El gigante asiático realizó ejercicios militares frente a Taiwán. Para no ser menos, la OTAN hizo lo mismo cerca de la frontera rusa. Y marines estadounidenses operan en Filipinas.

China envió aviones y barcos para rodear Taiwán a modo de “advertencia”, informó Beijing. Los ejercicios militares en la zona se realizan con regularidad, pero esta vez se dan en un contexto particular: existen tensiones y conflictos armados en varios puntos del planeta, y todos tienden a recrudecer y extenderse, sin ninguna posibilidad de abrir negociaciones. A esta situación se suma el creciente guerrerismo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, dispuestos a atacar donde consideren necesario, al margen de la normativa internacional y los organismos multilaterales. El guerrerismo del autodenominado Occidente, por otra parte, alimenta la industria armamentística (muy importante en Europa y Estados Unidos), además de tener entre sus intereses la búsqueda de recursos naturales. 

Según el Institute for Economics and Peace (Instituto para la Economía y la Paz), hay 56 guerras que permanecen activas, con 92 países involucrados. El Instituto para la Economía y la Paz es un laboratorio de ideas mundial con sede en Sídney, Australia, y oficinas en Nueva York, Ciudad de México y La Haya. 

Dentro de ese marco, están en marcha dos genocidios (en Gaza y Líbano) que la historia registrará entre las peores atrocidades cometidas en el siglo XXI. Los conflictos armados actuales tienen, además, un macabro punto en común: se bombardean países en forma indiscriminada, y se ataca, especialmente y con un objetivo concreto, a la población civil. Y estas masacres se perpetran con total impunidad, haciendo caso omiso al denominado orden mundial internacional, sus normas y resoluciones. 

Ya no hay reglas, y queda claro que los que se autoproclaman como los “defensores de la libertad y la democracia” ni siquiera necesitan disimular que detrás de esa cínica careta hay intereses económicos que desprecian la vida humana. Es obvio que las potencias de Occidente carecen de la dimensión humana, ética o moral que cacarean escamoteándole el sentido a palabras como “libertad” y “democracia”.

“Una operación legítima y necesaria”

La actitud de China tiene como objetivo reafirmar al gobierno autónomo de Taiwán que esa isla es parte de su territorio. Y también envía un mensaje al guerrerismo de Occidente.

Además, las maniobras constituyen una respuesta a las recientes declaraciones del presidente taiwanés, el soberanista Lai Ching-te, que aseguró que la República Popular China “no tiene derecho a representar” a la isla, a la que definió como “una tierra de libertad” y “democracia”.

Los ejercicios, denominados Espada Conjunta 2024B, “ponen a prueba las capacidades operativas conjuntas de las tropas del teatro de comando”, indicó el Ministerio de Defensa de China. En las maniobras participó el portaaviones Liaoning, además de tropas de tierra, mar, aire y cohetes del Ejército chino, informó Página 12.

El capitán Li Xi, portavoz del comando oriental del ejército chino, anunció que las maniobras finalizaron “con éxito”. Y señaló: “Es una advertencia para los actos separatistas”.

En un comunicado emitido tras las maniobras, el vocero del Ministerio de Defensa chino, Wu Qian, dijo que su país estaba “dispuesto a trabajar por una reunificación pacífica con la mayor sinceridad y con todos nuestros esfuerzos”.

Pero a la vez agregó: “Nunca prometeremos renunciar al uso de la fuerza y jamás daremos el más mínimo espacio a quienes militan por la independencia de Taiwán”.

Las maniobras se realizaron en áreas al norte, sur y este de la isla de Taiwán y estuvieron centradas “en temas como la vigilancia de preparación para el combate aéreo y marítimo, el bloqueo de puertos y zonas clave”, así como el “asalto de objetivos marítimos y terrestres”, explicó el capitán Li Xi. 

El presidente de Taiwán, Lai Ching-te, prometió que su gobierno “continuará protegiendo el sistema constitucional democrático y libre, resguardando la seguridad nacional”. 

Por su parte, el Ministerio de Defensa taiwanés condenó “el comportamiento irracional y provocador” de China y afirmó que “envió fuerzas apropiadas para responder en consecuencia para proteger la libertad y la democracia y defender la soberanía” de Taiwán. Ese país y sus islas periféricas se encuentran en “alerta máxima”.

