El periodista Hernán Russo Zyseskind acaba de publicar un libro en el que repasa la etapa menos explorada de la carrera de Diego Armando Maradona. Desde su debut en Argentinos Juniors, hasta su millonario y controvertido pase a Boca.

Hernán Russo Zyseskind era un purrete de 3 años en octubre de 1976. A seis cuadras de su casa natal estaba la cancha de Argentinos Juniors, a la que iba llevado por sus padres. Lejos de prestar atención al partido, como todo niño pequeño, se ponía a jugar a la pelota en el espacio de cemento que había entre la tribuna y el tejido que rodeaba el verde césped. Pero su madre le contó que aquel 20 de octubre del 76 –fecha patria futbolera si las hay–, cuando el entrenador Juan Carlos Montes llamó al joven con la 16 en la espalda para hacerlo debutar, ella le interrumpió el picado con sus amiguitos y lo alzó a upa. Diego Armando Maradona aún era el Pelusa y pronto “amigo imaginario” del hoy periodista deportivo, quien además se dio el lujo de, ya con 6 años, tirar unas paredes con el Diego verdadero, el de carne y hueso, el protagonista del libro de su autoría D10S es Argentinos, en el que saca del olvido la etapa menos explorada de quien fue el mejor jugador de todos los tiempos.

Yo, Argentinos

Russo Zyseskind nació hincha del Bicho de la Paternal por herencia familiar y barrial. Entre su casa de la primera infancia y la cancha ubicada entre las calles Juan Agustín García, Boyacá, San Blas y Gavilán apenas había un puñado de cuadras, que cada fin de semana hacían caminando con sus viejos hasta que él cumplió los 6 años, cuando se mudaron. Faltaba mucho tiempo para que ese estadio llevara el nombre de su ídolo máximo, y poco para su debut en Primera. “Tengo una conexión maradoniana desde niño”, asegura este hombre nacido en 1973, apenas 3 años antes del estreno profesional del por entonces conocido como Pelusa. “Me tocó ser contemporáneo de los años maradonianos ahí, a pesar de haber sido en la infancia”, se alegra.

En una entrevista con El Eslabón, el autor de D10S es Argentinos. De la Paternal al mundo, afirma que con Maradona “me pasaron cosas muy lindas”, y empieza: “Mi vieja me contaba que el día que debutó Diego me alzó upa en la tribuna y vi cuando entró a la cancha. Tenía 3 años y no tengo recuerdos tan fuertes, pero esa vivencia contada a través de la vieja a uno le queda”. Y sigue: “Yo era de los nenes que iba a la cancha y me ponía a jugar con los amiguitos, como todos esos niños que iban al estadio y no le daban ni bola al partido en sí. Porque además eran años en que Argentinos no peleaba por nada, hasta que apareció Maradona y le cambió la vida al club. De ahí en más siempre lo miraba a él, sentía que era mi amigo imaginario, porque después, cuando volvía a mi casa, jugaba solo en un patio interno del edificio donde vivíamos, y yo sentía que Diego era mi amigo imaginario que me daba pases para que yo haga goles”.

Pero esas habilitaciones ficticias, años más tarde se hicieron realidad: “Mi viejo, en el año 79, trabajó como colaborador en el club, en lo que se llamaba Prensa y Relaciones Públicas. Argentinos es un club de barrio y en esa época, en la que no había tantos hinchas y en las comisiones directivas se conocían absolutamente todos, eran muy amigos. Y recuerdo estar en el vestuario, con 5 o 6 años, y patear una pelota con Diego”, el verdadero, el de la zurda bendita. “Yo pateaba y él me la devolvía”, se asombra aún el periodista, al que sólo le faltó entrevistarlo: “Lamentablemente, durante mi carrera no tuve esa chance, porque jugó mucho tiempo afuera, y en su vuelta al país era más difícil”. Pero tras tirar esas paredes, quién le quita lo bailado.

De todas maneras, Hernán aclara que el distanciamiento que implicó la mudanza de barrio no significó el final de “esa conexión maradoniana”, aún intacta. Pero se le empezó a mezclar con la que iba a ser su profesión como periodista deportivo: “Siguió cuando mis viejos se mudaron a San Fernando, cerca del Tigre. Mi vieja me contaba que me miraba a escondidas cuando yo relataba partidos de fútbol, jugando con figuritas, y obviamente Maradona hacía miles de goles. Esa cosa Maradoniana se hizo raíz desde la infancia”. 

Este fanático de los Bichos Colorados fue la voz del estadio por 10 años. Y entre los muchos partidos que le tocaron, estuvo en el regreso de Maradona a Boca, cuando enfrentó a Argentinos en cancha de Vélez. “Ese día hace el gol de tiro libre del 1 a 0 y no lo grita”, rememora. Pero lo mejor –por la presencia del Diego, no por el resultado– estaba por venir: “Yo era muy amigo del ya fallecido kinesiólogo de Argentinos, Raúl Gismondi, que lo conoció a Diego cuando empezó a jugar en Primera. Él vivía cerca de mi casa y muchos años nos volvimos juntos, porque yo no tenía auto. Después de ese partido venía con una bolsita, que me la tira y me dice: «mirá lo que hay ahí». Y cuando saco estaba la camiseta de Diego, que se la regaló cuando terminó el primer tiempo”. 

