mudanza. Pedro cree que se llamaba La vascongada, y se acuerda siempre de unos camiones enormes que decían “Mudanza y traslados” y que podían transportar una casa entera.

En ese tiempo, el traslado de los arcos de la canchita de Iriondo al 3900 no fue traumático. Directamente se dio vuelta la cancha, que antes era de norte a sur y empezó a correr de este a oeste. Lo que fue traumático fue que ya no había lugar para los parquecitos, esos que venían por un tiempo, como el Polo Park, y que siempre traían alguna novedad.

En nuestro equipos ya aparecían tipos en el mediocampo que trasladaban muy bien la pelota, tanto en el del barrio como en los de Primera. Uno piensa en aquellos que la trasladaban en cualquier tipo de terreno, como el Pato Colman, que –capaz que por su sobrenombre– la trasladaba bien hasta en la lluvia; o el mismo Zanabria.

En la política, las grandes mayorías estaban atentas a cómo se trasladaba el Pocho por esos agitados días de principios de los 70, y hacía allí se movían, como en algún momento fue de Puerta de Hierro a Gaspar Campos. Y acá también se hacía política. Alrededor de la Facultad de Filosofía, por ejemplo, que estaba en la calle Entre Ríos; o en el Odeón, el bar de Mitre y Santa Fe. Pero en algún momento se trasladaron las facultades y ya no fue lo mismo. Después vinieron algunos años bravos y la palabra «traslado», cuentan los que estuvieron adentro, era pesada, jodida. Después de escucharla, parecía que ya nadie te iba a ver nunca más.

Hoy, Pedro me dice mirando una noticia sobre el asunto este del boleto del bondi: ¡Cuánto cuesta el traslado diario! Y me dice: ¿Viste?, ese es el costo de lo que venimos peleando. Pero lo que hay que fijarse es en el costo del traslado de las políticas públicas de inclusión a las de ajuste. Ese es el verdadero costo del traslado que hay que empezar a ver cuánto nos cuesta. En los laboratorios del Conicet, de acá nomás, un servicio que pagaban, 90 ahora tienen que pagarlo 390. Y encima pidieron 700 de subsidio y les mandaron 100. Es una barbaridad ese traslado que estamos sufriendo y que nos va a llevar a que por un tiempo largo suframos las consecuencia. Y bueno, mientras el traslado de la alegría esté en los bancos y en EEUU, con Prat Gay festejando porque va (y vamos) a garpar una fortuna, por acá la alegría va a estar ausente. Parece que vamos a tener que prepararnos todos para una gran mudanza, subirnos a un gran camión y trasladarnos a un lugar seguro en el que el ajuste no nos llegue, o por lo menos no nos pegue tan jodido como se lo propusieron. Ojalá –dice Pedro– que el traslado no nos pegue de lleno.

Más notas relacionadas
  • La universidad de la calle y la cancha

    Entre las miles de personas que defendieron las facultades públicas en las marchas o en re
  • Club de lecturas

    En el marco del Día del Libro, Argentino obsequió obras de Fontanarrosa a capitanes rivale
  • Los siete Locos

    El Marcelo Bielsa de Newell’s, Vélez, Athletic Bilbao, Leeds United, y las selecciones de
Más por Hilo Negro
  • ¡Vamo a hacer otra escalera!

    Cinco de la mañana arriba. Caliento el agua, guardo los sanguchitos, paso a buscar a las p
  • Lágrimas de león

    La masiva y federal marcha en defensa de la universidad pública hizo pisar el freno por pr
  • El testigo

    El calor parecía aumentar en el local, lleno de ansiosos, humo y voces. Le dije que por es
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Un rompecabezas incompleto

Para recomponer el actual modelo de representatividad faltan piezas clave. Empresarios, Ju