Liliana Felipe es un animal político. La pianista, cantante y compositora nacida a mediados de los cincuenta en Las Varillas, al noreste de Córdoba, trae consigo una prolífica producción musical a lo largo de casi cuatro décadas, que incluye obras para teatro y cine. Y una militancia por los derechos humanos, la descolonización, y el derecho a la igualdad de género, raza y especie.
Felipe desciende por el ascensor y va hacia el hall de un hotel del centro rosarino. Con serenidad y predisposición busca lugar en uno de los sillones cercanos a los cristales que dan a la calle San Lorenzo. Allí estamos, el cronista y el fotógrafo de este periódico.
“Yo pasaba por aquí cuando vivía en Villa María”, dice Liliana sobre su vinculación con la ciudad. “En el andén, a mí y a mi hermana nos esperaba Roberto Fontanarrosa. Éramos amigas. Él estaba enamorado de mi hermana en una época. Y bueno, incluso cuando ella desapareció, él escribió algo muy bonito que está en Memoria sin tiempo, un espacio escultórico junto con los nombres de los desaparecidos de Villa María”, complementa con uno de los sucesos dramáticos que marcaron la vida argentina y familiar. “Luego conocí a Andrea Fiorino, nos queremos mucho, nos admiramos”, dice sobre la actriz.
Sincera, y de sólidas convicciones, Liliana Felipe trata de emparentar su trayectoria artística y la atmósfera que la rodeaba de chica . “No sé, trato de pensar en el adn. Siempre fui muy tranquila. Soy la cuarta hija. Y mis papás como que ya me dejaron libre. A mí nunca me revisaron la tarea ni los deberes. Yo los hacía, iba a la escuela, me iba bien. Nunca un problema. Me preguntaron qué querés estudiar. Quién sabe por qué, elegí el piano. Mis hermanos estudiaban guitarra, y mi hermana danza. Yo dije piano, y a los 6 años comencé. Siempre fui muy autosuficiente. Viajaba mucho. No cursaba el año completo, porque daba conciertos desde chica pero en la escuela me lo permitían, rendía antes”.
El piano la acompañó durante toda su formación en la Argentina hasta que los milicos asaltaron la Casa Rosada. “Tuve la fortuna de tener una profesora, Irene Timacheff. Luego estudié perfeccionamiento instrumental en la Universidad de Córdoba, y un día llegó el ejército y clausuró la escuela de artes y de ahí empecé el largo viaje por América Latina”.
“Pero nunca me dediqué al concierto porque lo abandoné cuando entré a la universidad”, Afirma Felipe sobre su formación con el instrumento, y su formación intelectual y política: “Me dediqué a investigar que era un instrumento clasista, de la pequeña burguesía, que yo tenía que hacer otra cosa, y bueno estábamos con Canto Popular. Íbamos a tocar a los sindicatos, la flauta traversa y la guitarra y no sé qué. Cuando llegué a México, después de un largo camino, me reencontré con el piano”.
La compositora había salido del país con un grupo de músicos, semanas antes del 24 de marzo. “Estábamos invitados a cantar en Lima-Perú, en el 76, en la Concha acústica, que estaba en remodelación y estaba todo demorando. Y llegó el 24 de marzo, y seguimos viaje. Mi hermana Ester se quedó, y el 10 de enero del 78, ella y su compañero fueron desaparecidos”, repasa Felipe, a duras penas, los hechos que fueron juzgados gracias a los juicios de lesa humanidad realizados en torno a la Megacausa de la Perla. “6 años después de que fueran secuestrados, estando en Europa, pude hablar por teléfono con una mujer que en ese momento estaba en España y que la había visto a Ester, y ya supimos que la habían matado una semana después de secuestrados”.
