Foto: Andrés Macera
Foto: Andrés Macera

El artista callejero Marcelo Moyano presenta este sábado su disco A mí me gusta cantar, diez temas del folclore nacional interpretados por él mismo.

Marcelo Moyano se mueve por la peatonal Córdoba con naturalidad. La camina, ayudándose con un bastón y alguien que lo tome del brazo, y distingue: conversaciones ajenas que le producen risa, un camión de caudales, el lugar exacto donde se sienta cada día. “El cartel de la EPE”, explica a los que no miran como él. Una vez en su lugar, Marcelo saca una guitarra colorida y empieza afinar. Los peatones no tardan en reparar en su presencia y ya, con sólo mirar la hazaña, empiezan a soltar monedas y billetes de dos, cinco, diez pesos. Marcelo es artista callejero. Su trabajo es tocar la guitarra y cantar, de lunes a sábados en la peatonal Córdoba, durante ocho horas por día. Su repertorio recorre el folclore nacional y el artista sostiene que pasa cuatro horas sin repetir un tema. De esa lista de temas, Marcelo seleccionó diez canciones y grabó un disco. A mi me gusta cantar se presentó el pasado sábado en la Facultad Libre de Rosario (9 de julio 1122).

“Yo no compongo canciones. Las descompongo”. De esa manera Marcelo Moyano explica lo que hace. Él no escribe letras, sino que interpreta aquellas del folclore argentino que lo acompañan desde su niñez. El disco que presenta este sábado es la síntesis de ese camino musical que viene pateando a lo largo de su vida. “La idea está desde siempre. El disco siempre es el objetivo de alguien que empieza a cantar. Yo de a poco fui encontrando a las personas adecuadas, las herramientas humanas, para que esto salga”, señala el músico. A mí me gusta cantar tiene diez temas del repertorio nacional que también escucharse en las largas horas que pasa cantando en la peatonal Córdoba.

Marcelo aprendió a tocar la guitarra hace unos 25 años. La música, sin embargo, está en su vida “desde los tres, cuatro años”. “Nací escuchando música”, aclara. La guitarra llegó con un amigo. Le daba el instrumento, le enseñó a ubicar las manos y a medida que escuchaba un acorde, lo sacaba. Siempre a puro oído. Tocar y cantar fueron primero, un hobby. De a poco, se volvieron un trabajo. Ya hace unos trece años que Marcelo empezó a tocar en la peatonal. Cuenta que fue a ver qué onda, “a cantarle a algunas señoritas”, y cuando empezaron a caer las monedas decidió quedarse. “Nunca pensé en irme de la peatonal. Me gusta mucho. Siempre es lindo cantar en un escenario, pero también estoy conforme con lo que hago. Y si dentro de lo que se hace puedo trascender, mejor todavía”, cuenta.  “Al principio fue complicado. Algunas personas estaban molestas con que esté en la peatonal, pero ya está”, repasa. Marcelo dice que varios comerciantes llamaron a la Guardia Urbana Municipal para sacarlo. “Y venía la GUM, y atrás, un malón a defenderme”, recuerda.  

Lo mejor de su lugar de trabajo, según el músico, es la relación con la gente. “El encuentro fue creciendo –dice–, se va armando un vínculo, generando relaciones y también muchas amistades. Con muchos hay un trato diario, con otros no. Pero te van conociendo. Yo me doy cuenta cuando voy a un bar, un boliche, una peña, el público se te acerca”. Marcelo destaca: los que pasan todos los días, siempre saludan y alientan, que le de para adelante. También tira un dato. Uno de los temas preferidos del público recurrente es Luna Cautiva.  

Marcelo Moyano nació en la zona sudoeste de Rosario. El músico nació ciego y tiene un problema motriz. Marcelo tiene once hermanos de los cuales dos más también son discapacitados. “El contexto social y el familiar ayudan. El núcleo familiar es importante para las personas con discapacidades motrices o sensitivas. En mi caso, no hubo ningún tipo de restricción y eso me impulsó a seguir”, reconoce. Marcelo sabe que él es un ícono de la peatonal Córdoba. Y también sabe que muchas personas no lo conocen por su nombre sino por su discapacidad. Sin embargo, él no pone su condición de discapacitado (que él elige denominar como “diversidad funcional”) por sobre su condición de artista. “Es ser manipulador. No estaría siendo un verdadero artista”, aclara. Y luego cuenta: él es Marcelo Moyano, tiene 44 años, canta canciones, toca la guitarra, es ciego, es hincha de Rosario Central, tiene muchos amigos, milita por la inclusión. “La diversidad funcional es una característica más”, considera. Marcelo dice que siempre lo tuvo en claro: “¿Y la gente? Bueno, a nivel artístico se comporta muy bien conmigo. El inconveniente es que también puedo estar más de veinte minutos esperando para que alguien me ofrezca ayuda para cruzar la calle”.

Más notas relacionadas
Más por Laura Hintze
  • Cholo bandoneón

    Rodolfo Montironi, leyenda viva del tango, repasa sus más de 80 años con el fuelle y asegu
  • Electropop resonante

    Lalalas publicó un puñado de canciones bajo el título de Ecos. Una nueva etapa en la banda
  • El sur ardiendo

    Hoy y el próximo sábado a las 20:30 se presentará en el Cine Público El Cairo (Santa Fe 11
Más en Cultura

Dejá un comentario

Sugerencia

Fuga en la Bolsa

El gobernador Pullaro pidió bajar retenciones al agro; recursos nacionales para infraestru