– ¿Vos sos el que nos va a buscar una mamá? 

Puede ser.

– Nosotros queremos vivir con una mamá ¿Cuánto falta?

Un tiempito.

– Y ¿cuánto tiempo es un tiempito?

Hace diez años de este diálogo entre Luli, una niña de 7 años, y el entonces juez de Familia Marcelo Molina, hoy juez de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario. La niña estaba junto a su hermanito de 3 años y hermanita de 5 en el despacho de Molina, quien los entrevistaba para buscarles un hogar. Ese intercambio se convirtió en un libro, más tarde en una obra de teatro y en una oportunidad para pensar el Derecho.

Este viernes 4 la obra de teatro ¿Cuánto tiempo es un tiempito? volverá a estar en escena, es su decimonovena función. La protagonizan empleados judiciales, magistrados y el propio Molina. Esta vez será en el Aula Magna de la Facultad de Derecho (UNR) a las 19.30, ingresando por Moreno 750, con entrada libre y gratuita.

Marcelo Molina no recuerda con precisión el día de aquella entrevista. Sí que fue en julio de 2013. Que luego llegarían más relatos y anécdotas que empezaría a incorporar cada vez más a las charlas de Derecho que daba para abogados. Hasta que en diciembre de ese mismo año, el periodista Claudio González –el Tate como lo llama con afecto- publica en el diario La Capital tres relatos: el del Tiempito; No se moleste, mi vida está acabada y De esta somos los dos.  Y lo anima a seguir publicando, lo que en 2016 sería el libro ¿Cuánto tiempo es un tiempito?, ilustrado por su hermano, el artista plástico y muralista Jorge Molina.

El libro de Marcelo Molina con ilustraciones de Jorge Molina.

Marcelo repasa con especial cercanía esas anécdotas, porque resultaron cimbronazos en su carrera de profesional del Derecho y el puntapié de un trabajo pedagógico y transformador. Dice que la historia de Luli “es un relato esperanzador”; que el de No se moleste… “es terrible, demoledor” porque es un nene de 15 años quien le pide que no haga demasiado por él porque pensaba que su vida estaba acabada. Y el tercero de esos relatos iniciales lo protagoniza otro pibe con quien intercambiaba bromas por ser de Newell´s -Molina es de Central- hasta que un día el chico le regala un escudo de Argentina y le dice “de esta somos los dos”. “Me enseñó que tenés que proponer por lo que une no por lo que desune”.

¿Qué cambió en estos diez años de aquella pregunta? Marcelo Molina asegura que la cuestión tiene varias aristas como respuestas. Una es la personal, siempre se identificó con el peronismo, “así que la cuestión social siempre estuvo muy a mano, pero mi formación jurídica no pasaba por ahí”. Asegura que este tiempito transcurrido le permitió reinstalarse ante otro concepto del Derecho.

“El Derecho no es de los jueces, no es de los abogados, no es de lo doctrinario. El Derecho es de la gente. Para mí es la mayor enseñanza en lo personal”, dice de lo que le deja esta década.

Molina afirma que esa idea lleva a sostener que “el ejercicio de la magistratura se hace con este otro concepto: las patas en el barro, las manos en la Constitución, con sus valores democráticos y constitucionales”.

El derecho es de la gente”, defiende el juez Marcelo Molina. Foto: Manuel Costa / Redacción Rosario / El Eslabón

Hay otra arista que elige mencionar. Cuenta que la mayoría de quienes se entusiasman en actuar en la obra del Tiempito -abogados, empleados judiciales, jueces- son muy jóvenes, tienen entre 30 y 40 años. Las mismas personas que también participan de un trabajo de investigación y que se conoce como Un tiempito para tus derechos. Entre un mate y un café (Editorial Juris), donde conceptos clave del Derecho están al alcance de todos.

El juez Molina asegura que participar de estas experiencias -como la obra de teatro- permite instalar en los nuevos profesionales del Derecho “una visión que el tribunal no les da”. Rescata además la horizontalidad con la que se trabaja entre quienes participan de esta experiencia. “La formación de pibes dentro del Poder Judicial es la otra arista”, resume.

Y el otro aspecto a valorizar “es el debate con la gente, cuando termina la obra”. “En algunos casos son riquísimos, como por ejemplo cuando la pusimos en escena para el Sadop Rosario. Fue un debate impresionante con los docentes. Lo mismo pasa con la gente de a pie. Se hace más difícil cuando vienen muchos abogados, que no preguntan mucho”, dice.

Molina invita a la obra de este viernes. La describe como “el puntapié inicial de una serie de actividades” por los diez años del Tiempito. Lo que se viene van desde proyectos más técnicos relacionados con el Derecho, más funciones, más charlas y capacitación para abrazar esa idea de que el Derecho es de las personas.

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Un comentario

  1. doodle cricket

    28/11/2023 en 0:04

    Because these tales were both the beginning of his educational and transformative work and career shocks in the legal profession, Marcelo examines them with particular attention.

    Responder

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