“Un aislamiento social preventivo, de forma intermitente”, es el reclamo de la Asamblea que nuclea a más de 200 trabajadores y trabajadoras de enfermería, salud mental, personal de trabajo social y de la universidad, de distintos Centros de Salud, hospitales privados y estatales. Piden, además, implementar un “botón rojo intermitente” para garantizar su efectividad, y remarcaron que para cumplir con la consigna Quedate en casa, el Estado debe, “desde una coordinación interjurisdiccional, garantizar, no solo el acceso a la atención sanitaria, sino los servicios básicos como la alimentación y la subsistencia en general”.

“Entre la salud y la enfermedad están las políticas públicas, y entre la enfermedad y la muerte estamos nosotros, los servicios de salud. La solución ya no es sanitaria, sino política. Estamos convencidos de que el crecimiento descontrolado de la curva, sólo se frena con políticas públicas integrales asentadas en estrategias poblacionales”.

Sobre la constitución del colectivo, explican que “nos hemos constituido en estado de Asamblea permanente debido al altísimo grado de preocupación por el crecimiento exponencial de contagios de coronavirus, producto de la flexibilización del aislamiento dispuesto por las autoridades municipales y provinciales”.

La expansión en Rosario

Ricardo Cordone, médico generalista del Centro de Salud del barrio Casiano Casas y docente universitario, indica que “es muy preocupante ver cómo en el fin de semana largo, hay una parte de la ciudad que no entiende la situación dramática que se vive”. “Ya en Rosario, todos hablan de conocer personas cercanas afectadas, el virus se ha expandido por toda la ciudad y recién ahora se ve preocupación entre los funcionarios y discusiones por el costo político que temen afrontar”, advierte.

También subraya que “las autoridades sanitarias nos han dicho en privado que están de acuerdo con nosotros, pero que no son ellos quienes toman las decisiones sobre la circulación social”. En ese marco, se reunieron con la Comisión de Salud del Concejo, con el intendente rosarino y el senador provincial Marcelo Lewandowski.

A la vez, Cordone recuerda que hace unos 15 días, el ministro de Salud Ginés González García, al visitar la zona, “criticó el tratamiento del virus en Rosario y remarcó que mejor que invertir en hospitales es prevenir los contagios y evitar que haya más hospitalizados”.

Por otra parte, mientras el Presidente anunciaba fuertes restricciones en 17 ciudades, entre ellas Rosario, Perotti decretó que siga todo igual y además habilitó más aperturas. En tanto, Leonardo Caruana, director de Salud de la Municipalidad, pidió “mayores cuidados en la circulación y las reuniones por el Día de la Madre”, y advirtió: “Hay que ser cautos porque el número de casos diarios aún es importante y no hay evidencia de amesetamiento. El número de consultas sigue siendo alto y el de ocupación de camas también, porque los pacientes no salen rápido de la internación”. Al consultarlo sobre las posibilidades para volver a la fase 1 de aislamiento, sólo señaló que “siempre está y se considera”.

Derecho constitucional

La alternativa que propone la Asamblea de los trabajadores para enfrentar el aumento de casos, “es volver a fase uno por 21 días, para cortar el ciclo viral del Covid-19”, señala Andrea Montaner, del Centro de Salud Ceferino Namuncurá.

Después de ese cierre, en el que sólo deberían trabajar los esenciales, se proponen aperturas controladas. Con eso disminuirán los contagios y habría menos fallecimientos.

Montaner remarca que “la salud es un derecho constitucional, no es un bien individual”. Y agrega: “Trabajo en un barrio vulnerado, no estoy de acuerdo con las aperturas de locales gastronómicos, por ejemplo. Pensar que uno está cuidado en un bar o en un restaurante por un protocolo, es un concepto clasista. No toda la gente accede a los bares, hay un parámetro económico, esto es una crisis mundial, estas decisiones de salidas individuales que entienden a la salud como un bien mercantilista, es empeorar las cosas”.

En ese marco, Cordone resalta que “la clase media es la menos disciplinada y generan circulación, y no siempre es por cuestiones laborales. En los barrios hay otro comportamiento y una relación más cercana con los centros de salud y los profesionales. No circulan tanto, no van a tomar algo al centro, se quedan en la zona, hay un cierto aislamiento barrial”.

También, desde la Asamblea, advierten que “ante un sistema de salud saturado, tanto las complicaciones por Covid, como todas las otras patologías y situaciones críticas no-Covid, no tendrían atención ni contención. Asimismo, las muertes producto del Covid y las que se producen por la falta de acceso al sistema de salud, constituyen las dos caras de la misma moneda”.

“La única estrategia –reafirman– para enfrentar la pandemia es el aislamiento social, y es el Estado a través de la definición de políticas económicas y sociales el que debe acompañar a la gente para poder sostener ese aislamiento. En los barrios más vulnerados hay una dificultad objetiva de hacer el aislamiento en los domicilios, ya que las condiciones de vida no lo permiten”.

Condiciones de trabajo

Mario Chavero, del Hospital Psiquiátrico de Oliveros, advierte que “la pandemia ha profundizado las malas condiciones de trabajo del personal de salud: bajos salarios, paritarias por debajo del índice inflacionario con escasas e insuficientes sumas en negro”.

También menciona que “el plan Detectar se realiza contratando gente a la que se le pagan dos chirolas. El sistema de salud se podría considerar bueno, pero fracasó por los recortes. Además, es un sistema es mixto: público y privado. Los negocios siguen rigiendo en los privados, que son habilitados por el Estado. Mientras siguen explotando a los trabajadores, reciben subsidios, y lo que no les conviene, queda para la salud pública”, explica.

“En ese marco –agrega Chavero– muchos municipios quedan desprotegidos. Tanto es así que desde el lunes 19, paran sus actividades los centros de salud de Villa Gobernador Gálvez en reclamo de pases a planta permanente y mejoras salariales”.

“Necesitamos que se mejoren nuestras condiciones de trabajo: que se refuercen los servicios con más personal, que se gestionen las licencias por Covid y las licencias preventivas por riesgo, que se contrate personal especializado para los servicios críticos, que se destine presupuesto para desarrollar políticas preventivas y de asistencia en los territorios, que se fortalezca la Atención Primaria de la Salud, y que se garantice una recomposición salarial digna”, exigen desde la Asamblea.

Además, advierten que “Muchxs de nosotrxs tenemos multiempleo, trabajamos 12 horas diarias porque el salario no alcanza, lo cual afecta nuestra capacidad de trabajo y nuestra salud mental se ve afectada. Subrayamos que las condiciones en las que trabajamos repercuten en las condiciones de asistencia”.

“No queremos ser –sostienen– testigxs de muertes que son totalmente evitables. ¿Cuál es el número de muertxs que estamos dispuestos a tolerar?”. Y resaltan: “Botón rojo intermitente ya!. Cerrar para no contagiar, abrir para trabajar”.

 

*Para firmar el petitorio en apoyo al Botón Rojo y ampliar la lectura de la propuesta, hace click acá.

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