Yo no sé, no. Manuel estaba preocupado, había escuchado decir que al equipo vendría uno de barrio San Francisquito que tenía fama de ser un jugador exquisito de galera y bastón. Manuel presentía que ese, de venir, le sacaría el puesto. Por la tarde del jueves, Carlos y Raúl se iban rumbo a la parada del 15 para ir hasta la galería Mercurio. Iban por unos vaqueros que se parecían mucho a los originales Lee importados. Manuel, cuando escuchó la palabra galería, pensó en un gran negocio que sólo vendía galeras y casi se sube al 15 para acompañarlos.

El viernes por la tarde, a las 18, en el cirquito que había llegado hasta nuestra cancha de Iriondo, arrancaba la primera función con un mago de esmoquin y galera negra. Mago que con la velocidad de sus trucos nos deslumbraba. Tiguín, José y Tamba, al otro día se iban rumbo a una abandonada estación de trenes que estaba cerca de la Vía Honda. Los tres tenían motivos diferentes para ir hasta esa estación. Tiguín quería averiguar si en el lado sur de la galería de la estación estaba colgada, en un lugar poco visible, una bici. Una bici del tiempo en que los trenes eran ingleses. José, por otro lado, quería estudiar bien cómo estaba hecha la galería de esa estación que, a pesar de los años y los fuertes vientos, estaba intacta. Tamba quería saber si era verdad lo que le habían dicho: que en un rincón de la galería había un nido de unos pájaros nunca vistos en la zona.

Al otro día, Pedro y Alfredo (Pichicua) estaban ansiosos de saber si la Susi y Laura habían encontrado la nota que en una hoja a cuadritos les habían dejado en un cambio de vías abandonando. La nota decía “Mañana nos encontramos en la galería de la estación”. Días después, mientras recordábamos la galería de personajes divertidos que tenía el cirquito, Manuel, ya tranquilo porque sabía que él seguía en el equipo, nos contaba con entusiasmo un sueño que tuvo. El sueño era que la galería de la estación abandonada se llenaba de vida y de colores mientras que cerca de allí se hacía un cambio de vías que posibilitaba la llegada de un tren donde estábamos subidos todos. Nos sentíamos felices y creíamos que los buenos sueños podrían hacerse reales. Pero la realidad era distinta, a esa hora en la tele terminaba Bat Masterson y aparecía en el noticiero una galería de siniestros personajes del gobierno de Onganía. En el matutino de la ciudad por esos días aparecía esta noticia: en la galería Melipal murió el estudiante y militante del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas Adolfo Ramón Bello.

Adolfo Ramón Bello murió asesinado por una bala disparada por la policía de Onganía.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 18/05/24

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