La comunidad educativa de la EETP Nª 625 y del EEMPA 1299 cortó la calle del edificio donde transcurre su vida escolar, debido a una orden de desalojo que llegó, de sopetón, hace algunas semanas.

Un grupo de estudiantes en el patio de adelante de su escuela. No es horario de clases. Están defendiendo su lugar. Budines, tortas, y otras donaciones. A las 12 salen a la calle. Hay banderas de otros centros de estudiantes, de la Federación Estudiantes Secundarios Rosario (Feser), de gremios docentes y otras agrupaciones.

Cuelgan las banderas del centro en las rejas de su edificio, “CECGYS”: Centro de Estudiantes Carlos Guido y Spano. Acomodan las mesas afuera, discuten entre ellos. En los espacios de la militancia secundaria se suele poner un cliché en conflicto: “Los jóvenes son el futuro”. “No –se dice por ahí–, les jóvenes somos el presente también”. 

En defensa del edificio y de la educación pública

Este miércoles 30, por Córdoba entre Rodríguez y Callao, estudiantes, ex alumnes, docentes, directivos y militantes de diversas organizaciones cortaron la calle en una manifestación convocada por la comunidad educativa de la EETP Nº 625, Carlos Guido y Spano, y el EEMPA Nº 1299. El motivo fue una orden de desalojo del edificio en el que transcurren su vida escolar los alumnos de la Guido desde hace casi diez años. 

El conflicto se debe a que el edificio no es público, sino que es una propiedad privada que desde hace 90 años se alquila para distintas instituciones educativas. En 2016, 2018 y ahora nuevamente, el diputado provincial Carlos Del Frade había propuesto un proyecto de ley para expropiarla, ya que la Guido venía siendo una escuela “nómade” desde su fundación, lo que complicaba una continuidad en les alumnes que vivieron los traslados, así como también en el cuerpo docente y directivo. El proyecto de ley perdió estado parlamentario en las dos ocasiones anteriores, aunque con todo el movimiento generado en las últimas semanas por la situación crítica que significó la orden de desalojo, ya se ha adelantado que hay intenciones de tratarlo en breve. 

La manifestación se planteó como un “abrazo solidario” a la escuela, y fue impulsada en la reunión abierta a toda la comunidad educativa de la Guido que tuvo lugar el miércoles 23 de marzo, un día antes de que se presentara el CECGYS con su bandera en la marcha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Se cortó la calle y se vendieron tortas, pizzetas y demás alimentos donados, así como, en la punta de esa hilera de mesas, se juntaron firmas para una nota reclamando la compra del espacio por parte de la provincia. 

La calle se llenó. Casi media cuadra atestada de gente, entre ex alumnes, alumnes, docentes, directives y gente de los distintos gremios y organizaciones que apoyaron el reclamo. Contra las rejas de la escuela colgaban muestras de trabajos de morfología visual, de dibujo técnico, QRs con podcasts hechos en las clases de radio, así como luego, más cerca del final, se puso un televisor donde se reproducían los trabajos audiovisuales y de diseño gráfico de la pibada de la institución. 

Frente al portón de la escuela, además, se plantaron dos micrófonos. Primero habló el vicedirector de la Guido, Rubén Perucca, quien luego de agradecer la presencia de “todos, todas, y todes en un momento que se volvió crítico para la escuela”, relató la problemática. 

“Así, medio de golpe, hemos recibido un telegrama”, comenzó, y agregó: “No sé si sabrán todos, pero esto es una propiedad privada. La provincia viene pagando un alquiler desde hace noventa y pico de años. Han pasado distintas escuelas y hoy acá convivimos dos, tenemos la EEMPA 1299 y nosotros, la técnica 625. Nosotros, antes, estábamos en 9 de Julio entre Mitre y Entre Ríos. Allá supuestamente se iba a hacer un edificio nuevo y nosotros estábamos de paso. Acá estamos desde 2014, 2015 y bueno, nos hemos quedado. Y, como dicen en el campo, nos hemos aquerenciado”. 

A continuación dio detalles sobre lo adecuado que es el lugar para las actividades que realiza la escuela. “Los espacios se usan completamente, espacios internos, espacios externos”, dijo al respecto. 

