“Tarde o temprano vamos a triunfar”, dijo Juan Grabois, apoderado de Dolores Etchevehere, tras el fallo de la justicia entrerriana que benefició a los hermanos y madre de la familia en el conflicto por la sucesión del campo Casa Nueva. “Como decía un gran revolucionario latinoamericano, un tal Guevara; «No se vive celebrando victorias sino superando derrotas»”, remarcó.
La jueza de Paraná, Carolina Castagno, calificó la “ocupación” como un accionar “inconsulto y clandestino” y avaló el reclamo de los hermanos Luis Miguel, Juan Diego y Arturo Sebastián Etchevehere, y su madre, Leonor Barbero Marcial.
En tanto, la elegante e histérica patota patronal y patriarcal se besaba gritando “viva la Propiedad privada”, “viva la Patria”, con el acompañamiento de la Bullrich, como antes lo hizo Pichetto.
En el atardecer del jueves, Dolores fue detenida por “desobediencia judicial”. Al conocer la resolución, había resaltado: “El fallo es a favor de los poderosos, a favor de los corruptos”.
La huella artigueña
“Hay una cuestión de fondo fundamental, el discutir el tema de la tierra en un país que tiene el 70 u 80 por ciento del territorio deshabitado y ocioso”, indicó Francisco Senagaglia, historiador, psicólogo y escritor entrerriano. Y señaló que se acercó al Proyecto Artigas al ser “invitado a participar y programar encuentros con los compañeros y en carácter de historiador, para sumar y enriquecer la idea del proyecto”.
Senagaglia explicó: “Este proyecto intenta tener un espacio para empezar a visualizar un modelo de insertar a hombres y mujeres en la tierra, con una perspectiva de pensar el trabajo y la economía desde una matriz artiguista. Hay una cuestión importante, y es que nunca nos hemos permitido la posibilidad de una discusión profunda sobre la explotación de la tierra, la distribución de la riqueza en términos de la tierra, y pensar cómo salir de la coyuntura de los grandes conglomerados, e ir por otro camino”.
Y agregó: “Venimos trabajando con otros compañeros una ley de re-federalización territorial, que posibilite que los provincianos puedan construir su proyecto de vida en sus lugares y no tener que emigrar a Buenos Aires”.
“Cuando hablamos de pensar una nueva ley de tierras –señaló–, no lo decimos en términos de una reforma agraria al estilo estalinista, sería una locura. Una lógica de agricultura familiar sería inmensamente más enriquecedora, ese tipo de economía no permite que la gente pase hambre. Hay un grupo importante en este país que no quiere perder ningún privilegio, que son muy pocos, pero son los que de alguna manera marcan el ritmo de la vida económica del país, y hay una mayoría que con muy poco podría organizar su vida”, remarcó.
El reparto de tierras
“No es un tema contra los chacareros o los pequeños hombres de campo –aclaró–, sino discutir sobre las millones de hectáreas que tienen los grandes latifundistas que se repartieron las tierras luego de la llamada Conquista del Desierto y del Chaco”.
“Hay una persona que tiene 100 mil hectáreas ociosas, entonces mediante una ley ordenada, no en términos de expropiación absoluta sino de acuerdos que pueden ser impositivos u otro tipo de acuerdo que pueda conformar a las partes, se puede llegar a buen puerto. El Estado es, además, dueño de un montón de tierras, y estamos hablando de una construcción más profunda, los gobiernos de corte popular siempre llegan para apagar incendios y se vuelve difícil construir proyectos a largo plazo, porque la matriz de todo sigue igual”.
“Debemos promover leyes que permitan habilitar la construcción de comunidades de matriz agrícola que no sólo permitan la mejora del proyecto de vida de esas familias, sino que también aporten una alternativa novedosa a la economía nacional”, señala el investigador.
