El Colectivo de mujeres afrodescendientes se reunieron con la designada embajadora en el Vaticano y con funcionarias del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad.

Nosotras como mujeres que nos reconocemos afrodescendientes que pensamos y habitamos el mundo desde este lugar, nos sentimos orgullosas de tener una representante en la cancillería a una mujer y negra: María Fernanda Silva”, indicaron desde el Colectivo de Mujeres de la Red Federal de Afroargentinxs del Tronco Colonial.

El pasado 26 de febrero “nos recibió en su despacho la designada embajadora en el Vaticano, María Fernanda Silva y estamos agradecidos por el recibimiento y encuentro donde el diálogo, la generosidad y la humildad fueron parte de una tarde histórica y de mucha emotividad”, señalaron. En el mismo día, también se reunieron con funcionarias del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad.

La apertura en espacios del gobierno para articular trabajos con estas organizaciones populares se vinculan a las nuevas y reclamadas políticas de Estado.

Guadalupe Román, historiadora santafesina, miembro de la Casa de la Cultura Indo Afro Americana, remarcó la larga lucha y protagonismo político y compromiso de Silva, en un espacio de trabajo como mujer en la Cancillería. “Nos contó que en ese mismo edificio se vendían mujeres desnudas, y cerca de allí se instalaba –ya en su vejez– María Remedios del Valle, la Capitana nombrada por Belgrano”. También cuenta Guadalupe que “la tropa de Belgrano llamaba a Remedios como «Madre de la Patria», por su arrojo y valor en el campo de batalla”.

Sobre la embajadora Silva acentuó “el valor de la diversidad, el acompañar a los hombre en su pelea, en no perder la identidad y la obligación de cambiar la realidad, no ceder el poder, no doblegarse”.

Muchacha de largo recorrido

María Fernanda Silva es afrodescendiente, su papá nació en la Argentina y su mamá en Cabo Verde, conjunto de islas ubicado sobre el Atlántico frente a Senegal, en el oeste del continente africano.

El Vaticano otorgó el plácet de embajadora de la Argentina ante la Santa Sede, indicó la Cancillería, luego de la visita al Vaticano del presidente Alberto Fernández. La aceptación fue confirmada por la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires, a 9 días de que el Ejecutivo presentara ante la sede diplomática el pliego.

Con una larga carrera diplomática, en 1993 Silva –licenciada en Ciencia Política con especialización en Relaciones Internacionales–, ingresó al servicio permanente del Instituto del Servicio Exterior de la Nación Argentina (Isen). Trabajó en la Oficina del Arbitraje Internacional Argentina/Chile Laguna del Desierto, y en la embajada argentina en Santiago de Chile. En 2003 acompañó al ex canciller Rafael Bielsa, y llegó a ser la segunda de la embajada en el Vaticano cuando la conducía Eduardo Valdés, durante la última presidencia de Cristina.

En 2007 acompañó a Alicia Castro, embajadora en Venezuela. Luego fue ministra de la embajada en Ecuador, donde también participó (2012) en la secretaría de La Unión de Naciones Suramericana (Unasur). Además, fue representante argentina en la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

En 2014, Silva integra la Subsecretaría de Política Latinoamericana y en mayo de ese año fue a Paramaribo (Surinam) como asesora diplomática especial en la Cancillería de ese país. Y en ese mismo año –por resolución ministerial– a la embajada en el Vaticano, y en 2015 asume funciones en la delegación diplomática ante el Estado Pontificio.

En Roma, en 2016 es nombrada al frente de la representación nacional en la FAU (organización de la UNU para la alimentación), del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y fue la primera diplomática argentina en ser votada para integrar la Mesa de la Junta Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.

Tras de la huella ocultada

En el encuentro con la embajadora, las representantes de la Red Federal de Afroargentinos/as del Tronco Colonial, recordaron que en 2013 se logró la ley 26852, que declaró al 8 de noviembre como el Día Nacional de los Afroargentinos y de la Cultura Afro.

Ya desde 1988, en Santa Fe funciona la Casa de la Cultura Indo-Afro-Americana “Mario Luis López”. Luego, en 2008 se formó en Buenos Aires la Asociación Misibamba, Comunidad Afroargentina de Buenos Aires (Merlo, Ciudad Evita, Buenos Aires). Hoy, la Red está constituida, además de esas agrupaciones, por la Mesa Afro Córdoba Oficial (Córdoba); A.AFRO.CH (Chaco) y Entre Afros (Entre Ríos), Afrodescendientes del Valle de Punilla (Córdoba) y CoAfros Corrientes.

Entre los objetivos mencionan: “Fomentar y difundir nuestras raíces culturales y el reconocimiento de los pueblos africanos esclavizados durante el período colonial en Argentina. Promover el desarrollo de las comunidades y de las personas indoafroamericanas, favoreciendo el conocimiento de sus derechos en pos de construir sociedades con igualdad de oportunidades para todos y todas, en articulación con el Estado Nacional, con el fin de fomentar políticas públicas de acceso al trabajo que posibiliten cambiar la realidad de exclusión y pobreza que atraviesa la comunidad afroargentina en todo el país”.

