El ex presidente de Boca y de la Nación se juega su revancha por habilitar la figura de Sociedades Anónimas en los clubes. El libertario es su nuevo aliado también en esa obsesión. La defensa de las asociaciones civiles es casi total.

En 1983, Franco Macri viaja a Nueva York para cerrar unos negocios inmobiliarios y su hombre de confianza, Orlando Salvestrini, le propone allí la compra del Cosmos –en el que jugaron Pelé, Beckenbauer y otras figuras–, que está a la venta. Como Franco no quiere saber nada, el directivo de Socma entusiasma con la propuesta a un joven Mauricio Macri, que es parte de la delegación. Juntos elaboran un plan de negocios, pero no llegan a concretar la operación porque el dueño del Cosmos soluciona sus problemas impositivos y no se desprende de la franquicia. 

Según relata el abogado Federico Polak, interventor de Boca a mediados de los 80, Macri y Salvestrini –una vez frustrada esa oportunidad en el soccer– se prometen implementar ese modelo en su querido Boca Juniors. “La franquicia se compra, se vende, cambia de localía o de nombre, se transforma, o simplemente se disuelve”.

Foto: Télam

El sociólogo y escritor Rodrigo Daskal le cuenta a este cronista que “hay países que tienen SAD desde hace 100 años” y que “la discusión en Argentina aparece en las décadas del 30, 40, 50, pero muy esporádicamente y no con ese nombre, sino en la discusión respecto de si los clubes tienen o no un perfil comercial”. Recuerda también que en una entrevista en los 80 en la revista River, el contralmirante Carlos Lacoste –ex vice de la Fifa y con fuerte influencia en el club de Núñez– “habla a favor del modelo europeo, de sociedades comerciales”. De todas maneras, Daskal, actual presidente del Museo de River y autor (junto con Verónica Moreira) del libro Clubes Argentinos, sostiene que “la discusión con nombre y apellido empieza en los 90”. El modelo neoliberal de Carlos Menem era tierra fértil para dar la discusión. 

Y así lo entendió Macri, que mientras avanzaba en su carrera política en el Xeneize, intentó comprar Deportivo Español en 1993, pero los socios lo rechazaron. Francisco Ríos Seoane, histórico presidente de ese club, aumentó considerablemente la cuota societaria y redujo el padrón. Cuantos menos socios, mejor. Entre otras cuestiones, Mauricio pretendía mudar la localía a Mar del Plata (como en esa temporada hizo el gerenciado Argentinos Juniors ¡a Mendoza!). La ciudad feliz tampoco le sacó una sonrisa luego, cuando se le frustró la compra de Alvarado. Más en las sombras que a la luz, Macri también fue socio de Marcelo Tinelli en su aventura con el Badajoz de España, donde no guardan un grato recuerdo de los empresarios argentinos.

Ni como presidente de Boca ni como presidente de la Nación, Mauricio Macri logró habilitar las Sociedades Anónimas Deportivas, prohibidas en el estatuto de la AFA. En su apoyo a la candidatura presidencial de Javier Milei y en su propia postulación como vice en el club, ve una nueva chance.

Menos fútbol que Milei

Para saber que Javier Milei sabe poco y nada de fútbol no hizo falta escucharlo en el debate con Sergio Massa de cara al balotaje, cuando confundió la nacionalidad de Johan Cruyff, entre otros yerros. Antes había dicho que no era más hincha de Boca por Riquelme y Gago. En el fragmento viral de la entrevista con Alejandro Fantino, en la que defiende las SAD, dice que con ese modelo aplicado en el país se podría ganar 5 a 0 una Intercontinental (certamen que no existe hace años).

“Compara la realidad con un modelo hipotético llevado a la ficción en sus resultados. Nadie en su sano juicio podría creer que un equipo, sea cual sea, podría ganar una final de mundial de clubes por cinco goles”, escribe Juan Stanisci. En España, los dos clubes que habitualmente salen campeones (salvo rarísimas excepciones) son Barcelona y Real Madrid, los dos únicos en el país que le pertenecen a las y los socios.

