El currículo académico de la médica forense Emma Virginia Créimer es tan extenso como su afabilidad y disposición para compartir la tarea que realiza en las aguas profundas de la faceta más siniestra de la condición humana: la violencia en situaciones de vulnerabilidad sobre cuerpos inermes en tortura, sobre cuerpos infantiles abusados y sobre los cuerpos masacrados de los femicidios.
Creimer es una mujer comprometida con una de las peores secuelas de estos delitos: la impunidad. Su objetivo es pesquisar rastros, a veces negados, en esos cuerpos agredidos. El desafío es tan enorme que generó tres ejes de trabajo que vertebran su tarea y que plasmó en el libro Las ciencias forenses y los Derechos Humanos en Argentina, que presentó el pasado miércoles en la Facultad de Humanidades y Artes, convocada por la cátedra Problemática Antropológica, con la adhesión de la cátedra de Criminología y de Derechos Humanos de las Facultades de Derecho y Arquitectura, respectivamente.
Médica, especialista consultora en medicina legal y jerarquizada en clínica quirúrgica, diplomada en psicología jurídica y forense, miembro internacional de la Asociación Colombiana de Criminología, es profesora de medicina legal, bioética y cirugía, entre otras incumbencias de fuste. “La docencia me devuelve la energía como para seguir adelante con las causas, es lo que me reconecta con la vida”, explica al Eslabón.
A pesar de las ocho cátedras, cuatro en universidades públicas y otras tantas en privadas, Créimer decidió poner en palabras ese tránsito por el dolor ajeno. “El libro siempre estuvo pululando por todo mi ser, hace más de 20 años, colegas nacionales e internacionales requerían que mi experiencia quedara por escrito”, evoca. La decisión llegó cuando entre lágrimas, una pareja de ecuatorianos que compartían haber sido víctimas de abuso infantil, le dijeron “necesitamos que lo escribas”.
Otro de los temas es el femicidio ya que Créimer, es autora de un protocolo específico para que en la autopsia no pasen desapercibidas lesiones previas que acrediten una historia de violencia de género. Sus disertaciones también incluyen lesiones, vejámenes, tortura y muerte en custodia. Esos son los tres pivotes del libro ya lleva varias presentaciones en el país.
¿Cuándo decide hacerse cargo de sacar a la luz los abismos de las miserias humanas? “Cuando estando en la Asesoría Pericial del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires, un perito especialista en ginecología examina a una nena de cuatro años abusada, cuando concluye, la nena pone en la camilla gigante a su muñeca y repite en ella lo que había sufrido, la mamá llora de manera desgarradora y el médico comienza a reír diciendo «mirá lo que está haciendo»”, relata Créimer. Y dice que la violencia de la situación hizo que concluyera la relación laboral con el perito.
“Ahí decidí comenzar a formarme específicamente en este tipo de delitos y más adelante la vida me llevó, por el compromiso, a sumar otros que los mismos peritos dejaban pasar como las torturas, que 20 años atrás directamente estaba prohibido investigar”, relata. Para ella no fue un obstáculo y confirmó el paso de corriente eléctrica en el caso de Cristian López Toledo. Fue el primer caso demostrado en forma científica de que la fuerzas de seguridad seguían teniendo el mismo modus operandi. Claro que cruzar el Rubicón, le costó el puesto.
Otro costo pero más cercano, fue el cuchillo con sangre que le dejaron clavado en la cerradura de su casa, con sus hijos adentro, en septiembre de 2015. Y si bien “el autor no firmó”, no pasa por alto que poco tiempo atrás había denegado la prisión domiciliaria al torturador Miguel Etchecolatz, que aducía lesión en la próstata. “Se negaron a traerme el material, no pude realizar la práctica, pero él me denunció por tortura con los fundamentos científicos de Mariano Castex”, relató.
Después siguieron casos emblemáticos como los asesinatos de Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, sobre el final de la dictadura militar, al que fue convocada como testigo especializado y determinó que no pudo haber sido enfrentamiento porque ambos tenían pasaje de corriente eléctrica, que había sido evidenciado por el médico autopsiante en 1983. “En las fotos de la autopsia se veía a los médicos taparse la cara”, contó.
En su haber cuenta la organización de varias instancias como la Dirección de Ciencias Forense de la provincia de Buenos Aires y los laboratorios regionales de ciencia forense en todo el país. “Se compró el mejor equipamiento con el aporte que hizo en esa época Néstor Kirchner y después Cristina Fernández, es el mejor del mundo, lamentablemente en los últimos años de alguna manera se ha ocultado que existen esos recursos para una buena c y no se optimiza su uso como debería”, asegura.
De su experiencia, Creimer concluye que “cada fuerza de seguridad tiene su modus operandi”. La definición aplica a la Policía rosarina después de haber participado en las causas de Maria de los Ángeles Paris, Franco Casco y Pichón Escobar. Además, dejó un párrafo para los “sobrevivientes”, como llama a las víctimas de los delitos señalados: “Ponerlo en palabras, hay equipos de trabajo interdisciplinarios para protegerlos y que se reparen las violencias que padecieron, porque sino esto sigue avasallando”
Con un auditorio colmado y con la guía de estos tres tipos de violencia, la especialista estremeció con su exposición y sus certezas “Esto es algo que sigue ocurriendo y que hay que tener una fortaleza científica pero también humana, para investigarlos a conciencia y dar la respuesta que como profesionales se nos requiere”, enfatizó.
El panel también contó con las participaciones del ex Defensor de Santa Fe, Gabriel Ganon y del fiscal federal Juan Patricio Murray, ambos autores de dos artículos del texto sobre sus experiencias profesionales, en los casos de desaparición forzada y homicidios, de Franco Casco y de Cambiaso y Pereyra Rossi, respectivamente.
“Creo que es de lo mejor que existe académicamente en nuestro país en medicina forense, es común encontrar capacidad científica y académica, pero que hagan lo que dicen y se comporten éticamente conforme a sus principios hay muy pocos, y ella es uno de esos pocos”, afirmó Murray sobre Créimer. Y no pasó por alto las condiciones en las que Ganon fue destituido de su cargo “en un juicio amañado, por sostener lo que siempre predicó desde la cátedra, pero así como una mayoría parlamentaria transversal lo sacó, otra minoría también transversal lo apoyó, como Rubén Giustiniani y Silvia Augsburger”.
“Organizar la presentación del libro en Humanidades constituye un desafío porque consideramos que la antropología sociocultural debe estar dentro de este debate, al igual que la forense”, explicó Cámpora, anfitriona de la presentación.
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