La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció este jueves el apartamiento de las filas de la Policía Federal Argentina (PFA) del jefe de la delegación Santa Fe, Mariano Ezequiel Valdés (51) y la suboficial Roxana González (27), al entender que le “mintieron” cuando dijeron que el lunes 9 de septiembre fueron atacados a tiros en la autopista Rosario-Buenos Aires a la altura de Villa Constitución.

Algunas evidencias de la investigación y las diferencias en las declaraciones de las presuntas víctimas del tiroteo hicieron caer la hipótesis del “atentado mafioso” que Bullrich blandió a pocas horas del hecho y habilitaron la del fuego amigo.

Si bien lo ocurrido arriba del Ford Focus que conducía Valdés la noche del lunes 9 en el que viajaba como acompañante González no está claro, los pesquisas se inclinan por la posibilidad de que la mujer haya a su jefe por motivos aún desconocidos aunque presumibles.

Uno de los disparos que recibió Valdés fue realizado, aparentemente, a corta distancia y desde el interior del automóvil. Si la pericia balística que se inició este jueves confirma esa escena quedaría al descubierto que sí, efectivamente, el jefe policial le mintió, atento a que en su declaración dijo que fue atacado por tres personas encapuchadas que se movían en una camioneta e interpretó el ataque como un “robo al boleo”.

Mafias fantasmas

Pero esa no fue la hipótesis que, a 12 horas del hecho, hizo pública la ministra. Bullrich adelantó que se trataba de “un atentado mafioso” posiblemente vinculado a las bandas narco que operan en Santa Fe.

Ocurre que, según fuentes de la cartera santafesina de Seguridad, no hay grandes bandas operativas en territorio provincial con capacidad como atentar de ese modo contra un jefe policial. Que, además, hace pocos meses que ocupó su cargo y no participa de ninguna investigación de relevancia.

“Hoy ambos están fuera de la fuerza, independientemente de cómo siga la causa judicial a la que no tenemos acceso”, dijo Bullrich en declaraciones a Radio Dos.

“No sabemos lo que pasó, lo que sí sabemos es que mintieron”, abundó la ministra para sumar desconcierto. “Mentir es una falta gravísima”, apostrofó.

Bullrich también explicó que poco después de la balacera notaron que los testimonios de Valdés y de la suboficial que lo acompañaban en el auto no coincidían, pero que parecían verosímiles por los cambios en la cúpula Federal santafesina y por “el clima de lo que sucede en Rosario”.

Es decir que, al dar su versión de los hechos, acomodó la realidad a su prejuicio sobre la principal ciudad de Santa Fe. Desconociendo, incluso, la tarea que periódicamente asegura haber hecho en la provincia en su perimido paradigma de “combate al narcotráfico”.

Encubrimiento

Que Valdés haya mentido sobre las razones de las dos heridas de bala que recibió es posible.

Pero el intento de encubrimiento posterior, mediante las vainas servidas y restos de yerba que encontró Gendarmería en la autopista y la decisión de no dejar declarar a González extendiéndole un certificado psiquiátrico a través de un médico policial, ¿a quién buscaba encubrir? ¿A Valdés o a Bullrich?

Esa pregunta se hacen por estas horas en el gobierno provincial. “Roncaglia (el jefe de la PFA) no es boludo, se debe haber dado cuenta enseguida que era todo cuento”, dijo una fuente a Redacción Rosario. Y completó su teoría: “Pero Patricia ya había hablado demás”.

La misma fuente se preguntó si las vainas encontradas por Gendarmería “fueron plantadas” y por qué un médico de un hospital policial le impidió a la suboficial González presentarse a declarar ante la fiscal de Villa Constitución. A la luz de la decisión que adoptó este jueves Bullrich de apartarlos a ambos de la fuerza, luce posible que buscaran no dejarla mal parada a ella. Como finalmente quedó.

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