De todos las entidades del fútbol que se pronunciaron contra la propuesta privatizadora del candidato de La Libertad Avanza, se destacó el comunicado de Racing: “Nadie nos tiene que explicar qué significan las SAD en un club de fútbol. Nuestros socios, socias e hinchas, quienes recuperaron la democracia para Racing, lo saben bien”. Fernando Marín, de estrechos vínculos con Macri, fue gerenciador en la Academia con Blanquiceleste SA, que luego quebró. Curioso fue que el empresario Guillermo Tofoni, hombre de Milei en el fútbol, haya puesto esa experiencia racinguista como ejemplo. 

Si hasta Independiente, conducido por el macrismo, pidió por los clubes en manos de los socios. También se sumaron los rosarinos Newell’s, Rosario Central y Central Córdoba. Y un caso raro: el gerenciado club Argentino también se mostró en contra de la gerencia y las SAD. El fútbol suele darnos ejemplos de hipocresía, como el caso de Defensa y Justicia, que se sumó a la defensa de las asociaciones civiles sin fines de lucro a la vez que tiene el equipo manejado por Christian Bragarnik. Jose Lemme, cuando era presidente del Halcón de Varela (ahora es vice), afirmó que para decir si te sirve o no” el modelo de las SAD “tenemos que verlo, tener un proyecto, qué se pretende y los objetivos que tiene”. Y deseó: “Esperemos que se escriba algo y en base a eso se irá mejorando o viendo si realmente sirve o no”.

Más sincero fue Talleres de Córdoba, única institución de Primera que no se sumó a la catarata de comunicados. Su presidente Andrés Fassi propuso en 2021, para tratar el tema, “encerrarnos todos en un hotel tres o cuatro días para definir hacia dónde va el fútbol argentino” en esa materia. Al parecer, este empresario no simpatiza con los estatutos ni con la voluntad popular. Porque en un hotel, por más grande que sea, los hinchas no entran.

La Patria deportiva

Ex y actuales futbolistas, deportistas de las más diversas ramas, dirigentes, clubes grandes y chicos, hinchas de variadas camisetas, periodistas deportivos. Todos y todas levantaron las banderas de las asociaciones civiles y en contra de las Sociedades Anónimas Deportivas. Conmovedora es la historia del ex volante de Gimnasia LP, Luciano Aued: su padre fue despedido de YPF en plena ola privatizadora de los 90 y su madre atendía el bufet del club en el que él surgió: “Soy el resultado, como miles y miles de nenes y de nenas en este país, de esa solidaridad que nunca van a entender quienes creen que todo es un negocio”.

 

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Una pena lo de Lionel Scaloni, que se molestó cuando le preguntaron por el tema: “No me meto”, fue lo único que dijo. No es tarea sencilla para los deportistas pronunciarse al respecto. Alfredo Villegas, oro en pelota vasca en los recientes Panamericanos, fue de los pocos atletas que deslizó su agradecimiento al Estado, pero en la entrevista con TyC no le dieron cabida.

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La mayor preocupación ante una posible habilitación de estos modelos empresariales son los clubes de barrio, más indefensos que los grandes. El sector inmobiliario ve en esas entidades un lindo espacio para construir edificios y no un lugar donde chicos y jóvenes practiquen deportes o se reúnan. “En pandemia –recuerda Claudio Morresi, ex secretario de Deportes de la Nación y actual legislador porteño– los clubes abrieron sus puertas y armaron vacunatorios. No hubo una multinacional que haya tenido una actitud solidaria como la que tuvieron ellos”. Y afirma que la invitación que hace Milei a jeques árabes y demás es porque “en lo único que piensan es en el dinero, en lavar dinero”.

“Cuando nos vimos amenazados fue con el gobierno de Macri, que hoy es aliado de Milei”, dice el presidente del Club Unidad y Tesón, Jerónimo Fogliato, también en diálogo con el programa radial Poné la pava. “Si a las declaraciones de Milei le sumamos la experiencia que tuvimos en el macrismo, tenerlos ahora potenciados nos asusta muchísimo”. El dirigente, que forma parte de la Red de Clubes de Rosario, advirtió que este 19 de noviembre “estamos ante una opción. Elección ya tuvimos en octubre. Hay que jugársela en defensa propia”.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 17/11/23

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