“Se puede decir que está fuera de la ley que unas personas buscando un lugar donde vivir tomen parte de una tierra que es propiedad privada o pública. Pero también se puede pensar que es injusto que una sola persona tenga 100 mil hectáreas. Nadie hace 100 mil hectáreas trabajando. No podemos ignorar que Mitre, Sarmiento y Roca destruyeron a los pueblos originarios, a la gauchería. Destruyeron a un pueblo como el paraguayo, que era el origen de una incipiente América industrial, y crearon los grandes latifundios. En la famosa Conquista del Desierto se repartieron 42 millones de hectáreas de infinitas riquezas entre 30 familias”, sostiene el autor de Los Artigas (2009), La otra revolución (2012) y López Jordán, el último federal (2018), entre otros.
Una red de organizaciones
Desde el Proyecto Artigas señalan que “somos una red integrada por movimientos sociales, profesionales del derecho, la comunicación y el cuidado del ambiente, que juntos buscamos verdad, justicia y reparación. Para lograrlo, además de un despliegue jurídico estratégico, conformamos un dispositivo de comunicación y transparencia que fomenta la participación y el debate acerca de los temas de interés público que se derivan del caso”.
En tanto, Grabois, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), patrocina como abogado a Dolores, la hermana del ex ministro de Agricultura del macrismo Luis Miguel Etchevehere.
Por su parte, Dolores Etchevehere presentó a inicios de la semana pasada una denuncia contra sus hermanos por delitos cometidos en la provincia de Entre Ríos. Según explicó, eso la llevó a alejarse y ceder el 40 por ciento de su herencia al Proyecto Artigas.
“Desde que falleció mi padre, Luis Félix Etchevehere, en el año 2009, mis hermanos y mi madre, buscaron desapoderarme ilegalmente, por mi condición de mujer principalmente, mediante actos intimidatorios, tráfico de influencias, abuso de poder, amenazas de todo tipo, violencia psicológica y económica, me obligaron a renunciar a mis derechos hereditarios y a desistir de todas las denuncias en su contra que tramitan en la Justicia de la provincia de Entre Ríos y de cualquier otra jurisdicción”.
A Luis Miguel Etchevehere –dos veces presidente de la Sociedad Rural Argentina– se lo acusa por “dádivas, negocios incompatibles con la función pública y administración fraudulenta”. También se recuerda el apoyo al proyecto de Alfredo de Ángeli para legalizar el trabajo infantil.
Por la dignidad
Guille Reynals, profesor de geografía y militante del Movimiento Popular La Dignidad, es uno de los amenazados y perseguidos por trolls y Twitter. Guille, desde su militancia territorial en el Frente Político Patria Grande, indica a El Eslabón que los pobladores, también piden a Dolores que incluya gente de Santa Elena. “Necesitamos trabajo, necesitamos que nos incluyan”, remarcan.
El jueves último, tras el fallo de la justicia entrerriana, Guille expresó sus críticas a la resolución y aseguró que la frase “todavía no es el momento de discutir algunos temas”, frena el tratamiento de debates esenciales. Pero rescató la visibilización de la temática sobre conflictos sobre la tenencia y el trabajo de la tierra.
Patota a caballo y aviones
Con aviones de fumigación agraria planificaban un sobrevuelo o incursión sobre las instalaciones de Casa Nueva para realizar un “abrazo simbólico en repudio a la violación de la propiedad privada y a los atropellos institucionales por parte del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner”.
También se recordó la prepotencia, como la denunciada por el ex rector de la escuela Agrotécnica 151 El Quebrachito. El establecimiento de 204 hectáreas, 70 de las cuales, y el pozo de agua, pasaron a manos de los Etchevehere pagando chirolas, con el aval del Estado. En tanto, la Sociedad Rural de Concordia, advertía: “De salir airoso este experimento del Plan Artigas de la CTEP, por delirante restitución histórica, el país arderá trágicamente en llamas”.
Fuente: El Eslabón
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