Se presentó en Rosario el nuevo ejemplar de la colección Antiprincesas, que retrata la vida de Susy Shock, escritora, música y referente de la lucha por la diversidad sexual, quien sentenció: «La mejor ley del mundo es la Ley de Identidad de Género».

La editorial autogestiva Chirimbote presentó este martes en Rosario Susy Shock para chicxs, el último libro de la colección Antiprincesas, que se suma a las biografías infantiles de Frida Kahlo, Violeta Parra, Juana Azurduy, Clarice Lispector, Gilda, Alfonsina Storni, Evita y Antiprincesas de Plaza de Mayo.

Con textos de la escritora y periodista Nadia Fink, e ilustraciones de Emiliano Pitu Saá, el libro invita a «recorrer un camino donde los abrazos son la mejor compañía» de la mano de «nuestra querida Tía Trava, que nos habla de todas las posibilidades de ser y soñar».

Fink, una de las responsables de la editorial Chirimbote, destacó que la colección «está pensada para la infancia» y que «pensar la infancia de una persona trans, o trava, es todo un desafío». En ese sentido, señaló: «No es casual que hayamos pensado en Susy porque ella reivindica su infancia, llena de abrazos».

La autora también resaltó el hecho de que por primera vez la protagonista está «viva, presente», y que eso también favoreció el laburo del ilustrador. «El Pitu estaba muy feliz de poder trabajar con un modelo vivo, y no tener que andar buscando imágenes en libros o internet. Así que mientras nosotras charlábamos y charlábamos, él observaba y creaba». Antes de cerrar su exponencia para dar paso a Susy, Nadia despertó la primera ovación del público que abarrotó las instalaciones del D7 al confesar que después de la presentación se quedarían en Rosario y «mañana nos subiremos a alguno de los 35 micros para viajar rumbo al Congreso a hacer historia y que eso que debería ser un derecho (el aborto legal, gratuito y seguro) se transforme en ley».

Esta noche no tengo miedo

Con una gran cuota de humor, Susy Shock se robó rápidamente el protagonismo de la presentación. «Estoy conmovida, no tanto por la gente, porque vivo leyendo y cantando en público, pero sí por la niñez, por las crianzas, como me gusta decir a mí. ¿Cómo hago para hablar adelante de niños y niñas sin que se me escapen algunas palabrotas?», confesó de entrada, y remató, provocando un río de carcajadas: «Ojo que tampoco pretendo ser la Panam travesti».

«Si hay personas que no mienten ni se comen ninguna, son justamente les niñes, pero cuidado que esto abre cabezas: después de abrazar a una tía trava, ya nada vuelve a ser igual», dijo Shock en otro pasaje de su alocución con un histrionismo tremendo, y confió: «Soy muy fan de Antiprincesas, así que cuando Nadia me convocó me encantó la idea».

Tras hacer referencia al debate sobre la ley de despenalización del aborto, «es un día gigante de nuestra historia, de nuestro empoderamiento», y de resaltar que «la mejor ley del mundo fue la Ley de Identidad de Género», Susy reivindicó a «esta juventud, esta pendejada que se va despojando de lo binario y que nos propone que no hay lugar a dónde llegar. Ese ser nada, ni hombre, ni mujer, y a la vez ser todo». Y mostró al numeroso público presente un dibujo que una niña, Camila, le había regalado minutos antes de subir al escenario. «Esto es lo importante, estos abrazos que nos damos».

«Ojo que los abrazos no los ando desperdiciando por ahí», aclaró. «No es que voy a la puerta del episcopado o de la Casa Rosada a regalar abrazos  porque sí. No. Los abrazos se pregonan entre propios y propias, y son muy necesarios», afirmó.

«Hay que salir de lo binario. Hay aventuras que nos cercenamos, censuramos, invisibilizamos, por esa cosa cultural que sólo permite hablar de nene o nena y que no puede haber otra cosa que no sea ser heterosexual», cuestionó sobre el final de su presentación. «Hay que visibilizar la ceguera que mutila la niñez intersex», prosiguió, y fustigó: «Yo estoy con los putos, las travas, las tortas, las maricas, pero no con el LGBTI de Peter Robledo».

Para finalizar, y tras arengar que «esto es para las crianzas, los adultos que paguen las gaseosas que nos tomamos», cantó unas coplas, acompañada de su cajita, que aseguraban que «esta noche no tengo miedo», y cerró leyendo «Tareas» y «Jueguitos», dos textos que cuestionan, con su sobrino Uriel como excusa, la discriminación que ha sufrido esa Tía trava que en la tarde noche del martes repartió abrazos en Rosario.

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