Foto: Franco Trovato Fuoco.
Foto: Franco Trovato Fuoco.

Con herramientas de la Filosofía y de la Historia, Juan José Giani –docente universitario, ex concejal, ex funcionario de Cultura y con décadas de militante– busca respuesta a problemas de orden político: ¿cuánto va a durar el macrismo?, ¿cómo hacer para volver? Lo hace tensando la reivindicación de los logros del kirchnerismo y con una autocrítica –que ya fue crítica en textos de los últimos años– pero que no se codea con el “renunciamiento ideológico”. Esa preocupación lo ha llevado a presentar el libro De la K a la M. Las filosofías de dos modelos.

El nuevo trabajo de Giani aparece sin que mediara demasiado tiempo de su título anterior, Arturo Jauretche, profeta de la nación, tal vez, porque la coyuntura lo impulsó a dar cuenta –como él dice– de “cierto malestar propio de un cambio de ciclo con un gobierno que busca constituir su fortaleza a partir de denostar la experiencia del kirchnerismo”.
Eso, destaca el autor, ha generado dos reacciones: “Un conjunto de dirigentes que con relativa intensidad habían participado de esa experiencia ahora adjuran de ella, por conveniencia o porque nunca la creyeron del todo, lo que es vergonzante. Y frente a una agresión simbólica tan fuerte, otra reacción es atrincherarse en la propia identidad y generar mecanismos de autodefensa tratando de contestar sin más todo aquello que el macrismo le endilga al kirchnerismo como defecto”.

Si bien considera que “ni un mecanismo ni el otro son la mejor manera de enfrentar la nueva coyuntura”, aclara: “Soy mucho más crítico de la primera, que me genera repudio y, por tanto, el libro en buena medida intenta recordar aquellos logros que hoy muchos están desmereciendo”. De todos modos, afirma que para “construir una oposición fuerte y volver a ser alternativa de gobierno, no hay que abroquelarse en la mera defensa sino también construir mecanismos de reflexión sobre las razones de la derrota electoral”. Ese camino “poco transitado” es el que intenta explorar.

Autocrítica

Tras un prólogo de prosa vigorosa, De la K a la M se divide en dos partes. En la primera, Giani asume posturas conceptuales –donde las ideas del francés Paul Ricoeur se recrean en un pensamiento latinoamericano– respecto de la filosofía y de la historia, que luego permean cada uno de los textos de la segunda parte, a los que llama “crónicas” y que abordan cuestiones de coyuntura de los últimos dos años a la fecha.

—En las crónicas se observan críticas que ya ibas haciendo.
—Es fácil opinar con el diario del lunes y este libro no es el diario del lunes. Hay episodios que fueron claves en los últimos dos años de Cristina y que, al ver el efecto electoral posterior, toman fuerza. Intento señalar situaciones que uno advertía que no estaban siendo solucionadas de la mejor forma. Me interesa analizar que, cuando el ciclo político es muy exitoso, tiende a considerarse autosuficiente. Creo que eso le pasó al kichnerismo. Cuando después de ocho años un ciclo político va a una elección y gana por el 54 por ciento la inclinación, no diría natural pero muy entendible, es a considerar qué sentido tiene prestarle demasiada atención a las observaciones que se le hacen. Me parece que un tema para pensar a futuro es la manera en que se resuelve la fortaleza de un liderazgo, de un proyecto político y la tendencia a ser inmune a los señalamientos de lo que no se está haciendo correctamente.
Por eso, el libro intenta mostrar cómo esos temas se fueron desplegando a lo largo de los últimos dos años. Por supuesto, en ese contexto se tomaron decisiones y el kirchnerismo se caracterizó por rebeldías culturales e ideológicas que hay que reivindicar. Estamos en un momento en que parte de la dirigencia del peronismo tiende a pensar al kirchnerismo como una especie de anomalía. Algunos dicen “hagamos la autocrítica” pero para enterrarlo. Entonces, intento decir que cualquier autocrítica tiene que ser sobre un piso ideológico.

—En el libro resulta inspirador mostrar a Jauretche debatiendo con Perón en el exilio o Cooke tratando de ir más allá de los logros del peronismo, ¿puede surgir eso de debatir con Cristina, pero pensando en algo superador?
—Jauretche y Cooke son como los dos grandes pensadores del peronismo y discuten con Perón todo el tiempo. Son muy leales, pero críticos a la vez. Hay un debate interesante, porque Cooke y Jauretche pensaban diferente sobre qué hay que hacer, pero no tenían una relación traumática, se respetaban mucho. Era una discusión fraterna y creo que es muy valioso recuperar ese modelo de debate político. No es un detalle menor, muestra cómo es la forma de la conducción política y que hay cosas que hay que pensar de nuevo, mejor. A eso apunto.

—Además de la autocrítica y de cómo volver, en el libro se plantea “cuánto va a durar” esto.
—Me parece que hacía falta un tipo de intervención para preguntar eso, porque los primeros intentos por explicar el macrismo fueron simplistas, diciendo que es como otra cosa que pasó antes: el 55, el 76, los 90.