Feminismo, aborto y antiespecismo
Liliana Felipe llegó a la Argentina justo el día de la votación en el Senado de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Algunas amigas la quisieron proteger de la lluvia y el frío, y no subió al escenario que había montado la organizada marea verde que copó las calles aquel 8 de agosto. Ahora se lamenta. “¿Qué importaba el frío?”, se pregunta ante El Eslabón. “Me gustaría tener algo más concreto sobre el aborto, esta lucha de la cual se están embanderando las mujeres argentinas. Yo creo que esto viene junto al movimiento de Me Too (Yo también) de las gringas, que comienza en Hollywood y que se destapa lo del acoso. Con el Ni una Menos las mujeres argentinas comenzaron antes. Y han avanzado con el aborto, y las otras con el acoso. Y han marcado algo muy fuerte en el mundo en los últimos dos años. Es muy interesante lo que ha ocurrido en Hollywood en los ambientes donde se mueve mucho el éxito, es aterrador”, reflexiona la cantante y vuelve a la Argentina. “Aquí fue una vergüenza lo de la cámara del Senado, es transparentar el nivel de ignorancia que impera en esos espacios, (Abel) Albino es como de risa, es Torquemada, un inquisidor y tonto; pero siento que las mujeres han puesto el tema en el mundo, o sea, nos perdimos la oportunidad de pasar a la historia muy bien, pero en el mundo ya se instaló. No es una derrota, es una vergüenza de la cámara de senadores”.
Además de lo que considera discriminación de género, y racismo, hace más de ocho años, Liliana Felipe dejó de comer carne de animales y también derivados, como leche, huevos, miel, como una cuestión política y alimenticia. Emprende con el ejemplo y el testimonio, una campaña contra el especismo, “una palabra nueva para una injusticia muy vieja”, según remarca, y a la que entiende como “el más grande holocausto de la historia”. Una crítica que va al hueso del capitalismo, y del neoliberalismo, y que analiza como vecina del imperio norteamericano. “Si vos pensás un poco, por ejemplo Trump, ¿cómo hizo su dinero? Vendiendo carne. Él vendía bifes empaquetados marca Trump, se hace millonario con eso. Todo el tiempo la información que se lanza es sobre el uso y el abuso, y continuar enriqueciéndote con la vida de los otros. Con la vida de los animales en este caso. Bueno, yo pienso qué puedo aportar. Si vos querés continuar con una sociedad capitalista, neoliberal, patriarcal, machista, carnívora, cristiana, femicida, violenta, continúa comiendo carne, porque lo que estás haciendo es apoyar este proyecto”.
No hay muchas opciones para ella: “O dejas de participar de la explotación de los animales, incluido nosotros los humanos, o continuas la explotación de los animales, incluidos nosotros los humanos, y todos te van a decir que es muy difícil, que las proteínas. ¡Mentiras! No es verdad, en el mundo hay un 20 por ciento de personas que no consumimos animales y que cada día hacemos un esfuerzo más, por ejemplo -y señala sus zapatos-, estos son los únicos que tengo para frío y son de vaca, los usaré hasta que se me acaben y ya no compraré otro zapato de piel de vaca, ¿me explico?”.
Para La Felipe, el futuro llegó y el movimiento de mujeres tiene la posta. “Hay un grupacho de feministas jóvenes que son antiespecistas, y su lema es Ni oprimidas ni opresoras. Como dice Angela Davis, la luchadora negra gringa: El feminismo tiene que modificar la dieta, porque vos no podés ser una mujer que lucha contra los derechos poniendo tu pata en la cabeza de todas las otras hembras de otras especies”, sentencia, y continúa: “Yo siento que ustedes, como hombres, son los beneficiarios de este sistema, entonces, en algún momento se unirán, pero como son beneficiarios no se pueden dar cuenta de lo violenta de esta situación”.
También habla del narcotráfico, y alerta sobre el decreto de Macri que intentó empoderar a las fuerzas armadas militares en las calles para controlar la seguridad interior, como ocurrió en su país de residencia con el narcotráfico. “Es lo mismo que hizo (Felipe) Calderón en México, y ya tenemos 300 mil muertos. Es una directiva de los fabricantes de armas de Estados Unidos”.
