Un ala del régimen cree tener chances de perpetuarse en el poder, pero otra intuye que la caída no se detendrá, y ya se atrincheró. Ambos sectores tienen la íntima convicción de que sus fechorías conducen a la cárcel. Y encima, CFK recibe a empresarios y banqueros.

Cuando en el cuartel general cunden los nervios y entran a jugar fuerte las contradicciones, los primeros en desbocarse son los esbirros. En los últimos días, una sucesión de hechos violentos, en distintos lugares del país, dan cuenta de que la soldadesca más ramplona de un ejército en retirada salió a cobrarse a su manera lo que se fogonea arriba de ella, en la siniestra cúpula de un hediondo poder.

No son episodios que a primera vista se relacionen unos con otros, pero los hilvana un hilo casi invisible pero con la resistencia del acero.

Además, los jerarcas del régimen en retirada sopesan que sus acciones, sus fechorías, a contramano de lo que sucedió con los actos de gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, sí están tipificados en el Código Penal.

Pobres muertos los muertos pobres

Hace algunos días, en el barrio Santa Rosa de Lima de la capital santafesina, asesinaron de siete balazos a una militante social, Beatriz Ramos, de 60 años. Su hija, una ex candidata a diputada nacional por la lista de Unidad Ciudadana que encabezó Agustín Rossi acusó a “los narcos”, quienes “se adueñan de todo”.

En la madrugada del jueves pasado fusilaron con balas de plomo a Rodolfo Ronald Orellana, un militante de Villa Celina que se estaba manifestando en defensa de tierras tomadas en esa zona del conurbano bonaerense. La cana brava de María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo le disparó cuando el muchacho yacía en el suelo.

La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep) denunció el operativo policial que terminó en ese cobarde asesinato.

El martes pasado, en Rosario, organizaciones sociales, gremiales y de derechos humanos marcharon desde la Municipalidad hasta la sede local de la Gobernación para exigir la libertad de Guillermo Piccolo, un militante social que fue detenido en el marco de una protesta contra el proyecto de urbanización y negocio inmobiliario en la Ciudad Universitaria denominada La Siberia.

En un documento firmado por un amplio espectro de organizaciones se denunció que, “en una decisión escandalosa e inédita en la provincia, el juez (Hernán) Postma dictó la prisión preventiva de 43 días a Guillermo Piccolo”.

Ya no sólo ha pasado a ser dogma la encarcelación sin proceso o condena, ahora ya tiene plazo fijo, según el parecer del magistrado.

Al cierre de esta edición, y bajo la consigna “¿Por qué tu gorra sí y la mía no?”, se estará desarrollando la primera “Marcha de la Gorra en Rosario”, una manifestación contra la criminalización y estigmatización de la pobreza que se hace desde 2007 en Córdoba. La movida local fue lanzada por distintas organizaciones sociales, políticas y sindicales, familiares y víctimas de la violencia institucional.

Los muertos, los detenidos, los reprimidos, los perseguidos, son todos pobres, forman parte de un involuntario ejército moldeado por una política indecente, amoral, reñida con cualquier rasgo de solidaridad colectiva, diseñada para extraer hasta la mismísima sangre de ese pobrerío que no es pobre únicamente en términos materiales.

Los barrios de todo el país están atravesados por una violencia estatal estimulada y reforzada desde las más altas esferas de los gobiernos nacional y provinciales. En algunos casos la delgada línea que separa a la acción de la omisión se ha desdibujado hasta casi desaparecer, como es el caso de Santa Fe, cuyo gobierno ha quedado atrapado por la decisión de dejar hacer a la Policía, y cuando una fuerza de seguridad es habilitada de esa forma, termina cogobernando e imponiendo condiciones.

El pesado y fétido aliento que despide el discurso oficial, que apaña a policías matadores por la espalda, que aterroriza a la población sembrando absurdas amenazas terroristas, que detiene a musulmanes por una denuncia anónima que llega a una entidad que oficia como embajada paralela de un Estado que persigue a los musulmanes en todo el mundo, es el pasto seco que a nadie puede sorprender cuando se incendia la pradera.

Los indicios de la caída

Ya no son sólo las encuestas las que le permiten intuir al ala desesperada de Cambiemos que el final se acerca, y que el mismo puede reunir las características de una prolongada agonía de 12 meses o adelantarse sin plazos precisos.

Los movimientos infrecuentes en algunos juzgados que hasta hace poco eran receptivos a los llamados desde la Jefatura de Gabinete o del MInisterio de Justicia encendieron las alarmas en diferentes nichos del núcleo de poder real.

