La Cámara de Senadores de la Nación arrancará el 2019 debatiendo una ley fundamental para muchas y muchos ciudadanos: la Ley Nacional de Talles. El proyecto, que busca que exista una amplia gama de talles para cada prenda, obtuvo dictamen favorable a fines de este año y es la unificación de 20 propuestas que habían llegado a la cámara alta e incluye las voces de activistas, ONGs, empresarios y la industria nacional. La senadora por la provincia de Santa Fe, María de los Ángeles Sacnun, dialogó con El Eslabón sobre la discusión que se llevó adelante y rescató el espíritu de la ley: “La idea es defender los derechos y garantías de aquellas personas que tienen el derecho humano de poder acceder a una prenda que vaya de acuerdo a sus medidas y compatibilizarlo con el cuidado de puestos de trabajo de la industria textil que no sólo está implicada en este tema sino que es de las más afectadas por la crisis económica actual”. También dieron su opinión activistas gordas y por la autoaceptación.
Las leyes de talles se implementan actualmente por los gobiernos provinciales y municipales. La provincia de Santa Fe sancionó en 2007 su Ley de Talles y recién la reglamentó en 2013. Rosario posee una ordenanza del 2013 que exige a fabricantes y establecimientos que comercialicen ropa, respetar lo establecido por la Ley Provincial. La dinámica se repite 12 veces más: provincias y municipios de todo el país establecieron sus propias normas para, la mayoría de las veces, marcas que se repiten a lo largo y ancho de Argentina. El panorama es difícil para todos: tanto consumidores como fabricantes que quieran adaptarse a la ley.
La Cámara de Senadores logró cerrar este año dándole dictamen favorable a una Ley Nacional de Talles: unificar criterios para cada una de las provincias y ciudades. El proyecto tiene origen en la Cámara de Senadores y es la unificación de unas 20 propuestas que habían llegado al recinto. Para el 2019, se espera que sea uno de los primeros temas a tratar y, lograda la media sanción, quedará en manos de los diputados transformarla en ley nacional.
“Es una ley que supone el amparo de los derechos de mujeres y hombres que necesitan talles que hoy no existen dentro de la curvatura industrial y que requiere también avanzar en un compromiso de tarea conjunta con la industria textil. Estamos pasando un momento muy complejo en materia industrial. Por eso, la idea es defender los derechos y garantías de aquellas personas que tienen el derecho humano de poder acceder a una prenda que vaya de acuerdo a sus medidas, compatibilizándolo con el cuidado de puestos de trabajo de la industria textil”, explicó a El Eslabón la senadora María de los Ángeles Sacnun, quien preside la comisión de Industria y Comercio. Sacnun explicó que el tratamiento de la ley fue una tarea conjunta entre esa comisión y la de Derechos y Garantías, y la voz de jóvenes, militantes, representantes de ONGs, referentes de la industria textil y funcionarios nacionales.
Una ley en medio de una marea
La ONG AnyBody Argentina trabaja desde el año 2010 en promover el cumplimiento de las leyes de talles y la sanción de una Ley Nacional de Talles. Todos los años, además, realiza una encuesta anual y nacional al respecto. Los números de 2017 –los últimos publicados– revelaron que casi el 70 por ciento de los encuestados y encuestadas –la amplia mayoría, mujeres– tiene dificultades para encontrar ropa en su talle. La misma encuesta señala, entre otras cosas, que el sentimiento más recurrente por ello es cuestionar sus cuerpos, sentirse impotentes o enojadas. El 62,01 por ciento de las personas que respondieron a esa encuesta considera, además, que tiene que bajar de peso.
La ONG brinda más datos: sólo el 5 por ciento de las mujeres argentinas está contenta con su cuerpo, más del 50 por ciento de ellas quisiera ser un talle más chico, casi el 30 por ciento cuenta calorías, la ley de talles se cumple en un 25 por ciento de los casos. Los datos no son menores para pensar la discusión y sanción de esta ley en contexto. La mayoría de las veces, la idea de una Ley de Talles remite a que “haya ropa para gordos” (aunque en realidad aspire a eliminar el talle único), a que es una inquietud sólo de mujeres (cuando los talles escasean para todos y todas) y a que ser gordo, o estar por fuera de los talles en el mercado, está mal y es algo que tiene que corregirse.
