Sin comerse el amague de los patrones, que con la excusa de la crisis quieren meter miedo para frenar pedidos de aumento, los trabajadores de Smata realizaron este lunes una jornada de paro y pasearon su bronca por distintas concesionarias de Rosario. Insistieron con la necesidad de una suba salarial del 50 por ciento.

 ‘Estamos hablando de un salario de 1.600 y 1.800 pesos no mucho más. Las compañías hacen oídos sordos al pedido y dicen que lo pueden dar pero no lo dan porque no quieren estar en disparidad con Buenos Aires’, aseguró uno de los delegados que participó de la multitudinaria protesta de este lunes, que fue recorriendo distintas concesionarias de Rosario, comenzando por Corrientes y Salta, luego en la zona oeste y finalmente, cerca del mediodía, en el microcentro.

Los trabajadores agrupados en Smata realizaron la semana pasada una medida una huelga durante las tres últimas horas de los días martes y miércoles.

Los trabajadores exigen un aumento de 50 por ciento pero estarían dispuestos a negociar un 35 por ciento para los primeros ocho meses de vigencia del acuerdo y el 15 por ciento restante, distribuido en el resto del año. Sin embargo, los dueños de las concesionarias insisten con su contraoferta de 20 por ciento para los primeros 8 meses, que fue rechazada. Además de la recomposición salarial, Smata piden la actualización del convenio que hoy está caído, e incluir en la discusión las categorías y algunos beneficios que resignaron parcialmente, a pedido de los dueños durante la crisis, como el bono vacacional de 150 horas que aceptaron reducir a fin de evitar despidos y suspensiones de personal.

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