El hombre, la soledad y la moto
El hombre se escondió debajo del casco y las antiparras para que no lo reconozcan, y salió a pista.
El hombre se escondió debajo del casco y las antiparras para que no lo reconozcan, y salió a pista.
—¡Doña Chicha!— grité, o pensé gritando, no me acuerdo. Fue de lo último que me acordé, la verdad. Cuando se me acabaron las opciones y la desesperación me ganaba, recién ahí me iluminé y pensé en ella.