Las venas abiertas de América Latina siguen desangrándose, como escribió Eduardo Galeano. Pero también sigue brotando renovada la ancestral resistencia colectiva. Un repaso por un libro que se presenta como puerta de entrada a la problemática latinoamericana.

“Este no es un libro más, es el primero de nuestros libros”, indica la dedicatoria de un atesorado ejemplar de Las venas abiertas de América Latina, ligada a una historia de amor de jóvenes de ayer. Sobre esa creación de Eduardo Galeano, otro atrevido militante, el nicaragüense Ernesto Cardenal, explicaría: La revolución es ante todo una cuestión de amor”

“La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta”. Así comienza  Las venas abiertas de América Latina, publicada en 1971 por Eduardo Galeano.

La explotación económica y la dominación política a la que América Latina ha sido sometida y entregada desde la colonización europea y cipaya sigue con nuevas máscaras. Y le abrieron otras venas, más profundas y disimuladas. Pero aún revive esa bronca y ardiente paciencia, aunque –desangrada– le estallaron varias várices. Hay derrames de petróleo contaminante, hay gentíos aplastados por gobiernos aplastados, condicionados o convencidos por empresas. Pero esos gentíos siguen y siguen, insistiendo en una vida mejor, y juntos.

Galeano dijo que a pesar de ser un libro de historia, economía y política, Las venas se lee como una “historia de amor o de piratas”. Hay que remontarse a la década del 70, cuando el academicismo sofisticado y complejo volvía insuperables los problemas para mucha gente. Claro, academicismo de piratas que también robaban para la corona.

El Pelado también renegaba del izquierdismo científico, solemne y para perfectos casi inhumanos. “Se nutrió de textos y de saber popular”, reflexiona un editor de Galeano. El mexicano Jesús Alejandro Ortiz Cotte contó en 2022 que “las palabras de Galeano todavía están vivas. No envejecen, no cansan, revitalizan”. Y rescatan “la magia de excluidos, de negros, mujeres, de gitanos, de cantantes, de los nadies, de futbolistas que teniendo todo para ser perdedores se volvieron los mejores”.

“Idioma llano que entendían todos”

Para Osvaldo Bayer, su amigo Galeano “se expresaba en idioma llano. La biblia latinoamericana la entienden absolutamente todos y dice las cosas más profundas. Era un hombre del pueblo, un hombre que escribía para el pueblo y que quería más justicia social, un sistema muy diferente para Latinoamérica”, opinó el autor de La Patagonia Rebelde.

Para el ecuatoriano Rafael Correa, “las venas están abiertas por la muerte de Galeano”. En tanto, Evo Morales señaló que el escritor fue “un maestro de la descolonización y liberación”.

Emir Sader, filósofo brasileño, definió: “El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido determinados desde fuera por su incorporación al engranaje universal del capitalismo, remarcando la importancia de Las venas para entender ese proceso con anclaje en América Latina, en una contratapa para Página 12.

La escritora mexicana Elena Poniatowska remarcó: “Galeano recogió las miles de voces de latinoamericanos más olvidados”. Según el mexicano Juan Villoro, “es un libro escrito al calor de la indignación, un acto de coraje, y una lección de optimismo en el futuro y de vitalidad”.

El territorio maldecido

El país que lleva en su nombre la maldición de su delictivo origen colonial (Argentum), “a más de 200 años de su pretendida independencia, sigue lidiando contra la coalición de fuerzas que hiciera de sus territorios y poblaciones originarias una maldita zona de saqueo”, grita, en julio de 2023, Machado Aráoz, licenciado en Ciencia Política e Investigador del Conicet.

“De la época fundacional de la plata (éramos en realidad apenas el «camino real» y zona de influencia de un puerto o una gran ciudad) a la actual era de la soja, gas, fracking y litio, el mismo patrón de poder sacrifica las condiciones materiales básicas bajo el peso opresivo de los costos socioecológicos del modo de vida imperial de exiguas minorías privilegiadas”, afirma Aráoz en una nota para la Agencia de Noticias Tierra Viva

También señala que la reciente rebelión popular jujeña y la feroz agresividad represiva del poder (estatal-corporativo) es la contradicción entre democracia y extractivismo. “No es sólo un modo de concebir y de tratar a la Tierra como reservorio de recursos naturales. Es un patrón que conlleva un modo de organización y producción oligárquica de los territorios y poblaciones de sus bienes vitales, fuentes hidroenergéticas y capacidades reproductivas al servicio del mantenimiento de vidas privilegiadas, exclusivas y excluyentes”, profundiza Araoz. Eso que usan las baterías de los teléfonos celulares es litio: símbolo de las venas abiertas

En Úselo y tírelo. Nuestro planeta, nuestra única casa, el Pelado tan influyente de la izquierda proponía una mirada alternativa al colapso ecológico. En 1994 la cosa ambiental no era tema central en la agenda, pero advertía un “Juicio Final para los humanos en el que un alto tribunal de bichos y plantas nos acusará de haber convertido al mundo en un desierto de piedra”. 

Quién nos condenó

Galeano decía que escribió Las venas abiertas para difundir “ideas ajenas y experiencias propias” que quizás ayuden un poquito ante la pregunta: “¿Es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Culpa de Dios o de la naturaleza?”

