El presidente comunal de Aaron Castellanos, Walter Ramanzín, lo había advertido el lunes. Finalmente la desbordada laguna Picasa cubrió la ruta y el nivel sigue en aumento, mientras llega más agua desde Córdoba y Buenos Aires.
«La ruta nacional 7 en La Picasa ya es zona de desastre», fue la descripción que realizó este jueves el periodista de la ciudad de Rufino, Hugo Basso, director de La Tribuna del Sur. Celular en mano y con los pies sobre la inundada carpeta asfáltica, el cronista registró un video que muestra el desolador panorama mientras se escucha su chapoteo sobre las aguas.
«En algunos sectores de la ruta que atraviesa La Picasa, hay 5 centímetros de agua sobre la calzada y bagres y mojarritas navegan sobre el asfalto sumergido», añadió Basso en su artículo, publicado este jueves.
«Algunos pescadores tiran el anzuelo desde los guardrails, mientras en los campos cercanos se acelera la cosecha temiendo que el agua siga subiendo y ya no pueda recolectarse la soja. Algunas tolvas descargan el grano en camiones sobre la ruta, porque las entradas a los campos ya son imposibles de transitar con la carga», continúa el relato del periodista en La Tribuna.
El portal de noticias rufinense indica que «la profecía lamentablemente se cumplió, y la laguna terminó cubriendo la ruta». Es que la nota que le tocó escribir este jueves a Basso, se redacta tres días después de la entrevista que ese mismo medio realizara con el presidente comunal de Aaron Castellanos, Walter Ramanzín –y que también fue replicada en Redacción Rosario–, quien había advertido que las imágenes que se vieron el pasado lunes eran las últimas de la ruta 7 sin agua.
Con el agua sobre la carpeta asfaltica, el director de La Tribuna del Sur reconoce que «aún se desconoce si Vialidad Nacional elaboró algún informe, sobre la cantidad de tiempo que la ruta y su terraplén pueden resistir el agua sin deteriorarse gravemente». Y concluye: «El temor, por supuesto, es que si la ruta permanece mucho tiempo sumergida sea irrecuperable. Y volvamos a la situación de principios de siglo, con la ruta demolida por el agua y esperando su reconstrucción».
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