“Como directivo (soy vicedirector), sería representante del ministerio acá, pero también soy profesor, entonces en este momento más que como directivo les estoy hablando como profesor. La escuela la hemos arreglado muchas veces con la plata de la cooperadora y estamos peleando para que este lugar sea nuestro”, continuó.

Foto: Amalia Di Santo

Sobre la historia de la escuela, dijo que “viene itinerando, viene dando vueltas desde hace años en distintos lugares”, y que “hemos encontrado este lugar y nos ha gustado y sobre todo es muy pertinente, es más que adecuado para la terminalidad, las funciones y el título que da la escuela”. 

Luego, para cerrar, dijo que una particularidad era la poca conflictividad que había entre alumnos, y que el espacio común que les permite el edificio contribuía a eso, y le dio la palabra al centro de estudiantes, ya que “esta movida se debe a ellos y a los padres”. 

Luego la pibada tomó la palabra. Leyeron un documento que armaron para difundir entre les alumnes, que contaba la situación y explicaba por qué hay que defender su edificio. En el documento aparecen las cuestiones de lo conveniente que es por el lugar en que está ubicado (la calle Córdoba es una de las arterias principales de Rosario), así como la mención de “el amplio patio, los espacios arbolados, la sala de radio, los talleres y la casona” que han dado lugar a diversos trabajos audiovisuales. Más allá de las cuestiones técnicas, aparece en el comunicado la idea del “sentido de pertenencia” que se ha generado; cosa que ya se ha publicado en Redacción Rosario, en la primer charla con esta cooperativa que tuvo la pibada del CECGYS, en la que una estudiante comentó que “tenemos nuestras vidas acomodadas a transitar la escuela ahí, que no es algo menor”. Además de todo eso, menciona que una parte del edificio fue declarada “de Interés Histórico, Arquitectónico y Cultural” por el concejo de Rosario en el año 2001, ordenanza 7214/2001.

Por otro lado, la ex directora entre 2014 y 2019 de la Guido, Liliana Calógero, escribió una breve historia de la técnica 625 y del EEMPA 1299, en la que tocó el tema del edificio y destacó la importancia educativa del mismo. El texto fue compartido entre algunos y algunas estudiantes, y una de ellas lo acercó a El Eslabón.

“Cuando reflexionamos acerca de lo que significa crear un entorno educativo, la organización del espacio en el aula y fuera de ella, los alumnos utilizan los espacios comunes de la escuela para convertirla en un espacio integrador de recursos visuales y verbales, que no sólo estimulan el aprendizaje sino que también despierten el interés, la curiosidad y la motivación. El entorno educativo es más que aquello que rodea al alumno en su clase y se refiere a la escuela entera como un espacio de aprendizaje. Se aprende entonces en la biblioteca, en el patio, interactuando con diferentes recursos”, señala el texto en un fragmento.

Lo que sucede después

Lula está cursando cuarto en la Guido y Spano y es delegada de su curso desde hace ya varios años. Acomodando sillas, hablando con compañeres y profesores, ya en el momento posterior al abrazo, se guarda unos minutos de su tiempo para charlar con este semanario. 

—Contame cómo empezaste a participar, a militar en el centro de estudiantes. 

—Cuando entré tenía una idea de lo que era el centro de estudiantes porque ya conocía a Juana y ella me metió. Durante todo 2019 fui delegada de curso y en 2020 fui una de las pocas que estuvo presente. Todo el tema de la pandemia nos tiró re abajo, y ahora estoy como ahí. Soy una de las que más recorrido tiene en el centro pero no tengo ningún puesto fijo, soy delegada de curso nomás. 

—El tema de los delegados, ¿cómo funciona acá en la Guido?

—En 2019 lo teníamos reglamentado por estatuto, eran 2 por curso y tenían que ir a las reuniones sí o sí. Lo terminamos sacando porque muchos no iban, faltaban. Ahora lo volvimos a implementar como una forma de tener a alguien, por lo menos una persona de cada curso presente en el centro, pero ya no es tan estricto, es más como un representante.

—¿Hay reuniones de delegados, se toman decisiones ahí? 

—No, todas las reuniones son abiertas, y la idea es que cualquiera pueda opinar y participar. 