El fallo dictando la falta de mérito que benefició a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y los sobreseimientos de Nilda Garré y Máximo Kirchner en la causa que investigaba las patrañas publicadas por el coronel del Periodismo de Guerra Daniel Santoro, tuvieron un previsible impacto en el dispositivo de blindaje mediático, que no tuvo más remedio que publicarlo, con los infames matices con que acostumbra hacerlo, pero sin poder evitar echar luz sobre hechos inventados.

Otro fallo, en este caso firmado por el juez Juan Martín Alterini, condenó a Infobae y a la señal Todo Noticias (TN) de Clarín, a pagarle entre ambos a Ivana Yolanda Burgos la suma de 150 mil pesos, más intereses y –algo que les duele mucho más a los CEOs de ambos medios– la obligación de publicar esa decisión judicial reconociendo las mentiras como primera noticia de portada durante cuatro días.

Las empresas THX Medios SA, que controla a Infobae, y cuyo titular es Daniel Hadad, y Arte Radiotelevisivo SA (Grupo Clarín/Artear/TN) habían difundido información falsa, denunciando a Burgos como responsable de agredir en un acto al presidente Mauricio Macri en Mar del Plata, subrayando que se trataba de una militante kirchnerista.

Según la resolución, Infobae y Clarín deberán pagar “en el término de 10 (diez) días contados a partir de que la presente se encuentre firme”, y respecto de la publicación en sus webs, el texto fue precisado por el propio Juzgado: “Condenan a Infobae y a TN por difundir una noticia falsa. La Sra. Ivana Yolanda Burgos fue erróneamente implicada por este medio en los hechos de violencia en que resultó agredido el Sr. Presidente de la Nación y la Sra. Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, el 12 de agosto de 2016 en la ciudad de Mar del Plata (…)  Se estableció que era falso y que ninguna participación tuvo en el suceso con el Presidente. Quedó también probado que la Sra. Burgos no estaba en el lugar cuando ocurrieron esos hechos lamentables”.

Durante el apogeo del apriete macrista al Poder Judicial, esos fallos jamás hubieran salido, y menos todos juntos.

Clarín no para de cosechar tempestades luego de sembrar vientos. Ahora, el testimonio del financista Federico Elaskar en el juicio oral que investiga la denominada “ruta del dinero K”, generó un verdadero escándalo: el ex propietario de la financiera SGI apuntó al periodista Jorge Lanata, del programa Periodismo Para Todos y contra el titular del gremio gastronómico Luis Barrionuevo y los acusó de «llenarle la cabeza» para que testimonie e involucre a la gestión encabezada por Cristina Kirchner. También involucró a Daniel Santoro y a Nicolás Wiñazki, con lo cual Clarín recibió una flor de paliza.

“Fue una operación política contra el gobierno de Cristina, porque querían instalar que el dinero era del kirchnerismo”, confesó Elaskar ante el tribunal, en el marco del juicio en el que también están involucrados el empresario Lázaro Báez, sus cuatro hijos, Leonardo Fariña y 24 personas más.

Pero tal vez la pista más fuerte de la declinación del régimen macrista está vinculado a ciertos movimientos empresariales. Por un lado, el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Guillermo Moretti, salió a cruzar muy duro a la administración nacional y cuestionó la política económica: “Si la sociedad quiere suicidarse, seguirá con este gobierno”.

El empresario, quien además es titular de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), dejó en claro que ese sector no puede bancar tasas del 65 por ciento de interés y se pronunció por un “cambio de modelo”, porque el actual “no contiene a la mayoría de la sociedad”.

Tamaña contundencia se agiganta con otras movidas de popes empresariales, banqueros e incluso inversores extranjeros, quienes no sólo perdieron la confianza en Macri sino que comenzaron a consultar a dirigentes del kirchnerismo y, lo que más encono provocó en el Gobierno, mantuvieron encuentros con CFK.

El último panorama semanal que el periodista especializado en temas económicos Alejandro Bercovich escribe habitualmente en el periódico BAE Negocios se tituló “Efecto Costantini: los heridos piden cita con CFK y cambian de consultores”.

El primer párrafo es ilustrativo de lo que viene aconteciendo fuera del relato de ficción que se interpreta en el escenario oficialista: “Como los demonios de un poseso ante un exorcista o los monstruos de las penumbras cuando se enciende la luz, el cuco de Cristina Kirchner que agita el Gobierno para mantener a los empresarios de su lado empezó a perder su potencia aterradora al calor de la crisis”.

