Sin reconocer una sola de sus propias políticas que llevaron a la actual crisis, el presidente Mauricio Macri intentó llevar tranquilidad a “los mercados”. En pocas horas se sabrá si lo logró, pero su tono fue desesperado.

El gatopardismo, como se sabe, es aquella vieja táctica que pasa por cambiar muchas cosas para que nada cambie. De esto se trató el mensaje de Macri este lunes. Es más, muchas cosas empeorarán, claramente.

El mandatario finalmente pronunció su discurso en la Casa Rosada, el cual fue anunciado para las 8.30 pero fue demorado varias veces hasta ser puesto al aire cerca de las 10. Diferentes fuentes aseguran que debió ser grabado tres veces, porque los primeros ensayos no resultaban “convincentes”.

Respecto de la estampida que llevó la cotización del dólar a más de 40 pesos enarboló una batería de excusas, que recorrieron desde la pesada herencia, la operación de las fotocopias de los cuadernos de Centeno, el pasado –“que no tenemos que dejar que vuelva”–, a la corrupción y a la guerra comercial entre EEUU y China.

El rostro de Macri refleja la preocupación de un hombre que sabe que no tiene las riendas de su propio Gobierno. Demacrado, su voz en diversas oportunidades se percibió quebrada, y a pesar de los esfuerzos en intentar fortalecer sus palabras con énfasis gestual, nadie que no quiera creerle por motivos de empatía política puede considerar genuinos.

Macri sabe que camina sobre hielo quebradizo, y que ese hielo lo produjo su propio manejo de la cosa pública, pero lejos de reconocerlo avanzó en mostrarse como el gradualista que no pudo con una realidad adversa: «Creímos que era posible ir de a poco pero la realidad nos demostró que teníamos que ir más rápido».

¿Cómo estaría la economía del país si se hubiera endeudado más rápidamente, si hubiese achicado la actividad industrial con más velocidad, si hubiese despedido a más trabajadores estatales, o si la fuga de divisas propiciada por sus medidas hubiera tomado mayor envión? Nada de eso se pondera, ni por parte del Gobierno ni por los medios que aún blindan las tropelías del macrismo.

Macri admitió que “gobernar un país cuesta”, pero fue él quien con soberbia propia de su clase prometió que la inflación y el valor del dólar serían un tràmite fácil de resolver. Y además, acto seguido se victimizó: “Estos fueron los peores cinco meses de mi vida». No le importa cómo lo pasaron las argentinas y argentinos más pobres.

Luego de un fin de semana cargado de versiones y rumores, entre las pocas definiciones hay una que es un reconocimiento implícito de que la quita de las retenciones fue un compromiso político e ideológico pero irracional en lo económico: «A los que exportan les vamos a pedir un aporte mayor; es una emergencia».

Las frases más salientes de un discurso que tiene olor a despedida, más allá de cuándo sea su retiro efectivo, pueden resumirse en el siguiente puñado:

  • “Voy a explicarles por qué cuando parecía que veníamos bien sentimos que volvemos para atrás”.
  • “En esta crisis se desataron todas las tormentas juntas y no vamos a perder las esperanzas, tenemos que madurar como sociedad y no podemos seguir viviendo por arriba de nuestras posibilidad”.
  • “Cada Gobierno tiene su momento y se requiere de equipos diferentes y dando el momento que se viene por delante, se ha decidido compactar el equipo para dar una respuesta focalizada en cada área”.
  • Sobre el “impuesto” a los sectores exportadores: “Sabemos que es un impuesto malísimo, malo y que va en contra de lo que queremos fomentar pero tengo que pedirle que entiendan que es una emergencia y necesitamos su apoyo”.
  • “Sé que estos dos años y medio han sido difíciles. Pero todo lo que cuesta en la vida vale la pena y es algo que después nadie te lo saca”.
  • “Le pedimos al mundo que nos apoyara con un cambio gradual, primero para cuidar a los más vulnerables, y es muy positivo que el mundo nos apoyó. Durante dos años el mercado también lo hizo”.
  • “Después hubo problemas y eso provocó que quienes nos prestaban plata empezaran a dudar”.
  • “Tomamos medidas que generaron algunas dudas. Estoy acá para aclarar algunas dudas”.
  • “Durante dos años la economía creció y bajó la pobreza”.  
  • “Logramos un apoyo inédito en la historia del Fondo pero pasaron cosas que volvieron a sembrar dudas”.
  • “Con esta devaluación la pobreza va a aumentar”.
  • “Hasta que la Argentina no tenga un presupuesto propio los argentinos vamos a estar expuestos a cualquier crisis externa”.
  • “¿Creen que no me gustaría pagarle a los profesores universitarios todo lo que piden?”.
  • “Vamos a tratar de llegar a un acuerdo con el Fondo lo antes posible para despejar cualquier duda sobre nuestro financiamiento en 2019”.
  • “Fuimos elegidos para hacer un cambio verdadero, porque saben que somos distintos del pasado que rechazan”.
  • “Estamos cambiando las cosas de raíz, sin atajos, para retomar más rápido un camino de crecimiento. No de corto plazo, sino permanente”.
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