Según el Ministerio de Defensa Nacional taiwanés, el Ejército chino empleó 125 aeronaves militares en sus maniobras alrededor de Taiwán, un récord diario desde que se empezaron a registrar este tipo de actividades. La cartera de Defensa isleña también detectó 17 buques de la Armada y otras 17 embarcaciones oficiales chinas operando en las inmediaciones de la isla principal de Taiwán y de sus archipiélagos periféricos.

El medio francés France 24 informó que el Ministerio de Defensa chino afirmó que estos ejercicios “no son una repetición de las maniobras que tuvieron lugar en mayo, sino que tenían como objetivo intensificar la presión sobre Taiwán”.

“Esta es una operación legítima y necesaria para salvaguardar la soberanía estatal y la unidad nacional”, agregó el Ejército chino. 

El 7 de octubre, Beijing anunció que había adoptado sanciones contra Robert Tsao, un empresario y funcionario electo taiwanés, a quien China señala por presuntas actividades criminales e independentistas. 

La respuesta de Washington

La isla es uno de los principales motivos de fricción entre China y Estados Unidos, que es el principal proveedor de armas de Taiwán y que, además, podría intervenir para defenderla, señaló el medio francés. 

Washington expresó su “preocupación” por las maniobras, subrayando que se trata de ejercicios “injustificados”. El vocero del Departamento de Estado, Matthew Miller, aseguró que la respuesta china “con provocaciones militares” al “discurso anual rutinario” del líder taiwanés “corre el riesgo de escalar la situación”.

La portavoz de Exteriores china, Mao Ning, señaló que si Washington está interesado por la paz en el estrecho, “debería respetar el principio de una sola China, no enviar señales equivocadas a las fuerzas independentistas y dejar de armar a Taiwán”. 

Como es habitual, Mao dijo que la cuestión taiwanesa es “un asunto puramente interno de China” y remarcó que “la independencia de Taiwán es incompatible con la paz en el estrecho”.

La OTAN provoca a Rusia

Los países de la OTAN iniciaron “su ejercicio anual de fuerza nuclear táctica Steadfast Noon”, informó la página web del bloque, según reprodujo el sitio de noticias ruso RT. El objetivo del ejercicio es ensayar el lanzamiento y uso de las armas nucleares tácticas estadounidenses emplazadas en Europa.

“Steadfast Noon es una prueba importante de la disuasión nuclear de la Alianza y envía un mensaje claro a cualquier adversario de que la OTAN protegerá y defenderá a todos los aliados”, declaró el secretario general de la organización, Mark Rutte. 

Las maniobras tendrán lugar a 900 kilómetros de la frontera rusa y en ellas participarán más de 60 aviones y 2.000 militares. Incluyen vuelos sobre Bélgica y Países Bajos, y en el espacio aéreo de Dinamarca, Reino Unido y el mar del Norte. En el ejercicio participan bombarderos y cazas capaces de transportar armas nucleares y aviones de escolta, reabastecimiento, reconocimiento y guerra electrónica.

Según publicó AP la semana pasada, la mayor parte del ejercicio se llevó a cabo a unos 900 kilómetros de Rusia. Moscú ha sido informado de los simulacros, afirmaron funcionarios de la OTAN.

Los ensayos se producen en el contexto de las declaraciones del presidente estadounidense, Joe Biden, de que está dispuesto a negociar con Rusia, China y Corea del Norte la reducción de los arsenales nucleares, informó La Nación

“Reducir la amenaza nuclear es importante, no a pesar de los peligros del mundo actual, sino precisamente a causa de ellos”, afirmó Biden. 

El mes pasado, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaró que Moscú no quiere una guerra nuclear y considera inapropiado hablar de cuándo apretar el “botón rojo”. 

Marines en Filipinas

Miles de marines estadounidenses y filipinos lanzaron ejercicios conjuntos en el norte y oeste de Filipinas, un día después de que China realizara maniobras alrededor de Taiwán, informó La Nación.

Las maniobras, conocidas como Kamandag, o Venom, se centran en la defensa de la costa norte de Luzón, la isla principal de Filipinas, situada a unos 800 kilómetros de Taiwán.

China reclama la soberanía de casi todo el mar de China Meridional, lo que la ha llevado a enfrentarse con Filipinas, agrega el medio argentino.

El comandante del Cuerpo de Marines de Filipinas, el mayor general Arturo Rojas, dijo que las maniobras Kamandag “estaban previstas desde hacía mucho tiempo” y que “no tienen nada que ver con lo que está sucediendo en la región”.

