Yo no sé, no. Estábamos reunidos junto al sendero de bicis, pegado al arco de cilindro que daba al oeste. De pronto, con el relato de Manuel nos comenzó a invadir una sensación de derrota. Nos contó que había perdido, jugando al cuadrado, su bolón Japonés, que para él era como un talismán de la suerte, y que después de esa pérdida su loro no aparecía por ningún lado. Tiguín contó que se sentía derrotado pues una piba le había traído una Siambretta que estaba fuera de punto para que se la arreglara. Él, confiado en su destreza, le dijo que el arreglo lo haría en menos de 30 minutos y gratis. Después de dos horas y de que lo agarrara la oscuridad de la noche, Tiguín seguía sin encontrarle el punto a la motoneta. José nos contó que en los bretes donde iba a pescar, dos días atrás lo había agarrado la noche y perdió dos líneas cargadas de anzuelos y la Pampero del pie izquierdo, que se la había sacado antes de arrojarse al río.

Raúl se lamentaba porque en una jugada al monte en la plaza Galicia, estando ya medio oscuro, apostó al Oreja Giribet, una figu difícil en esa temporada. Raúl también se sentía derrotado. Pií nos dijo que jugando al hoyito la otra noche en Riva y Crespo perdió un yoyó Russell con la propaganda de Fanta. Juancalito contó que también de noche perdió a Larguirucho, el muñequito que tanto le había costado conseguir en los chocolates, y que como ya no le quedaban bolis lo cambió por 10 lecheras. Con Carlos recordamos que un par de días atrás habíamos ido al barrio Acindar para concretar un desafío: un 7 contra 7 al fútbol con los de ahí. Nos quedamos por Acevedo hasta las 6 de la tarde maso y de pronto se oscureció; la noche parecía adelantarse y lo que más lamentamos fue haber perdido el 53, bondi en el que a esa hora y en ese lugar subían dos pibas del turno tarde de la Anastasio que nos daban bolilla. Ya cuando el sol se había retirado totalmente encaramos para el lado de Iriondo, sin darnos cuenta de que volvíamos sin la pelo, una número 5 que hacía poco habíamos comprado. La buscamos durante tres días hasta que una mañana, por Centeno casi llegando a Cafferata, vimos a Manuel con su loro y nuestra pelo.

Manuel empezó a explicarnos su teoría: “Miren, la cuestión es cuidarse en estos días, mejor dicho noches, de marzo y sobre todo cuando estamos cerca del 19. De noche no es fácil tener el equipo a punto y si no miren lo que le pasó al General San Martín en Cancha Rayada”.

Casi todos sospechamos que Manuel había escondido tanto a su loro como a la pelota para evitar mayores pérdidas. Eran las 9 y las ramas del sauce que estaba frente a la capilla, y que hacía días parecía derrotado, estaban llenas de brotes. En ese momento pasaba uno vendiendo tortas y churros, era el único que pasaba por la mañana pues no quería que lo agarrara la noche.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 23/03/24

¡Sumate y ampliá el arco informativo! Por 2000 pesos por mes recibí todos los días info destacada de Redacción Rosario por correo electrónico, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Para suscribirte, contactanos por Whatsapp.

Más notas relacionadas
  • Remontar el barrilete en esta tempestad

    Yo no sé, no. La tarde se ponía fresca y Pií entraba en calor dándole al serrucho. Tenía p
  • Alto guiso

    Yo no sé, no. Casi todos esa semana de abril teníamos puesta la cabeza en cómo formar el e
  • El pulso alterado

    Yo no sé, no. Manuel llegó hasta la esquina donde estábamos reunidos diciendo, mientras se
Más por Hilo Negro
  • El testigo

    El calor parecía aumentar en el local, lleno de ansiosos, humo y voces. Le dije que por es
  • Remontar el barrilete en esta tempestad

    Yo no sé, no. La tarde se ponía fresca y Pií entraba en calor dándole al serrucho. Tenía p
  • ¿De qué se cansó “la gente”?

    En medio de una hecatombe social, Malena Galmarini lanzó una piedra en aguas peronistas de
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Fuga en la Bolsa

El gobernador Pullaro pidió bajar retenciones al agro; recursos nacionales para infraestru