Yo, yo no sé, no. A Pedro, en los primeros mandados que hacía, la vieja le decía: “¡y volvé rápido!” Porque sabía que se quedaría o jugando a las figus o en un partido al golentra o a los penales o a lo que pintara con la redonda. Por ese entonces, cuando después de la visita anual de su tío Pedro (igual que él) la madre y todos le decíamos: “¡Volvé pronto, tío!”, ¿qué diferencia habría entre rápido y pronto? Era la pregunta que se hacía Pedro chico.

Una vez, ya con casi 12 años teníamos un equipo donde los laterales 3 y 4 tenían buena marca y manejo de pelota, el cuatro en especial, un coloradito que cuando se soltaba y se iba a arriba era imparable y de centros precisos, eso si no volvía rápido ni nada. Con el tiempo aprendió pero se ofuscaba cuando el que hacía de técnico o algún compañero le decía: “¡Volvé rápido! Él contestaba: “¡A lo sumo volveré pronto!”

Una vez, cuando por Uriburu llegaron caminando hasta lo que era por entonces Provincias Unidas, ahí pegadito a los hornos de hacer ladrillos estaba la gran laguna (para nosotros). Nos habían dejado ir hasta unas cuadras donde había ranas y con la condición de que apenas baje el sol nos volviéramos rápido a casa. Y bueno, nos colgamos con el tiempo y no volvimos ni rápido ni pronto, lo que nos costó la no salida un par de semanas.

Una noche, en unos de los bares cerca de la escuela, donde teníamos una reunión con los nuevos y nuevas que se incorporaban al centro de estudiantes, una de las pibas nos dijo: “Tengo que volver rápido a casa, es que mañana me levanto temprano para ir a trabajar”. Y así empezamos a hacer reuniones diciendo: “Vení que terminamos pronto, así se van rápido a casa”. Con Pedro nos volvíamos al barrio ni rápido ni pronto. Eso sí, después de esas mini reuniones volvíamos seguros.

Pedro me dice: “Fijate los que tienen el poder económico, parte del poder Judicial y el mediático, el apuro que les agarró, que salgamos rápido de la cuarentena (a pesar del peligro de pérdidas de vidas que ello implica). Y si ellos, los que no tienen ningún sentimiento de Patria hacen ese planteo, mejor tener cuidado. Sí, es cierto que algunas cosas tendrían que tener una respuesta más rápida, aún así no hay que soltarse y salir a lo loco siguiendo la metáfora futbolera «si no sabés volver rápido y ordenado, mejor no salgamos». Porque si no, lo logrado en materia defensiva se nos va al carajo. Todos deseamos volver pronto, y si es posible mejores, a tener una vida normalizada y para eso no hay que apurarse –me dice Pedro–. Parece un contrasentido. ¡No apurarse para así volver pronto!” Me lo dice mientras los últimos rayos de luz se van escondiéndose y murmura: “¡Ojalá que la noche pase rápido, para que el sol, el Sol vuelva Pronto!”.

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