Por primera vez en la historia, el decano de la prensa argentina no tiene impresión propia. Desde el Sindicato de Prensa cuentan que la bajada de persianas de los talleres era temida desde hace muchos años y que se había evitado, hasta que al final, lamentablemente, se concretó. Quedaron 41 trabajadores a la deriva.
Esta semana se oficializó el cierre definitivo de los talleres de impresión del diario La Capital. Gustavo Conti, delegado gremial del diario, dialogó con el eslabón y contó sobre las idas y vueltas de un hecho que se esperaba desde hace tiempo y se concretó el 25 de octubre pasado. Por delante queda el duro desafío de garantizar los derechos de las 41 trabajadores que se quedaron sin sus puestos laborales.
Las negociaciones que viene llevando adelante el Sindicato de Prensa Rosario (SPR) con la empresa y el Ministerio de Trabajo, “son positivas y en un clima, por ahora, de cooperación”, aclara Conti, aunque sigue abierta la incertidumbre “La situación es de negociación, estamos en un compás hasta la próxima semana para analizar las ofertas que le hicieron a cada uno de los compañeros”, informa.
El destino de la impresión se venía discutiendo desde hace tiempo. En ese sentido, el referente sindical relató que la situación data de hace 3 años cuando “los antiguos dueños, el grupo Vila- Manzano, decidieron vender los terrenos donde funcionaba la antigua rotativa”, ubicados en Santiago y la avenida Rivadavia.
Conti comentó que durante los últimos años junto con el SPR se negoció la continuidad de las rotativas, aún cuando el grupo mendocino intentó cerrarla en más de una ocasión. Los empresarios decían que “por múltiples circunstancias era imposible mantener la planta abierta”.
“Cuando Vila y Manzano vendieron el terreno de la vieja rotativa en calle Santiago sabíamos que el cierre definitivo podía ser una cuestión de tiempo”, remarca y añade: “Armaron una nueva imprenta en terrenos que eran municipales (en Jorge Newbery y Circunvalación) con tecnología obsoleta, ya habían pedido presupuesto a AGL en Sauce Viejo, pero las condiciones impuestas eran ceder un montón de espacios”. Esos espacios se relacionaban con el horario de cierre, el cual, salvo ocasiones especiales, no puede excederse de las diez de la noche.
Para el delegado, la medida que decide trasladar la impresión del diario fuera de Rosario marca para La Capital “la pérdida absoluta de independencia”. “Ahora dependemos de un tercero. Más allá que uno de los dueños de AGL sea uno de los dueños de La Capital, la relación no es directa, la impresión está tercerizada”, considera.
Crisis y papel
Es sabido que la crisis económica a nivel nacional alcanza también a la industria de las comunicaciones y en particular a la gráfica. Según el Indec, en lo que va de este año se perdieron un 20 por ciento de los puestos de trabajo del sector y se recortaron los planes para el año que viene. Para la Federación Argentina de la Industria Gráfica, entre 2016 y 2018 se perdieron 5.100 empleos por la baja del consumo y por la importación de servicios gráficos tras la eliminación de barreras aduaneras. Además el precio del papel subió un 100 por ciento en el último año y la logística se volvió un problema con el 80 por ciento de aumento en combustibles.
“Hay un contexto de crisis nacional que por suerte esperamos empiece a cambiar, el pueblo con los votos ya demostró que necesita empezar a mejorar, pero en el mientras tanto la industria gráfica sigue cayendo”, admitió Conti. “De hecho los grandes medios como La Nación y Clarín hace un tiempo tercerizaron el trabajo cerrando sus propias imprentas. En nuestro caso tenemos que sumarle crisis propia de nuestra empresa, lo de la rotativa siempre fue un tema de mención, sabíamos que esto podía pasar a pasar”, sumó. En ese sentido, cabe señalar que Clarín cerró la planta de AGR de Pompeya y que La Nación cerró su planta rotativa para mudar su impresión a la planta de diarios de Clarín.
“Hay un proceso propio de la crisis de la industria, somos conscientes de eso, pero vamos a pelear por las fuentes de trabajo y la plata de los compañeros”, sostiene el delegado sindical del SPR. “Nosotros en Rosario, como gremio hemos dado una pelea ejemplar con El Ciudadano y LT3 que gracias a los compañeros de Luz y Fuerza hoy tienen un edificio donde seguir dando la pelea. Siempre estuvimos en la calle acompañando esas luchas. Si hay una ciudad que fue ejemplo en la unión de las luchas sindicales fue Rosario”, destaca el referente del gremio de prensa.
Siete meses de angustia. Stella Hernández, secretaria de Organización del Sindicato de Prensa de Rosario (SPR), sostuvo que la situación de los 41 trabajadores de la imprenta de La Capital era de mucha angustia desde hace tiempo: “Hace unos siete meses que venimos retrasando lo inevitable. En estos momentos la prioridad es lograr los acuerdos que más le convengan a cada uno de los trabajadores despedidos”, informó. “Esperamos que se respete la voluntad de cada unos de los trabajadores, todo gira sobre la reubicación y la mejor salida para cada uno de ellos”, añadió.
La baja en la venta de diarios
Carlos Martínez, secretario general del Sindicato de Canillitas sostuvo que el cierre de la imprenta local, si bien no implica ningún cambio para los quioscos de diarios y revistas, sí implica “una preocupación por las pérdidas de puestos de trabajo”. Y lo enmarcó en la crisis de venta que sufre la prensa gráfica.
Al respecto de la caída de la actividad entre los vendedores de diarios y revistas, Martínez sostuvo: “Nosotros lo venimos expresando desde hace mucho, la crisis de la prensa gráfica viene desde hace años con la aparición de las nuevas tecnologías. La inmediatez del acceso a la información que prestan las redes sociales y los medios audiovisuales es directamente proporcional con la caída en la actividad de quienes tienen un puesto: le restan al rubro, y este desastre económico que se profundizó el último año no ayuda”.
El referente de los canillitas recordó: “Históricamente cuando se producen crisis económicas somos los primeros en caer. Pasó con (Raúl) Alfonsín y en la crisis del 2001, la diferencia es que esta vez hay otro escenario porque existen las redes sociales, los noticieros de 24 horas, etcétera”. El dirigente gremial comentó que a la vez, como único consuelo, desde la apertura de las importaciones en 2016 el sector obtuvo “una oxigenación, un respiro, con la entrada de muñequitos y colecciones que reactivaron un poco la actividad”.
Aún así, Martínez avisó que “la inflación con el tiempo se lleva consigo ese crecimiento”, y se esperanzó: “Esperamos que con estos nuevos aires podamos encontrar una solución”.
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