La relación con China en tiempos electorales

“La relación entre Estados Unidos y China presenta una serie compleja de desafíos de política exterior que deberán abordarse cuando una nueva administración asuma el mando en Washington el año próximo”, señala un reciente informe de la Corporación Rand.

Rand es una usina de pensamiento y laboratorio de ideas donde trabajan académicos expertos en análisis y formulación de políticas. Está al servicio de las políticas imperialistas de Estados Unidos.

La Corporación Rand fue creada en 1948 por Douglas Aircraft Company para ofrecer servicios de investigación y análisis a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Actualmente es una organización independiente con unos 1.850 empleados. Está financiada mayormente por el Departamento de Defensa, Departamento de Seguridad Nacional y otros departamentos del gobierno de los Estados Unidos. Otra parte de su financiamiento proviene de corporaciones privadas, universidades, fundaciones y otros contribuyentes y donantes. 

“Entre los temas críticos que estarán en la agenda en enero, cuando el próximo presidente de Estados Unidos preste juramento, se encuentran las tensiones económicas, la agresión militar china en la región del Indopacífico, la seguridad de Taiwán, la relación de China con Rusia, sus esfuerzos por extender su influencia por todo el mundo y sus campañas de desinformación cada vez más intensas”, señala el informe titulado “Competing with China Explained: What Americans Need to Know” (“La competencia con China explicada: Aquello que los estadounidenses deben saber”).

La investigadora principal de políticas en Rand y ex directora del Grupo Asesor de la Marina de Asia y el Pacífico en el Pentágono, con experiencia en cuestiones militares, de seguridad y de política exterior de China, Kristen Gunness, señaló en el informe que “entre los temas más destacados está el apoyo de China a Rusia”, y que “también es crucial abordar las operaciones de influencia y las campañas de desinformación de China y contrarrestar y disuadir la agresión militar china en la región del Indo-Pacífico”.

Por su parte, la politóloga y ex asistente especial del Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea para China y asuntos del Indo-Pacífico, Shanshan Mei, consideró que, “en primer lugar, Estados Unidos debe garantizar la coherencia de las políticas hacia China para inyectar un sentido de previsibilidad en los procesos de planificación de políticas a largo plazo de ambos países”. 

“Una relación bilateral estable es de interés para ambos países. En segundo lugar, la política exterior estadounidense debe definir mejor el objetivo final de la competencia estratégica con China. En tercer lugar, es necesario equilibrar el impulso globalista y el aislacionista de la política exterior estadounidense en relación con China”, consideró Mei.

Por su parte, la titular de la Cátedra Tang de Estudios Políticos de China, investigadora principal de políticas en Rand y profesora de análisis de políticas en la Escuela de Posgrado Pardee Rand, Jennifer Bouey, afirmó: “La rivalidad geopolítica con China ha consumido un esfuerzo y unos recursos estadounidenses significativos, y sigue siendo un trabajo que se está haciendo. Este es el desafío de nuestros tiempos, no sólo para Estados Unidos y China, sino también para el mundo. Estados Unidos debe encontrar formas de competir con China sin comprometer sus propios valores, su economía y su seguridad. El desafío para Estados Unidos también incluye mantener canales para reuniones de alto nivel para negociar sobre nuevas amenazas (por ejemplo, inteligencia artificial, bioseguridad) y evitar guerras”.

“Un aspecto que los líderes estadounidenses podrían enfatizar es una coordinación más sólida con los aliados y socios en cuestiones económicas y tecnológicas, incluidas las restricciones a la inversión y los controles a las exportaciones”, consideró Gunness en el informe de Rand.

Por su parte, Mei indicó que “las relaciones económicas y comerciales con China bajo las administraciones de Trump y Biden han creado una palanca para que la nueva administración negocie con el fin de crear términos más favorables para las empresas y los intereses estadounidenses en el futuro”.

“Si bien los aranceles sobre las manufacturas y los bienes ahuyentaron a los inversores extranjeros en China y afectaron a la economía china, en realidad no ayudó a las economías de Estados Unidos ni a las de sus aliados. Alternativamente, Estados Unidos podría lograr una mejor balanza comercial si potenciara sus puntos fuertes en el sector de servicios en China en lugar de centrarse exclusivamente en los aranceles”, consideró Bouey en el informe de Rand.

Publicado en el semanario El Eslabón del 19/10/24

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