El Parlamento francés convirtió en ley los superpoderes que había pedido el presidente Emmanuel Macron para poder sacar por decreto su nueva reforma laboral, una medida que ya desató la furia de los sindicatos galos.
El Senado dio el visto bueno este miércoles al proyecto de ley, que fue aprobado por 225 votos a favor y 109 en contra, y representa un vía libre para decretar la profundización de la norma que aprobó el año pasado como ministro de Economía del socialista François Hollande.
Esa ley debilitó varios derechos, se enfrentó a los sindicatos, a multitudinarias marchas en las calles de las principales de todo el país y hasta provocó una ruptura dentro del entonces oficialismo socialista.
Amparado por su arrasadora victoria electoral de este año, Macron ahora impulsa una nueva reforma laboral que profundizará la flexibilización impuesta el año pasado.
Sin eufemismos, el mandatario aseguró que la nueva ley de trabajo permitirá a las empresas flexibilizar los procedimientos de contratación y despidos, pero argumentó, como es costumbre en los dirigentes y economistas neoliberales, que la norma servirá para poder “generar nuevos empleos”.
La nueva normativa pretende poner fin de manera definitiva a la negociación sectorial y los convenios colectivos, y poner límites fijos a las indemnizaciones por despido, algo que el año pasado no pudo ser aprobado, debido a las idas y vueltas del gobierno y al estallido social que generó el debate.