México: “Lo que soñamos acá está”
Liliana Felipe lleva cuarenta años en los Estados Unidos Mexicanos. Se nacionalizó y se casó con su compañera, la artista Jesusa Rodríguez. “Creo que nunca he pensado en salirme de allí. Mis padres ya no viven. Y mis hermanos están bien en Villa María”.
Con respecto a la figura del recién electo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que asumirá su cargo en diciembre, la pianista cuenta que desde 2012 “estamos en la defensa de lo que han sido las dos elecciones que le fueron robadas a López Obrador, en 2006 y 2012. El aparato es el aparato, y se hizo fraude”, subraya. Como resistencia al primer boicot a la llegada de Amlo al mayor cargo del poder ejecutivo mexicano, nació uno de los himnos de lucha más representativos de Liliana, el tema Nos tienen miedo. “Esta vez lo dijo él, lo único que nos puede salvar es un voto masivo. Y 30 millones de personas votaron por Andrés, hubo una gran participación. Él decía que íbamos a ganar sin disparar un tiro y todos decíamos ¡está loco!, que eso no existe en México. No puede ser. Parecía ingenuo, pero fue así. En la ciudad de México quedó Claudia Sheinbaum, que es una de las mejores mujeres que conozco y que está rodeada de un gran equipo. Obviamente con participación de género en ambos gabinetes. Es como que lo que soñamos acá está. Y vamos a hacer”.
Para la nacida en la provincia de Córdoba, a los procesos que se venían desarrollando en Latinoamérica se les ha torcido el rumbo. “Es todo doloroso lo que está ocurriendo, es un saqueo y un endeudamiento desmedido. Siento que si vemos que se van a instalar las dos bases militares estadounidenses en Argentina, entonces sí me atrevo a pensar que es una imposición y que era por esto que vinieron”.
La música aquí y allá
Nos tienen Miedo es una de las referencias de la discografía de Liliana, pero no es la única: “Hay unos horribles -apunta en principio Felipe-. Otro podría ser Las Histéricas, que le sirvió mucho a las mujeres porque es como que nos burlamos de nosotras mismas, o del calificativo que nos puso Freud y todos ellos. Devolver la cachetaza, siento que funciona. Nos tienen miedo lo han usado para cualquier cosa, me he peleado, lo han hecho los anti Kirchner aquí, los anti Venezuela allá, y he tenido que escribir que yo no autorizo eso. Pero las canciones son cosas que salen y la gente tiene que hacer lo que desea con ellas, aunque en estos casos tuve que pedir porque estaban utilizando totalmente en contra de lo que para mí representaba el tema, entonces lo han quita__do de algunos lugares”.
Hace 20 años, la entrevistada tenía que componer todas las semanas porque gestionaba, junto con Jesusa, un teatro, El cabaret del fracaso, y posteriormente El Hábito. “Ahora, desde 2012, estoy recuperando un pedazo de tierra, entonces no tengo tanta necesidad de la composición. Tampoco tengo aquel apremio o ganas de grabar. Ahora siento que el disco está en desuso. Tocar en vivo está bueno, me gustaría tocar en vivo y avanzar en tocar sin amplificación. Yo soy una damnificada de los ingenieros, de este uso que se hace del sonido, me parece muy agresivo. Lo he padecido toda la vida y no me gusta”.
Felipe habla de todo, pero hay un tema que la tiene muy preocupada. Por eso vuelve al especismo, la discriminación por especie, como el sexismo con el sexo, y el racismo con la raza . “Entré al Museo de Historia de Buenos Aires, frente al parque Lezama, y están todos los héroes argentinos de la independencia, y todo lo que ves son las espadas y las espuelas con las que torturaban a los animales. En ese parque, hace 150 años, se vendían seres humanos. ¿Sabían eso? Y no fue hace mucho. Pero los argumentos son los mismos, porque ha sido siempre así, porque así nos gusta, porque así me enseñaron, porque así dice la iglesia, son los mismos argumentos que para la matanza de animales. ¿O no?”.
Fuente: El Eslabón