Retazos de patios, editado recientemente por el sello cordobés Alción editora, es el primer libro de poemas de Paula Fierro (Santa Fe, 1985). La autora creció entre la capital y pueblos del norte de la provincia, aunque actualmente vive en Rosario, donde se recibió de psicóloga. Los poemas reunidos en Retazos de patios postulan a la infancia como un espacio en el tiempo indeterminado, inacabado, porque siempre se está escribiendo. Se sabe que la infancia es un tópico recurrente en la escritura poética tanto como en la narrativa, la literatura de iniciación. En Retazos de patios será el paraíso perdido, la primavera sagrada, la patria de uno, la infancia, el territorio donde se tensará el ejercicio de la memoria y la invención poética.
Octavio Paz dijo que “todos los tiempos tocados por la poesía se vuelven presente. Lo que pasa en un poema, está pasando siempre”. En la poesía habitan de manera fractal la memoria de los pueblos, de un individuo, la del poeta y sus antepasados. La autora irá tejiendo en todo el libro una trama acerca de su propia memoria de niña donde se abren paso los campos de girasoles y la aridez polvorienta del norte de la provincia de Santa Fe. Su linaje, la heredad, sus tradiciones y pertenencias, y los objetos que en su justo lugar darán cuenta de una constelación semántica propia en el universo de la autora. Como los espejos del Líbano, que guardan secretos de las mujeres que en ellos se miraron porque no caben en el mundo de las palabras; también hay duelos, porque no hay representación sin ausencias, y no hay creación sin diálogo fecundo con ellas: “La sangre cuestionada/ la cuestión del amor” escribe la poeta.
Ese ejercicio de resignificación permanente de un pasado difuso, casi inventado, y contar con lo que se tiene, la propia historia: “Me junto de a pedacitos en un tiempo que no existe”, expresa Paula Fierro en otro poema. Esos pedacitos o retazos de patios, ese reducto infinito donde ensayamos los primeros movimientos, aparecen en estos poemas como un pliegue del presente, otro plano de la realidad sucedánea en el que lo efímero de un recuerdo deja huella invisible, un suspiro, o un estremecimiento.
En la contratapa del libro, la poeta Alejandra Méndez Bujonok dice: “Todo en este libro es libertad y exuberancia, presencias y ausencias que encuentran su caudal en la niña que fue y que sigue siendo”. Serán los patios, los sitios fuera del tiempo a los cuales volver para seguir siendo lo que empezamos un día.