También proponen “analizar y leer nuestras realidades transversalizadas por la perspectiva de género, debido a los prejuicios y estigmatización hacia las mujeres afroargentinas”. A la vez proponen “Desarrollar y difundir proyectos y programas educativos y de cooperación a nivel nacional que promuevan el respeto y el reconocimiento de la cultura y la historia africanas, por ser las raíces fundantes de nuestra identidad afrodescendiente argentina”.

Por otra parte, promueven “trabajar con el Ministerio de Educación sobre la implementación de la temática histórica afroargentina, afrodescendiente y africana en la currícula educativa en todos los niveles”. Como también “recopilar y sistematizar documentos para crear fuentes de investigación y puesta en valor de la presencia afro en Argentina” y “colaborar en la capacitación a docentes, estudiantes y fuerzas de seguridad sobre temática Afro”.

Además impulsan el “relevamiento de territorios y lugares que pertenecieron o pertenecen a grupos afros; reconocer, rescatar e incluir espacios públicos en provincia, que cuenten con contenido histórico afros”, y sensibilizar con respecto al Censo 2020: “Trabajar para obtener datos estadísticos de la población afrodescendiente argentina de acervo histórico nacional (generaciones anteriores al 1800) y población afrodescendiente en su amplio espectro (nacidos en argentina, nacionalizadxs, migrantes”.

Por último, la Red afirma que: “Somos descendientes de personas traídas en condición de esclavizados/as y somos la raíz africana en Argentina negada e invisibilizada en el relato histórico nacional. Esto nos inscribe en una lucha permanente frente a los discursos eurocéntricos que por siglos han ocultado el legado cultural, económico, social y político de nuestra comunidad”.

La historia sin blanquear

Silva también se refirió a las manipulaciones de la historia oficial y la historia blanqueada. Así, retomó la memoria de Bernardo Monteagudo (Tucumán 1789 – Lima 1825), revolucionario anticolonianista que acompañó a Bolívar y San Martín. Pero, también acusado por Mitre por “guerrillero”.

Hijo de madre africana, la historia difundió una imagen apócrifa del dibujante Henri Stein en un libro del historiador Mariano Pelliza, con una “clara” fisonomía europea (1880). También en 1917 se levantó en la plazoleta Pringles (Caballito) un monumento de Monteagudo, que fue luego criticado por organizaciones afro, por sus rasgos europeos, no parecido al del prócer.

El Estado debe erradicar al racismo

También, el 26 de febrero, compañeras de Colectivo de Mujeres de la Red Federal de Afroargentinxs del Tronco Colonial se reunieron Pilar Escalante, Ana Prieto y Paula Sánchez, del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, cuya titular es Elizabeth Gómez Alcorta.

En el encuentro se trató sobre acerca de acciones de la Red en diferentes territorios y cómo “desde estos espacios podemos pensar en conjunto políticas públicas inclusivas, igualitarias multiplicidad de voces, lenguas y culturas que forman parte de estas Argentina diversa”, indicaron las representantes afroargentinas de Buenos Aires, Santa Fe, Chaco, Entre Ríos, Córdoba y Corrientes.

También expresaron “la necesidad de un compromiso político que tenga en cuenta nuestras demandas en el marco de un feminismo respetuoso de las identidades”. Y mencionan que la “discriminación racial, violencia, estigmatización y las diferentes formas de exclusión expresadas en género, raza y clase, son consecuencias directas de este pasado histórico que marca, hasta el día de hoy, cómo vivenciamos y padecemos las mujeres afrodescendientes la falta de acceso a nuestros derechos sociales, económicos, políticos y culturales”.

La ausencia de políticas públicas que favorecen la situación de las mujeres afrodescendientes ayuda a profundizar los problemas que relacionan con la pobreza estructural. La discriminación y el racismo funcionan como elementos de exclusión, dejando a las mujeres afro en condiciones de menor competitividad laboral, a través de muchas veces del trabajo no remunerado, doméstico”.

De igual forma –señalan– la discriminación funciona para las mujeres en la formación educativa, la racialización de los puestos de trabajo implica un doble techo de cristal, por ser mujeres y por ser negras. La violencia contra las mujeres afrodescendientes opera desde el discurso colonialista, capitalista y patriarcal, y también desde la imagen estereotipada e hipersexualizada de nuestros cuerpos a través del racismo. Como somos tratadas, la desigualdad económica y política, y la mirada social acerca de nuestra propia historia reafirman la implicancia negativa de género, raza y clase en el ejercicio pleno de nuestros derechos humanos”.

Y en este sentido llaman a “comprender que el Estado debe ser responsable de garantizar y fortalecer la transformación cultural y social, con el fin de erradicar el racismo en todas sus formas”.

Las lideresas también recuerdan que en diciembre de 2013, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó 2015-2024 como “Decenio Internacional para los Afrodescendientes”. Establecieron tres ejes: reconocimiento, justicia y desarrollo. Además resaltan según la ONU “en América Latina y el Caribe existen alrededor de 200 millones de personas que se identifican como descendientes de personas africanas”.

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