El ex jefe de la Oficina de Coordinación del Área 212 del Ejército durante la última dictadura, Juan Calixto Perizotti, amplió este martes su indagatoria en el marco de la causa Brusa, que juzga a seis represores santafesinos, cinco de ellos ex policías. El imputado dijo que el Ejército dictaba todas las órdenes represivas y puso al descubierto a un ex capitán del Destacamento de Inteligencia 122, Jorge Diab: “Una noche me entregó a diez detenidas en un camino de tierra al norte de Santo Tomé”, reveló el “arrepentido”.

Perizotti quebró este lunes la estrategia del resto de los imputados de la causa Brusa que habían decidido no ampliar la indagatoria en el marco del juicio oral y reservarse el derecho para los alegatos finales.

La declaración de Perizotti se esperaba con ansiedad luego que su abogado Claudio Torres del Sel anunciara la semana pasada la intención de su defendido. El ex comisario, de 72 años, es sindicado como el jefe de una dependencia policial que fue un centro de detención clandestino de presos políticos en la última dictadura militar.

En tres horas de exposición Perizotii intentó despegarse de sus responsabilidades como responsable “del gobierno de la Guardia de Infantería Reforzada (GIR)”, según sus propios dichos. “Todas las órdenes la daba el Comandante del Ejército, el coronel Juan Orlando Rolón, órdenes que no se podían discutir ni comentar”, destacó. “Yo no quería ir a la GIR, pero tuve que hacerme cargo de la Oficina de Operaciones del Area 212 dentro de la GIR, que dependía exclusivamente del Ejército (…) yo estaba como jefe de la comisaría Octava en Santa Fe y después pasé a depender del Ejército, aunque administrativamente estaba a cargo de la Policía santafesina.

El imputado volvió a explayarse en los “beneficios” de los que gozaban los detenidos políticos en la GIR. “Comían la misma comida de los suboficiales, siempre estaba todo limpio, se encargaban los propios presos de limpiar. Yo había dicho que nunca detuve a nadie pero hoy escuchando la declaración de (Luciano José) Almirón (un ex militante de la UES detenido por el mismo Perizotti el 24 de mayo de 1977) recordé que efectivamente yo lo tuve que detener por pedido del Ejército que tenía sobre él un pedido de captura”. Unos minutos antes Almirón había contado conmovido cómo su hermana mayor (María de los Milagros) y su madre (María Rosa Sedrán) fueron víctimas del terrorismo de Estado entre 1976 y 1978, sufriendo todo tipo de tormentos y encierros en cárceles y dependencias policiales. Justamente, en una de las visitas del joven Almirón a su hermana en la GIR fue detenido por Perizotti. “Nos denigraba, decía que todos nosotros deberíamos estar muertos”, recordó.

Perizotti volvió a mencionar que, mientras estuvo al frente de la GIR autorizó el ingreso del sacerdote fallecido Edelmiro Gasparoto y del ex Arzobispo santafesino Vicente Zaspe. “También veía un cura de apellido Rucci, que supo estar en Laguna Paiva. Todos ellos entraban a pesar del peligro que significaba que el Ejército lo sepa. Se comentaba por ese entonces que algunos policías que había ayudado a detenidos enviando notas a sus familiares habían terminado presos en Coronda. Si a mí me descubrían me daban 10 años”, señaló.

“He llevado detenidos a la comisaría Cuarta, siempre por órdenes del Comandante del Ejército y de esa dependencia los he llevado a la GIR. Muchas de esos trasladados eran por blanqueos. Por ejemplo, a Coronda había que trasladar a los presos en celulares del servicio penitenciario. Una sola vez lo hice en el coche de la dependencia policial que fue el caso de (Alberto) Maguid, quien me pidió hablar con su familia antes de ser trasladado (desde la Seccional Cuarta) y yo le di ese beneficio. Además me pidió que le saque las esposas para poder saludar desde el móvil a su mujer y su hijo, y también se lo concedí”, recordó el ex comisario así su experiencia en el traslado del secretario general de la UPCN. “En ese momento no se respetaban las instituciones ni la Constitución Nacional. ¿Qué podía hacer yo si un capitán del Ejército tenia más poder que un jefe de unidad regional”, se defendió Perizotti al recordar la orden de traslado de Maguid a la cárcel de Coronda, donde el gremialista estuvo detenido dos años.