“Es un debate que nos atraviesa mucho como mujeres, mucho más aún después del debate profundo que se llevó adelante en la sociedad y el parlamento respecto del patriarcado y cómo influye sobre un primer territorio que debiera ser soberano y que es el cuerpo de la mujer. Frente a esto, la Ley de Talles es también una respuesta a un requerimiento que se realiza desde el movimiento de mujeres. Hemos escuchado testimonios desgarradores, principalmente de mujeres, que han planteado las vicisitudes que tienen que pasar para conseguir una prenda de su talle. Eso tiene que ver con el mandato que existe sobre cómo tiene que ser el cuerpo de una mujer. Es un detalle que trasciende la cuestión material respecto de los talles y que tiene que ver con el empoderamiento femenino y salirnos de un paradigma y estigmatización”, reflexionó Sacnun.
En ese sentido, también remarcó que sería una fuerte impronta para la industria nacional fabricar ropa para todos los cuerpos. Y que, además, escuchar al sector industrial es entender también que la crisis económica y la pérdida de puestos de trabajo es un debate que importa y afecta por igual al movimiento de mujeres. “Ese también es un reclamo central: tener una economía que distribuya de manera justa el ingreso, que genere expansión económica y empleo. Las mujeres y jóvenes somos los sectores más perjudicados por la crisis”, remarcó la senadora.
El activismo, clave
Brenda Mato es modelo plus-size (talle grande) y forma parte de la ONG Anybody Argentina. La joven no sólo pone su cuerpo para laburar, también hizo de su nombre, su cara y sus curvas un espacio de militancia. Ella es la cara visible y se sentó más de una vez en el Congreso a contar su historia y pedirles que legislen en función del reclamo de muchas personas, no sólo de quienes buscan que el talle grande deje de ser la excepción. “La ley de talles es una ley para todos los cuerpos, pretende que exista diversidad de prendas”, remarca Mato. Y agrega: “El reclamo es para que dejen de tomarnos como ciudadanos de segunda a las personas que no entramos dentro de los estándares, y empiecen a dejarnos ejercer nuestro derecho como cualquier otro ciudadano”. El derecho es simple: poder ir a un local, llevarse algo que te gusta, descartar lo que no. Pero descartar porque no te gusta, no porque no te entra.
Lucrecia es rosarina, se reivindica “gorde” y lo dice con orgullo: su cuerpo es su militancia. Eso, para la activista local, incluye acompañar la lucha por una Ley de Talles: “Es el derecho a vestirnos como queramos y no como podamos”. “Vestirse forma parte de nuestra identidad y debería ser una posibilidad tan libre como lo es para los cuerpos que pueden encontrar talle. Todavía es un castigo encontrar lo que nos entra, que no siempre es lo que nos gusta, y además sigue siendo la excepción, porque el objetivo sigue siendo uno: adelgazar”, remarcó.
Para Lucrecia, la multiplicidad de talles tiene que ver con la libertad de vestirse como quiera, en cualquier lugar, no necesariamente con los cuerpos gordos. “Nos ponen en el eje del debate porque somos a quienes más nos cuesta vestirnos, y esa es una realidad. Pero también hay que entender que el talle único tampoco se amolda a la gente que entra en ese talle. La ley es una herramienta que le va a abrir muchas puertas a la gente gorda, pero también a los hegemónicos”, sostuvo.
Lucrecia se acuerda de una vez que le gustó una remera con brillitos. Era talle único, obviamente, pero le encontró la vuelta: con una amiga modista encontraron la misma tela y se la hizo a su imagen y semejanza. “Me acuerdo de la sensación de cuando me la puse. Si me ponía la del local, de talle único, me iba a doler muchísimo. En cambio, esa que estaba hecha para mi cuerpo y por una amiga, me transmitió mucha satisfacción: yo también me puedo poner esa remera. Nadie es dueña de los colores, estampas y brillos”.
Fuente: el eslabón