Es un libro que intenta “divulgar hechos que la historia oficial esconde o miente”. Y aclaraba que para algunos “puede resultar sacrílego que esta divulgación hable de economía política en el estilo de una novela de amor o de piratas”. 

“En América Latina, desde el descubrimiento todo se ha transmutado siempre en capital europeo y luego norteamericano, y se acumula en centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, recursos naturales y humanos. Perdimos; otros ganaron”. 

Galeano toma textos de Domingo Faustino Sangriento, Bartolomé Buitre, José María Rosa, Halperín Donghi, Gregorio Selser, Mariátegui, y también de Scalabrini Ortiz, Abelardo Ramos, Hernández, Ortega Peña, García Lupo y Karl. 

1940, y sigue

Desde el 13 de abril de 2015 se dice que Eduardo Germán María Hughes Galeano, autor uruguayo, nacido el 3 de septiembre de 1940, falleció a los 74 años, debido a un cáncer de pulmón. Pero, como otros compañeros, él se volvió perenne, y sigue.

Gius”, firmaba a los 14 en dibujos y caricaturas políticas, luego en el semanario socialista El Sol. Dirige el diario Época. En los 60 edita la revista Marcha, y va preso por el golpe del 73 en Uruguay; luego es obligado a abandonar el país. Se refugia en Argentina, donde funda la revista Crisis. Pero en 1976 también es perseguido por Videla y en España escribe Memoria del fuego. En 1985 regresa a Montevideo y arma el semanario Brecha, con Mario Benedetti. 

Luego las dictaduras de Uruguay, Chile, y Argentina lo prohíben por serinstrumento de corrupción de la juventud”. Pero se mantiene como referencia de la izquierda latinoamericana, y destapa verdades inconvenientes.

Es herramienta de resistencias e insurrección ante la tristeza por la pobreza y la miseria moral y material. Son letras abrazadas en una junta de palabras de delirante alegría irresponsable y provocativa, con muchas fuentes y voces ancestrales que se encauzan desde “los nadie”.

“El lenguaje hermético no es el precio de la profundidad. Puede esconder incapacidad de comunicación elevada a la categoría de virtud intelectual”, explica en “Siete años después”, epílogo agregado en la edición de 1978 de Las venas. También admite que “cierta literatura militante dirigida a un público de convencidos me parece conformista. A pesar de su retórica revolucionaria, es literatura de parroquia, tan lejos de la revolución como la pornografía está lejos del erotismo”.

Buscó el microrrelato, historias más pulidas, trabajadas, condensando el contenido y la escritura. “Algunos aprovechan esas declaraciones a la ligera y poco ambiguas para tratar de defenestrar un libro primordial de la izquierda latinoamericana”, agrega el director editorial de Siglo XXI.

Galeano decía que “el neoliberalismo se propone ahora como receta mágica de la salvación universal o como si fuera la Décima Sinfonía de Beethoven o la Octava Maravilla del Mundo, pero hace cinco siglos que estamos en esto, creyendo que la libertad del dinero es más importante que la libertad de la gente y creyendo que puede salvarnos el desarrollo hacia afuera”.

También afirma: “La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los órganos internacionales que controlan la moneda, comercio y crédito practican el terrorismo contra los pobres de todos los países”. Y agrega: “La llamada comunidad internacional ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?”

En 2014 aseguró que “desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Gaza es castigada desde que Hamas ganó las elecciones en el año 2006”.

Silvina Friera señala, sobre la realidad latinoamericana, un “círculo vicioso de la estrangulación: los empréstitos aumentan y las inversiones se suceden y en consecuencia crecen los pagos por amortizaciones, intereses, dividendos y se recurre a nuevas inyecciones de capital extranjero, que generan compromisos sucesivamente”. Las venas demuestran cómo “el subdesarrollo es consecuencia del desarrollo ajeno. En este mundo de sometidos no hay riqueza que no resulte, por lo menos, sospechosa”.

“Fue un puerto de partida, no un puerto de llegada”, dijo Galeano en abril de 2015. En la mitad de la década del setenta, se implantó el Plan Cóndor en América Latina en el cual se persiguió a opositores a los intereses imperialistas, se reprimió ilegalmente y se masacró a una parte de la población. 

Resuenan hoy día las palabras que Galeano imprimió en su epílogo “Siete años después” (1978), al marcar una tendencia que no parece estar revirtiéndose: “El sistema ha multiplicado el hambre y el miedo; la riqueza continúa multiplicándose y la pobreza difundiéndose”.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 30/12/23

¡Sumate y ampliá el arco informativo! Por 1000 pesos por mes recibí todos los días info destacada de Redacción Rosario por correo electrónico, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Para suscribirte, contactanos por Whatsapp.

Más notas relacionadas
Más por Alfredo Montenegro
  • El testigo

    El calor parecía aumentar en el local, lleno de ansiosos, humo y voces. Le dije que por es
  • Remontar el barrilete en esta tempestad

    Yo no sé, no. La tarde se ponía fresca y Pií entraba en calor dándole al serrucho. Tenía p
  • ¿De qué se cansó “la gente”?

    En medio de una hecatombe social, Malena Galmarini lanzó una piedra en aguas peronistas de
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Fuga en la Bolsa

El gobernador Pullaro pidió bajar retenciones al agro; recursos nacionales para infraestru