El imputado recordó también que en su oficina trabajaba un grupo de sumariantes, dos de ellos de la policía santafesina que llegaron a comisario general: Esteban Donatti y Anoni. Por el Ejército estaba el Teniente Ale y también había un subinspector de la Policía Federal.

El capitán al descubierto

Entre divagues y auto reivindicaciones Perizotti echó afuera su confesión o, al menos, su deliberada intención. “Todas las órdenes venían del Comandante. Con respecto al asunto de las tres chicas, (Anatilde) Bugna, (Patricia) Traba y (Ana) Cámara (…) ellas dicen que fueron detenidas el 23 de marzo de 1977 y que en “la casita” les hicieron firmar declaraciones bajo apremios, y que a los tres días pasaron por la oficina donde estaba yo, pero quiero decir lo siguiente: 4 días antes, por decir una fecha cercana, me llama el coronel Rolón y me dice ‘Véalo al Mayor Roberto Diab que le va a entregar unos detenidos (…) y me dijo que lo espere esa noche a las 24 horas en el Comando de Artillería, que estaba en el mismo distrito. No me dijo nada más. Quince minutos antes voy con un ayudante y un chofer a buscarlo. Vimos un camión del servicio penitenciario en el Comando, me saludaron dos guardiacárceles y un chofer de apellido Leonardi que me reconoció y me dice ‘Juancito, vos también acá’. Llegó Diab y me dijo ‘vengan conmigo, primero yo, después el celular y después ustedes’. Y nos fuimos para Santo Tomé. Pasamos la avenida 7 de Marzo, después avenida Luján. Cuando finaliza esta última avenida, él –por Diab – sigue de largo (a la altura de la estación de servicios de Shell) por un camino de tierra, unos 200 metros y para. Y me dice ‘espéreme acá’, y se fue en dirección al este, tardó una hora, llegó con tres autos y los pone a la par del vehículo del servicio penitenciario. De los autos bajaron 10 detenidas, todas vendadas, no me acuerdo si venían esposadas (…) de ahí las trasladamos a la Guardia de Infantería Reforzada y él –por Diab– nos dijo que arrancáramos, que nos seguía detrás. Me pidió que entre (al lugar) el vehículo donde se trasladaba a las detenidas de ‘culata’, para que no vean los movimientos desde la calle. Entre las detenidas estaba Bugna, Traba, Cámara, Benavidez y creo que una chica Aguirre y otra Abdolatif. Eran 10, no recuerdo todo los nombres, pero eran 10”.

Perizotti le recordó al jurado que, en relación a la inhumación de los NN del cementerio local, él recibió una orden escrita del Comandante del Ejército, es decir Juan Orlando Rolón. “Esas personas fallecidas estaban en el hospital Piloto (Cullen). Lo tengo todo declarado en la justicia federal. Le mandé todo la información que tenía de esos cuerpos al cementerio municipal. Todo lo dejé por escrito, documentado”. El imputado remarcó una y otra vez que dependía del Área 212 y que sólo tenía una relación administrativa con la policía santafesina. “El auge de detenidos se dio en 1976, por la GIR pasaron unos 300”, indicó.

El ex jefe de la Guardia de Infantería se preguntó en un momento “¿cuántos militares están presos?, nosotros fuimos usados como forros, parece que Perizotti mató, Colombini mató…que todos mataron. Pero loes cierto es que el Ejército no usó de forros, que se usan y luego se desechan. Yo no tengo miedo porque nunca me amenazaron pero, qué casualidad, hace 15 días me amenazaron. Nunca tuve custodia, nunca la pedí. Yo voy a asumir mi responsabilidad, pero no voy a asumir la ajena”, señaló ofuscado el imputado.

(Fuente: Notifé)

Más notas relacionadas
Más por Admin
Más en Región

Dejá un comentario

Sugerencia

La pretensión de disciplinar a la docencia

Era el año 2012 cuando el entonces diputado provincial Eduardo Toniolli presentó un proyec