Le picó el Bichito

Russo Zyseskind cuenta que “a medida que iba creciendo, me interesé por el periodismo deportivo y por la historia de Argentinos”. Dice que “los hinchas de los clubes que no somos de los mal denominados grandes, no tenemos tanta información” de sus queridos equipos. “Entonces –continúa– hacemos un trabajo de investigación desde chicos, buscando todo lo que podemos. Soy fanático de las estadísticas y seguía todas las campañas de Argentinos”. Porque el equipo del que salieron –además del Diego– Juan Román Riquilme, Fernando Redondo, Sergio Bastista, Claudio Borghi y varios más que le hacen honor al mote de Semillero del mundo, no estaba en la agenda de los grandes medios deportivo-futboleros. “La prensa hegemónica de ese tiempo sólo hablaba de Maradona por lo del pase (quién lo compraba, quién ponía los millones de dólares) y no le daban tanta trascendencia a un jugador con características increíbles y únicas, en una época en la que Diego hizo todo lo que después el mundo le vio en Boca, Barcelona, Nápoli y la Selección Argentina. Todo eso lo hizo antes en Argentinos Juniors, pero no hay videos y las vivencias quedaron en aquellos que fueron a la cancha, que eran muchos, ya que también iban hinchas de otros equipos, cosa que hoy raramente pueda pasar”, grafica Hernán.

En este sentido, usa el ejemplo de la mítica revista El Gráfico, a la que le dedica un capítulo del libro: “Le fue muy esquivo al Diego futbolista. Cuando debutó no salió en la tapa, cuando cumplió los 100 partidos (ante Newell’s), tampoco. Cuando marcó su gol 100 no salió en la tapa. Cuando le hizo los cuatro goles a Gatti (la única vez en toda su carrera que convirtió cuatro tantos en un partido) tampoco salió en la tapa”. La primera portada que El Gráfico le dedicó a Maradona fue, curiosamente, “recién en un partido del Metropolitano del 80”, cerca del final de su etapa con la casaca colorada. “Tan sólo le dio 5 tapas, y en una sola de esas tiene la camiseta puesta y está jugando un partido. Tiene otras, vestido de civil: una junto a Beckenbauer, otra con el Pato Fillol y otra hablando del pase. Y en la última está con la de Boca, cuando ya se había arreglado la transferencia”. Pero con la azul y oro, el tratamiento fue distinto: “Cuando pasó a Boca, en el año 81, El Gráfico le dedicó 11 tapas”.

Caño, taquito, chilena y tablón

El libro de Hernán Russo Zyseskind fue presentado ante el actual plantel de Argentinos Juniors

El libro –que llegó a manos del presidente de la Nación e hincha de Argentinos, Alberto Fernández, y que fue presentado al actual plantel del equipo dirigido por Gabriel Milito– encara una línea cronológica de esos primeros años maradonianos, según relata su autor: “Dónde nació, su familia, cómo llegó a los Cebollitas, está Goyo Carrizo, su amigo”. Russo reconoce que “esa es una parte bastante conocida, como la de su debut y los cuatro goles a Gatti”, pero “en el medio está todo lo que falta”. Y detalla: “Está el debut en el 76 hasta su despedida en el verano del 81, que son los últimos partidos que juega, de manera amistosa. Juega una Copa de Oro, contra River, Independiente y la Selección de Hungría. Casualmente, esa Selección tiene datos curiosos porque fue contra la que debutó en la Selección Mayor, contra la que disputó su último partido en Argentinos y también a la que le marcó su primer gol en un Mundial (en España 82)”. El material recopilado también incluye estadísticas: “Están las síntesis de todos los partidos oficiales (166): en 5 años jugó 9 torneos, de los cuales salió goleador en 5, y en 4 de esos de forma consecutiva. También tiene el récord de hacer goles en 14 partidos seguidos, entre el final del 79 y principios del 80. En esos 14 partidos hizo 19 goles”. Y lamenta que “a eso no se le daba mucha trascendencia en aquella época”. 

Agrega que además están los partidos amistosos, “que ayudaban al club a recaudar dinero para pagarle el sueldo, que era costoso”. Y cierra: “A muchos de los que se volcaron a hacer algo sobre Diego, esa etapa les pasó por el costado. Como hincha de Argentinos a uno podría darle bronca, pero a mí me da lástima”.

Sembró alegría en el pueblo

El máximo exponente del Semillero del mundo brilló en medio de la oscuridad que vivía el país por aquellos dictatoriales y sanguinarios años. Y no parece ser nada casual que el prólogo esté a cargo de Pablo Llonto, quien además de periodista deportivo y de ser el nexo del primer viaje de Diego Maradona a Cuba, también fue abogado en los juicios a las Juntas militares. “Me dio mucha alegría que el prólogo sea de Pablo, a quien no conocía. Le encantó el libro, me felicitó e incluso me agradeció que lo tuviera en cuenta”, dice con modestia Hernán Russo Zyseskind, y resalta: “Como bien menciona él en el prólogo, en esa etapa, Diego era de las pocas personas que hacía feliz a la gente”.

“Ese Diego político y social también siempre estuvo en la misma vereda. Eso hace que el sentimiento sea mucho más profundo y mayor hacia una persona a la que definimos como un Dios entre los humanos”.

Pero el autor no sólo pone a jugar a los derechos humanos en la convocatoria al cronista despedido de Clarín por su labor sindical y su forma de pensar. También le hace lugar en las dedicatorias que se leen en las páginas iniciales: “Cuando abris el libro, en los agradecimientos, se lo dedico a Pelusa, a los hinchas de Argentinos, a los que amamos a Diego Armando Maradona, y en memoria de los siete hinchas de argentinos detenidos y desaparecidos en la última dictadura cívico militar”, y los menciona: “Américo Marchetti, Néstor Sammartino, Gregorio Nachman, Guillermo Moralli, Ernesto Szerszewicz, Horacio Moreyra y Raymundo Gleyzer”. Presentes, ahora y siempre.

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