—Pasando a la cuestión del edificio, ¿en qué momento se enteraron de todo este tema? ¿Sabían de antes que el edificio no era del Estado, se enteraron con el telegrama, cómo fue? 

—El tema del edificio que no es nuestro viene de hace muchísimo tiempo. Desde que está acá la escuela, diría yo. No sé, porque yo estoy no hace mucho, pero del tema del desalojo nos enteramos hace una, dos semanas. Fue todo muy reciente, muy justo. 

—¿Y llegó un telegrama sin previo aviso, sin nada?

—No tengo mucha información de los detalles, pero al menos a nosotros, al estudiantado, nos llegó así. Hablando con los directivos, nos contaron de la situación, nosotros lo difundimos y acá estamos. 

—Y de parte de los directivos, cuando se les informó al estudiantado, ¿se vino con una idea de hacer algo o nació de ustedes?

—La idea de hacer algo estuvo siempre: cualquier cosa para juntar gente, para difundir. Pero lo terminamos de armar entre toda la comunidad educativa. La semana pasada hicimos una asamblea general con padres de alumnos, docentes, y se terminó de armar ahí. De los detalles sí nos encargamos como estudiantado. 

—Osvaldo Biagiotti, Delegado Regional de Educación de la Región VI de la provincia de Santa Fe, dijo: “Estamos evaluando todas las opciones posibles, desde la expropiación del edificio hasta la reubicación de la escuela en el barrio, que incluso sea en un lugar mejor. Escuchando siempre a todos los actores de la comunidad”. ¿Lo conocen, tuvieron posibilidad de hablar con él? 

—No, no lo conocemos. Al menos yo no lo conozco. 

—¿Se reunieron con algún político o funcionario que se haya acercado a hablar?

—Personas específicas que se nos hayan acercado, al menos al estudiantado, no. Sé que hay profesores que hablaron con sus contactos, y les estudiantes hablamos con distintas organizaciones. 

—¿Tuvieron apoyo de las organizaciones?

—Muchísima. 

—¿Conocen del proyecto de expropiación presentado por Del Frade? 

—Sí. Uno de nuestros profesores trabaja con él así que están trabajando en eso.

—En el documento se menciona el sentido de pertenencia a un lugar, además de otras cosas que tienen que ver más con lo útil del edificio para la terminalidad, ¿qué podrías contarme de eso? 

—Básicamente, la escuela estuvo pasando por un montón de edificios. Una profesora que está desde hace mucho cuenta que estuvo por 4 edificios. Éste también iba a ser temporal, pero la verdad es que con tantos años lo fuimos remodelando y nos fuimos apropiando del espacio porque es muy cómodo, muy grande y todo lo que se dice en el comunicado. 

—Vi la bandera de la Feser y de otros centros acá, ¿hubo una construcción de la movida en conjunto o fue más bien un apoyo? 

—Lo comunicamos en la Feser y por supuesto que nos dieron todo el apoyo y están presentes acá, pero la movida se organizó por adentro, con la comunidad de la Guido.

—¿Tienen algo pensado para seguir, reuniones, expectativas? 

—Por ahora nada específico, pero sí estamos semana a semana viendo qué hacemos. El plan es seguir insistiendo, que es lo que podemos hacer. 

—La idea es mantenerse en el edificio, no reubicarse aunque sea en el barrio. 

—Totalmente. Somos conscientes de que puede pasar (lo de la reubicación), pero estamos haciendo todo lo posible para que sea la última instancia. 

—¿Podés hacer un balance de la concentración?

—La verdad que estuvo todo muy bueno. Estoy muy sorprendida de cómo funcionó todo, más allá de los contratiempos menores que hayamos tenido. Fue una convocatoria enorme, se sumó gente de todos lados, y nos sirve un montón tanto como escuela como centro de estudiantes. Fue una movida excelente que salió de diez y estoy muy contenta con el resultado. 

Posterior a la entrevista, ese mismo miércoles por la tarde, una alumna de la Guido y Spano comentó a este semanario que el ministerio convocó a una reunión para el próximo martes de la que participarían la directora, la presidenta de la cooperadora y una persona del centro de estudiantes.

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