“Todo lo que hacemos salta a la vista”, dice Sergio a el eslabón desde la sombra de la plaza San Martín. El hombre también está en medio de una protesta que tiene la forma de eso: todo lo que hacen. Mientras Sergio habla, un grupo de pibitas da una muestra de boxeo y se empieza a armar una feria popular sobre los tablones que Sergio construye con diez pibes más de barrio Saladillo. El hombre, docente, militante, es parte de Casa Pueblo, una de las dos Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario (Caacs) que funcionan en Rosario y que, tras el recorte anunciado por el gobierno nacional, corre el riesgo de cerrar.
Los centros de día que se enmarcan en este programa, y dependen de la Sedronar, reciben y acompañan a casi 50 mil jóvenes en barrios populares de todo el país que sufren la problemática de consumo. A eso se le suma que hay unas 250 mil personas vinculadas a los acompañamientos familiares. Son espacios abiertos, integrales, con un fuerte anclaje territorial y trabajo en red. En la ciudad de Rosario funcionan dos: uno en Saladillo –Casa Pueblo– y otro en Luis Agote –Casa Puente–. En todo el país, funcionan 136. Sin embargo, del relevamiento de Barrios Populares surgió que hay 4100 barrios populares que no necesitan un recorte, sino que necesitan 200 Caacs más.
“Para 2018 hay asignado un fondo que no cubre ni siquiera las Casas que están en funcionamiento actualmente”, señalaron las organizaciones en un comunicado. El recorte podría tener consecuencias directas: el cierre de más de uno de los 136 Caacs que funcionan en todo el país.
El martes pasado, esas 136 casas salieron a la calle. Fue una jornada nacional en la que se mostró lo que se hace. La Plaza San Martín estuvo de 10 a 16 copada por una muestra de talleres, música, radio abierta, feria popular. Y por esos pibes que van a los centros de días o a los espacios comunitarios que funcionan en conjunto con estas Casas.
“Estamos haciendo esta protesta porque se recortan los presupuestos. Nosotros trabajamos con población vulnerable. Yo soy carpintero y doy una capacitación de carpintería con chicos de 18 a 30 años en el barrio Saladillo. Este gobierno no sólo le recorta el presupuesto a los jubilados, a nosotros también”, dijo Sergio. A su taller van unos diez pibes y lo que hacen está a la vista: tablones y caballetes relucientes. También, cuenta el docente, están trabajando en hacer cuchetas. Lo que hacen en los talleres se lo lleva cada uno a su casa, o se vende y reparte en partes iguales. Sergio resume el trabajo con facilidad: “Los chicos están contenidos”.
Facundo Peralta forma parte de la organización popular Causa, que está a cargo de Casa Puente (Casa Pueblo depende del Movimiento Evita). “Salimos a la calle con los pibes y las pibas que hacen nuestros talleres para manifestarnos. El recorte implicaría que muchas de estas casas, incluidas las nuestras, cierren”. De Casa Puente también dependen talleres de carpintería, deportivos, artísticos; talleres que no sólo funcionan en el espacio de barrio Agote, sino en todos los barrios de Rosario. Peralta suma al resumen de Sergio: “Los espacios de todos los barrios no sólo están contenidos, sino también conectados”.