Más adelante surge otra pista acerca del humor que impera en la alta esfera empresarial: “La confianza, se sabe, es algo que se construye durante años pero puede destruirse en un instante. Y es lo que parecen haber perdido algunos hombres de negocios en la administración de Cambiemos. A los que vieron caer a la mitad el valor de sus compañías, como Costantini ¿quién los convence de que el Fondo no es un engranaje más de un dispositivo ideado para que capitales extranjeros se queden con sus activos en el país? ¿Acaso la causa de los cuadernos no puede favorecer esa misma tendencia? ¿Será por eso que dos de los grandes empresarios imputados ya se reunieron con Cristina Kirchner? ¿Temerán lo mismo los petroleros privados, que volvieron a hacer sonar seguido el celular de Nicolás Arceo, el especialista en energía del equipo de Kicillof?”.

En un artículo titulado “Empresariado: Nuestras dos lecturas del diagnóstico amenazante de Guillermo Kohan”, el periodista Gabriel Fernández también establece algunas pautas en la misma dirección, pero tomando nota de que lo expresado por el lobbista empresarial sería una especie de espantapájaros o cuco ante un posible retorno K o peronista.

“Kohan sostiene que los empresarios argentinos siguen apoyando a Mauricio Macri, pese a la gravísima situación económica, porque temen «el fantasma del regreso de Cristina al poder». Despliega la idea con sentido y aclara que las voces ejecutivas de las compañías hablan puertas adentro de «errores y horrores» del oficialismo amarillo”, analiza Fernández.

Sobre el diagnóstico de Kohan, el periodista advierte que “el material en cuestión ofrece un perfil visible y otro no tanto. Hay que estar atentos para ver el rastro, aunque también el origen de las aseveraciones que circulan hoy en día, pues en ocasiones denotan posiciones y en otras, operaciones veladas. Como creemos que este es el caso, nos asomamos al trasfondo sin dejar de señalar lo evidente”.

Fernández, luego de repasar que el analista económico “indica que (los empresarios) respaldarán al macrismo en las elecciones de 2019 precisamente para frenar al sindicalismo, al peronismo y ostensiblemente a la ex jefa de Estado hacia un eventual retorno”, propone: “Pensemos un poco. A simple vista, Kohan señala sin calificar lo que cabe denominar, desde este lado de la comunicación, una alienación asentada en el temor y el rencor social. La «cultura» del zonzo, penetrando un bloque en dificultades que insiste en sostener a sus generadores ante una perspectiva tan oscura como las nubes que cubren Buenos Aires”.

El colega, además, encuadra, le otorga contexto a la posición de Kohan: “…si uno se adentra en las características del autor, podrá encontrar un perfil significativo, pues integra el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). Es decir, estamos ante un «analista militante», con fuerte presencia en el seno de las franjas rentísticas y antiproductivas nacionales”.

Y volviendo su mirada, Fernández recuerda que durante el Coloquio de Idea “la exposición de Jorge Lanata reprendiendo a los asistentes por no haber sido lo bastante antikirchneristas en el tramo anterior, mostraba una disonancia que no podía explicarse sin una intención de fondo”, y pondera: “Lo indicamos y lo reiteramos ahora, para entender estas líneas: transmitió el mensaje de Héctor Magnetto y el conglomerado que lidera para que, pese a la crisis inducida, nadie saque los pies del plato. El periodista fue a amenazar a los participantes de tan empinado cónclave”.

El periodista de La Señal Medios y Radiográfica concluye que “más allá de admitir que Guillermo Kohan pueda mostrar algún sondeo y varios diálogos personales con empresarios en el sentido mencionado, es preciso señalar que se trata de un apriete disciplinador de las compañías financieras a las derruídas firmas inversoras en bienes de producción y consumo para que no abandonen el apoyo a una gestión que los damnifica”.

En síntesis, entre los reveses de parte del dispositivo hegemónico de medios a manos de una Justicia que funge díscola en relación con lo que hasta hace minutos era férreo disciplinamiento, los socios radicales que amenazan con subirle el precio a su presencia decorativa en Cambiemos, empresarios y banqueros que prefieren saber de primera mano qué piensa el kirchnerismo acerca de la coyuntura explosiva a que ha llevado la economía macrista, el Gobierno espera con anhelo las luces y galas del encuentro del G20, como si la presencia de esos mandatarios fuera a conjurar un hechizo que lo tiene a maltraer.

En la retirada, la voz de la pitonisa Elisa Carrió surgió de entre las sombras que proyectan la embajada de los EEUU y la CIA, con un críptico texto que publicó en esta semana en su cuenta de Twitter: “La Coalición Cívica está trabajando en la actualización del estado de los expedientes de corrupción y narcotráfico en la Argentina, a efectos de registrar los avances de las causas. A mediados de diciembre daremos a la luz el informe”. Willy Kohan y Héctor Magnetto, está a la vista, no son los únicos apretadores en esta película. El águila calva americana quiere terminar la faena y quedarse con los grupos económicos locales a los que puso en jaque con un manojo de fotocopias, un fiscal bribón y un juez con ínfulas de pistolero.

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