A Macri se le fue de las manos la Operación Empate del viernes 9, antes de las Paso. El dólar quedó en el techo de la banda pautada por el FMI hace un año. Ante la persistente fuga de divisas, ¿habrá que imponer un cepo?
Ya casi todos los analistas y actores de la política y la economía coinciden en que el entusiasmo de “los mercados” del viernes 9 se debió a una operación mediante la cual el propio Gobierno, con la complicidad de consultoras, bancos y al menos tres medios de comunicación –Clarín, La Nación y Perfil–, pretendió pintar un escenario de virtual empate en la Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso), en las que fue vencido por el Frente de Todos por más de 15 puntos.
Tal como lo publicó Redacción Rosario, el lunes posterior a esa catástrofe electoral del macrismo, en otra desquiciada operación conversada por el jefe de Gabinete Marcos Peña, el ex ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, el presidente del Banco Central Guido Sandleris y el presidente Mauricio Macri, la moneda estadounidense fue inusualmente ofertada por el Banco Nación a 51 pesos, bastante por encima de los 46,35 con que había cerrado el viernes de la Operación Empate.
Todos advirtieron lo inusual de que el Nación “primereara” con una cotización al alza, puesto que el Gobierno y el Bcra tendían a marcar un valor de referencia acorde a la banda cambiaria, y por lo general sin ser el primero en mostrarlo en pizarra.
Pero más extraño fue que el Central no interviniera cuando el billete verde comenzó a dispararse en términos desbocados, y eso es lo que ya todos dan por cierto como una orden del propio Macri, como confirmó el ex titular del Bcra Martín Redrado, con base en fuentes que él mismo reveló que proceden de la entidad monetaria.
Queda pendiente determinar la responsabilidad de Javier González Fraga, presidente del Banco Nación en esta última operación. ¿Alguien le dio la orden ese lunes de salir primero a ofertar el dólar a 51 pesos? ¿Quién?
Cuando el miércoles la disparada llegó a ubicar al dólar en 63 pesos, la palabra de Alberto Fernández diciendo que 60 pesos parece un valor razonable para la divisa hizo que la disparada se detenga en seco y la cotización comience a retroceder.
Hubo voces de propios y extraños que criticaron al candidato peronista por avalar ese piso de la divisa, pero lo que casi nadie observó en ese recorrido y en el momento en que se produjo lo peor de la disparada fue que el billete norteamericano rompió el techo de la banda establecida en septiembre de 2018 por el Bcra por orden del FMI, que para agosto vaticinaba como màximo permitido un dólar a 60,91 pesos.
Es cierto que el FMI, desde el 29 de abril de este año, autorizó al Bcra la venta de divisas al contado hasta 250 millones de dólares por día para evitar, precisamente, variaciones bruscas o, más eufemísticamente “movimientos disruptivos” en la cotización, pero el piso y el techo de la banda existen, y la tablita también.
En realidad, lo que sucedió es que el dólar alcanzó el techo de la banda cambiaria antes de tiempo, por la crueldad irresponsable y el despecho de Macri ante la derrota, y había que encontrar un valor de equilibrio que no fuera un trampolín para otra trepada, lo cual haría estallar por los aires a la economía y al Gobierno, ambos efectos indeseados por los ganadores del 11A.
Hay cosas que pasaron, otras que están pasando, y algunas que se sabría que pasarían, entre ellas que la sociedad Macri-FMI preveía para el final del mandato del primero un dólar a 68 pesos, y que para agosto de, el mes que se está transitando al galope y con bruscas fluctuaciones, el precio del billete verde se vendiera a 47,06, en el piso de la banda y a 60,91 en el techo.
O sea que el viernes 9, dos días antes de las Paso, el dólar estaba adonde Christine Lagarde había decidido que debía estar en el piso de esa franja, y desde el viernes 16, una semana más tarde, y luego de la intervenciòn de Alberto F., se encuentra un peldaño más abajo del techo previsto para agosto. Por eso el candidato peronista consideró razonable el dólar a 60 pesos.
Lo que queda a la vista de todos es lo que muchos especialistas ya venían indicando –que Macri, el renunciante Dujovne y Sandleris venían pisando el dólar para llegar a las Paso–, y algo que nunca se dice pero parece evidente, tras los últimos sucesos: que la divisa estadounidense es una variable más política que monetaria o económica, y que la decisión de un inescrupuloso puede hacer disparar su precio, ahogando en la pobreza a millones de personas de un plumazo.
¿Cómo detener la fuga de divisas?
Ahora, ante la hemorragia de divisas, el Gobierno estaría analizando alguna forma de restringir la compra de dólares, rompiendo con todos sus preceptos, y luego de haber entrado a un incendio con mangueras que rociaron con nafta un fuego propiciado por su negación a aceptar la realidad.
El diario Página 12 publicó un artículo en el que se plantea un posible retorno del cepo cambiario, pero en realidad sería bueno prestarle mayor atención a las razones. Tras describir “un clima de fuerte tensión en el equipo económico”, el diario asegura que el “problema principal habría sido porque no hubo acuerdo entre los funcionarios para realizar un pago de deuda que vencía este viernes (por el 16 de agosto). Se trataría de una deuda Repo por una cifra estimada de 3.800 millones de dólares. La autorización del pago podría quedar para el próximo martes. El Central enfrenta un fuerte retroceso de las reservas y una nueva caída por ese monto implicaría una señal de fuerte debilidad ante los inversores”.
Las repos son operaciones financieras a través de las cuales el Central, en este caso, vende un bono, letra u obligación y se compromete a recomprarlos al cabo de un período entregando el efectivo más intereses.
Página 12 indicó que el Gobierno “habría analizado seriamente esta semana (la anterior) un proyecto para controlar el giro de divisas hacia el extranjero”, y agregó que “los controles no impactarían en la compra de los ahorristas chicos y medianos”, sino que se pondrían límites a las compras por más de 50 mil dólares, para frenar la salida de dólares de los depósitos hacia el exterior y limitar, además, el giro de utilidades”. Por el momento, Macri se opone a lo que sería retornar al mal llamado “cepo cambiario”, tan denostado por él y quienes permitieron la más impresionante fuga de capitales en mucho tiempo. Habrá que ver si la ideología, al chocar con la realidad, no le hace cambiar su inflexible postura, pero si todo lo que el matutino porteño publicó es cierto, si la sangría no se cauteriza, el Gobierno se va a quedar sin reservas para pagar los compromisos asumidos y entrará en el tan temido default, un escenario que tanto el Gobierno como el peronismo quieren evitar.