La domesticación de una araña asesina que se anuncia en un sueño, los conflictos existenciales de una puerta errante, un hombre empresario exitoso pierde su fortuna y se convierte en caminante que no se detiene nunca; la supervivencia después de una hecatombe social, una crisis, un ataque desconocido, o como lo define escuetamente el narrador, “la explosión de cambio”. En Cambiemos II, relato siguiente, un hombre se extrajo el hígado y no logra que en el hospital alguien se lo vuelva a poner, son algunos de los temas y disparadores de los relatos que componen REM, el último libro de cuentos de Pablo Bigliardi, publicado por la editorial rosarina Último Recurso en enero de 2018.
La definición de REM Rapid eye movement (movimiento ocular rápido en castellano) es conocida como la fase del sueño en la que se desarrolla la mayor actividad cerebral y creativa, ahí se producen los sueños más complejos, confusos, intensos. Un escritor español, que no es Calderón de la Barca, recomendó a escritores y escritoras que cuando decidan usar un sueño como material literario no caigan en la tentación de interpretarlo. Es difícil resistir el impulso de justificar elementos, traducirlos, adjudicarle un sentido o iluminar un fondo oscuro, encontrarse frente a una revelación y después sentarse a escribirla durante la vigilia.
En Las ruinas circulares de Borges, el hombre gris “comprendió que modelar la materia incoherente y vertiginosa de que se componen los sueños es la tarea más ardua que puede acometer un varón”, y al textual de Borges cabe agregar: ¡y una chica! No nos olvidemos que Mary Shelly soñó al moderno Prometeo así como Stevenson, la transformación de Jekyll en Hyde ¿Casa tomada no fue primero una pesadilla de Cortázar? Los surrealistas indagaron en la realidad de los sueños. Jung, en los elementos arquetípicos de un inconsciente colectivo universal. Esa materia incoherente y vertiginosa insiste en las obras de los géneros del terror, lo fantástico, el absurdo.
Se sabe lo mucho que le debe la literatura al mundo onírico. Bigliardi en REM se sirve un poco de los requerimientos y convenciones de todos estos géneros con humor y desenfado. Con una escritura rápida (como el movimiento de los ojos), el autor que nació en Río Negro, aunque vive en Rosario desde 1991, narra una serie de episodios que, dentro de los entornos conocidos de lectores y lectoras, deliran los límites de la realidad, y de paso ponen patas arriba la vida encorsetada y gris del trabajo, de los mandatos sociales y las buenas costumbres.
Algunos de los relatos son más fieles en su trama a la masa informe de los sueños y no pierden la frescura, la fragmentación, la monstruosidad y desesperación kafkianas, típica de los sueños REM, ese estado en el que el único remate posible es abrir los ojos. Si los sueños, sueños son, despertate, Segismundo. Además de los cuentos contenidos en este volumen, el autor escribió y publicó dos novelas: Determinación y El Santo de Saco Viejo, Sin embargo, la escritura no es lo único en la vida de Bigliardi: también es un peluquero muy popular de la ciudad, y lleva sus dos profesiones de la mano porque promueve, entre tinturas y cortes, el hábito de la lectura entre su clientela.