“Hoy nos toca el desafío de sensibilizar a familias, estudiantes y a la comunidad educativa en su conjunto en la campaña nacional, en la convicción de que vacunarnos es un modo de cuidarnos mutuamente. Es un modo de reconocernos en el derecho a la vida”. La afirmación la hace la educadora Carina Kaplan, quien hace un sentido llamado a la docencia para apoyar la vacunación contra el coronavirus.  

En pleno enero, desde los ministerios de Educación y Salud de la Nación se lanzó la campaña nacional “Nos vacunamos para ir a la escuela”. Una movida que enseguida ganó adhesiones en los sectores que trabajan por los derechos de las infancias y las adolescencias. La idea que impulsa el Estado es que cuando arranquen las clases todas las chicas y los chicos tengan completo su esquema de vacunación contra la Covid. También quienes trabajan en el ámbito escolar. Y que, de hecho, eso permita garantizar una presencialidad plena y segura en las aulas. 

Especialista en pedagogía y con una larga trayectoria en investigar y conocer cómo impactan las políticas de cuidado en lo cotidiano de los aprendizajes y en las relaciones afectivas que se construyen en las escuelas, Carina Kaplan también hizo una pública convocatoria y compromiso a prestarle atención a esta campaña sanitaria.   

Así, también en enero pasado, escribió en la red social Facebook: “Invito a quienes educamos en las escuelas, en institutos superiores técnicos y de formación docente o en las universidades a sumar nuestra voz y sensibilizar en la campaña nacional de vacunación contra la Covid para ayudar a generar las condiciones para una presencialidad plena, segura y responsable ante el inminente inicio del ciclo académico 2022. La ética del cuidado requiere de una actitud de reciprocidad y valoración del otro. Reivindiquemos el lugar de reconocimiento que construimos las y los educadores para movilizar a la comunidad. Educar es tender puentes y transmitir herramientas para aprender a cuidar de sí y cuidar a los demás, sin distinción. Vacunarse/nos es cuidarse/nos”.

Kaplan es doctora en educación, magíster en ciencias sociales, docente universitaria e investigadora del Conicet. También es autora de numerosos libros y publicaciones relacionados con la convivencia, los afectos y las emociones en la escuela. Entre ellos, La vida en las escuelas: esperanzas y desencantos de la convivencia escolar (Homo Sapiens) y Los sentimientos en la escena educativa (Filosofía, UBA), este último es un trabajo colectivo, dirigido por Kaplan y disponible en internet.

En charla con El Eslabón, la educadora amplió esta idea de una “ética del cuidado” compartida en las redes sociales y el desafío que tienen quienes educan en los diferentes ámbitos.

—¿Por qué este llamado a quienes educan a involucrarse en la campaña de vacunación que lanzó el Estado?

—El cuidado es un derecho humano. Significa que la ciudadanía en su conjunto tiene el derecho a ser protegida mediante la promoción de políticas públicas. Todas las personas, sin distinción, tenemos el derecho a cuidar, a ser cuidados y al autocuidado. Sin embargo, en sociedades desiguales y excluyentes como las que habitamos no siempre se cumple este derecho. Es responsabilidad adulta ejercer cuidado hacia los niños, las niñas y jóvenes. Es un acto ético de reciprocidad, siempre relacional. 

—¿Cómo sostener en el tiempo esa ética del cuidado (que mencionás en tu posteo), en las escuelas y en los ámbitos de aprendizaje? ¿Y cómo hacer de esta tarea una construcción permanente?

La escuela es una institución social donde se aprende a cuidar de sí y de los demás. Podemos afirmarnos en la idea de que las escuelas van conformando una cultura del cuidado a través de los contenidos curriculares y los gestos cotidianos. 

Estamos transitando una pandemia que significa una experiencia inédita y la escuela ayuda a tramitar el sufrimiento de las familias y estudiantes, formando parte las y los educadores de dicho dolor social. Me conmueve saber que las y los docentes anteponen su dolor para cuidar de las infancias y juventudes. La escuela porta una memoria histórica de cuidado de las infancias. La idea de qué es cuidar se ha ido transformando conforme se conquistan derechos y se transforma la sensibilidad. Por ejemplo, en los orígenes del sistema educativo moderno se asumía que se cuidaba a los niños y a las niñas ejerciendo castigo físico: “La letra con sangre entra”. Hoy no aceptamos esa práctica por considerarla violenta y por considerar que a los niños y a las niñas se los cuida sin violentarlos ni en sus cuerpos ni en el trato. Hoy nos toca el desafío de sensibilizar a familias, estudiantes y a la comunidad educativa en su conjunto en la campaña nacional en la convicción de que vacunarnos es un modo de cuidarnos mutuamente. Es un modo de reconocernos en el derecho a la vida.

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