Trump instó a los militares venezolanos a dar un golpe para “no perder todo”. Y en una suerte de revival de la guerra fría también atacó a cuba y Nicaragua para así eliminar “el socialismo” en todo el continente.
La intervención del presidente de EEUU, Donald Trump, duró treinta minutos y se pareció a esas bravatas propias de otros tiempos. Fue un discurso imperial, que desconoció el derecho internacional, la libre autodeterminación de los pueblos, las soberanías nacionales y las normas que dan existencias a los organismos multilaterales, como por ejemplo la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Trump habló como un emperador. Amenazó una vez más con invadir Venezuela. Instó a los militares de ese país a dar un golpe de Estado, y los extorsionó. Reiteró su apoyo al golpismo venezolano encabezado por su propio títere, Juan Guaidó, esa figura que solo tiene poder en las páginas de los grandes medios hegemónicos.
Trump pronunció sus amenazas desde la Universidad Internacional de Miami, enclavada en un condado habitado por muchos exiliados antichavistas. Ese sitio es uno de los centros de la embestida contra la democracia venezolana, desde allí se financia el intento golpe, desde allí se envían armas y “ayuda humanitaria”.
Y el estado de Florida es, además, uno de los bastiones electorales que necesita Trump para una futura reelección.
El mandatario, en su rol de gendarme mundial, o de mafioso, advirtió a los militares de Venezuela que si continúan apoyando al gobierno “van a perder todo”.
“Sabemos quiénes son y sabemos dónde guardan los miles de millones de dólares que se robaron. Si eligen no van a encontrar refugio, van a perder todo”, aseguró.
“Están arriesgando su futuro y el futuro de Venezuela por un hombre que es controlado por los militares cubanos y protegido por un ejército privado de soldados cubanos. Maduro no es un patriota venezolano, es un títere cubano”, agregó Trump.
“El socialismo por definición no respeta las fronteras. No respeta los límites ni los derechos soberanos de los ciudadanos o de sus vecinos. Siempre está buscando expandirse, inmiscuirse y subyugar a los demás a su voluntad”, dijo el presidente de EEUU, el país que tiene unas 800 bases militares y cientos de miles de soldados (según datos oficiales del Pentágono) fuera de sus fronteras.
“Los días del socialismo están contados, no sólo en Venezuela, sino también en Nicaragua y en Cuba”, agregó, cual espectro de la Guerra Fría.
El discurso de Trump puede leerse hacia afuera de EEUU, por un lado, como una embestida más contra Venezuela, pero también hacia adentro de EEUU, en clave electoral, en función de su lucha contra los demócratas, en el contexto de su desastrosa gestión de gobierno. Una crisis que no suele tener tanta prensa como la crisis de otros países. Y que no justifica injerencias ni intervenciones extranjeras.
Las elecciones presidenciales de 2020 están cerca, y Florida puede ser nuevamente el punto de inflexión.
Porque aunque parezca una muestra de fuerza, en realidad, lo de Trump es una bravuconada desde la impotencia. El gobierno de Nicolás Maduro se mantiene firme, y la respuesta de las fuerzas armadas venezolanas no fue la esperada por el emperador: no se asustaron, no se subordinaron, no se arrodillaron. Aunque los diarios de derecha se regodeen destacando que algún oficial, muy aislado, haya cometido traición. Pero las Fuerzas Armadas siguen leales a la Constitución, a la voluntad del pueblo de Venezuela y a Maduro.
“No aceptamos órdenes de potencias extranjeras”
La respuesta de los militares venezolanos no se hizo esperar. 24 horas después de las amenazas de Trump, emitieron un comunicado claro y contundente en el que reafirmaron que siguen preparados para repeler cualquier agresión.
En el texto leído por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, en compañía de la cúpula militar, se afirmó que los oficiales continuarán desplegados en las fronteras “para evitar cualquier violación al territorio”, como ordenó Maduro.
“La fuerza armada nacional bolivariana jamás aceptará órdenes de ningún gobierno o potencia extranjera», dijo Padrino en su mensaje transmitido por la televisión oficial.
“No lo van a poder lograr. Van a tener que pasar por estos cadáveres”, aseguró el militar.
Padrino dijo que las declaraciones de Trump fueron un acto de “soberbia y terrible insensatez” y que pretende dar un golpe de Estado para imponer “un gobierno títere”.
El ministro aseguró que los uniformados permanecen en “obediencia, subordinación y lealtad” a Maduro, que está siendo acosado por una presión internacional sin precedentes para que deje el cargo y se convoque a nuevas elecciones.
La presión sobre el gobierno de Maduro creció en enero, cuando el líder opositor y presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, fue reconocido por buena parte del hemisferio Occidental, países europeos y vecinos como mandatario encargado.