—Planteás que tiene elementos de otras épocas, pero que no es un “retorno a”.
—Exactamente. El desafío con el macrismo es pensar en eso que no “se parece a”. Es comprensible la actitud del militante de decir “me hace acordar a tal cosa”, porque uno siempre intenta tener una respuesta rápida; pero también hay que leer lo otro, ver qué tiene de diferente y pensar que nos exige un desafío de comprensión mayor.
Además, no sabemos cuánto va a durar. Lo que sí podemos saber es que lo que ya pasó es fuerte y es algo que nunca había ocurrido. Hay que analizar por qué pasó en la virtud de ellos, y también en los defectos y en las virtudes nuestras, porque una de las cosas que diferencia al macrismo de cualquier otra experiencia es que vino después del kirchnerismo y eso tiene varias implicancias. Una es que, contra lo que ellos dicen, la herencia económico-social que tienen es próspera y eso les da margen de acción.
Macri no es De la Rúa; porque éste, más allá de su mal gobierno, llegó con limitaciones macroeconómicas y sociales muy altas. Macri no las tiene, pero no puede hacer cualquier cosa, porque puede chocar la calesita. Que el kirchnerismo le haya dejado un país en buen estado, no quiere decir que no tenga problemas.
¿Por qué el macrismo no es Menem? Porque la sociedad que recibe ha venido acumulando derechos, a diferencia de la del 89, que estaba destruida por la inflación y el desempleo. Entonces, ellos no pueden hacer cualquier cosa.

Filosofía e Historia

—Gratificante tu posición sobre el lugar de la Filosofía, no como punto de llegada sino de partida. Hablás de “filosofía instrumental”, lo que conecta con la tradición de los intelectuales del campo nacional y popular.
—El libro tiene una dimensión que interesa menos, pero que tiene que ver con mi disciplina, con una determinada forma de pensar la relación entre vida intelectual y vida política, o entre filosofía y acción. Mi intención es rescatar un tipo de filosofía, historizada, contextualizada. Los artículos trabajan con una lógica que es apelar a alguna referencia filosófica para entender un hecho muy coyuntural: por ejemplo, agarrar a Maquiavelo para hablar de José López. Buscar filosofía donde parece no haberla.

—La filosofía como herramienta para la práctica política.
—Esa es la idea.

—También lo planteás para la historia. Decís: “No hay política sin interpretación de la historia”.
—Claro, el libro trabaja sobre cómo pensar la historia. Ahí, uso la palabra acontecimiento, que es muy de la jerga filosófica. En Filosofía hay quienes dicen que la historia está organizada racionalmente y lo que pasa, de alguna manera, estaba anticipado; y otros entienden que en la historia ocurren cosas en un punto absolutamente inesperadas. Por cierto, las cosas que ocurren remiten a una trama histórica. Macri no nació de un repollo, se explica en base a una serie de acontecimientos anteriores. Ahora, esos acontecimientos tiene algo que en un punto no se puede explicar por cosas que ya ocurrieron. Por eso, en el libro me pregunto: “¿Cuánto va a durar el macrismo?”.
Una de las cosas que me interesa del macrismo es cómo construye su propia historia, que no la tiene. Fue muy llamativo cuando tuvieron que hacer billetes y pusieron animales. Por una parte, lo hicieron para decir “no queremos más conflictos, basta de Sarmiento y Rosas”; pero además es porque no saben a quién poner o, en todo caso, si saben no se animan.
Eso significa que va (el ministro de Educación, Esteban) Bullrich, habla de la Conquista del Desierto y sale todo el mundo a putearlo, porque una de las cosas que han pasado en los últimos años es la recuperación del rol en la historia de los pueblos originarios y hoy la figura de Roca es más despreciada. Entonces, Bullrich no puede sostener esa afirmación y se tiene que desdecir.

—Si, como decís “no hay una política sin interpretación de la historia”, si no pueden establecer un hilo conductor…
—… están en problemas. Por ejemplo, Macri tuvo que ir a hablar al acto de Yrigoyen y dijo pavadas, le quiso responder a Cristina. Ella fue muy inteligente, lo primereó con Moreau y dio una visión de Yrigoyen a la peronista kirchnerista, digamos. Entonces Macri armó un acto patético, donde van De la Rúa, el Coti Nosiglia y ¿qué va a decir? Solo cosas que no son ciertas. Ese movimiento es interesante, porque el tipo tiene que reivindicar a Yrigoyen, pero construye una imagen totalmente falsa.
En un artículo del libro sostengo que el pensamiento profundo de Cambiemos es el de “La Nación”. Ahora, ellos no pueden hacer política pensando como ese diario, porque el país no es gobernable, su propio frente no se podría sostener. Son cosas que me interesan seguir para pensar cómo se puede sostener ese proyecto en el tiempo.

—A propósito de los actos de Yrigoyen. En final de la campaña electoral circuló una foto de Macri y su equipo. Solo él mira la cámara, los demás están viendo un televisor donde habla Cristina. No se la pueden sacar de su cabeza…
—No. Creo que este gobierno tiene un enorme poder y es una paradoja, porque tiene minoría en las cámaras, no tiene inserción en el movimiento social, ni en el sindicalismo, ni en movimientos sociales ni estudiantiles; pero cuenta con el apoyo de todos los sectores del poder: los Estados Unidos, la Sociedad Rural, las asociaciones empresarias, los organismos de crédito. Entonces, ¿hasta qué punto van a sostener a Macri? Creo que, mientras esté Cristina como alternativa, ese apoyo se va a mantener, porque la única figura política que les preocupa es ella. Después, discutamos qué Cristina tiene que hacer para volver a ser una alternativa de poder, que hoy no es, pero son temas diferentes. Es una figura riesgosa para Macri, porque es la única que puede construir una referencia opositora, por lo menos, de cara a las próximas elecciones.

Fuente: El Eslabón

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