Las calles de Caracas bullen pletóricas de democracia. El domingo 26 hay elecciones parlamentarias en Venezuela y el país caribeño profundiza el estado de asamblea permanente en el que está inmerso desde que Chávez llegó a poder. El chavismo marca un récord a nivel mundial, por ser la fuerza político-social más legitimada por sucesivas elecciones. En los comicios del domingo están en juego 165 bancas, y el oficialismo busca mantener su hegemonía. La oposición, que en las últimas elecciones ni se presentó, ahora apuesta a la difamación a través de los medios de comunicación concentrados.
En las elecciones parlamentarias del domingo 26 de septiembre se renueva la totalidad Asamblea Nacional (Parlamento Unicameral) y se ponen en juego 165 bancas. El padrón marca que casi 18 millones de ciudadanos están en condiciones de votar. En las elecciones anteriores, en 2005, la oposición no se presentó, y por este motivo el oficialismo tiene hoy una muy amplia mayoría en el Parlamento; una mayoría que le costará mantener, porque ahora la oposición se presenta. Esta vez sí logró aglutinarse, en una suerte de rejunte de partidos que sin embargo luce hoy como opción potable para el desorientado antichavismo, que apuesta cada vez más a una prédica, muchas veces falaz y manipuladora, de los grandes medios. A Chávez le quedan dos años de mandato. Las próximas elecciones presidenciales están previstas para diciembre de 2012.
La pelea del oficialismo, que ya puso en funcionamiento la “maquinaria roja” en cada calle de Venezuela, con visitas casa por casa, es obtener dos tercios del Parlamento, lo que le permitiría continuar con los cambios estructurales que se vienen produciendo, y que llevaron a Venezuela a estar entre los pocos países del mundo que cumplieron con los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas, lo que señala en forma inequívoca, desmintiendo la prédica falaz de los medios concentrados, la realidad tangible de los importantes avances en políticas sociales logrados por el gobierno de Chávez.
“Cuando se suma el total de elecciones por cada país desde 1985, en ningún caso se alcanza la suma de escrutinios conocidos en Venezuela desde 1998, y menos, la cantidad de pruebas electorales para una sola fuerza”, señaló el periodista y escritor venezolano Modesto Emilio Guerrero en la nota publicada el domingo 19 en el diario Página 12. “Desde noviembre de 1998 el chavismo acudió en 16 ocasiones a la opinión electoral de la población. Un total de cinco referéndum nacionales, cuatro elecciones de autoridades regionales, cuatro para elegir parlamentarios y tres presidenciales. Debajo de estas fechas electorales se movieron más de 115 millones de votos emitidos en diez años, para un país de apenas 28 millones de almas en 2010. Tamaña masa de votantes sumados y votaciones debe registrarse como una expansión geométrica de las libertades políticas formales”, agrega Guerrero ofreciendo datos duros, concretos, incontrastables, que se dan de patadas con las voces que califican de “autoritario” al gobierno más legitimado por las urnas.
El domingo se medirá una vez más el poder manipulador de los grandes medios concentrados, que hoy se constituyen en el actor social fundamental para frenar los cambios que se están produciendo en Venezuela, Ecuador, Brasil, Bolivia, Uruguay y Argentina.
Pero todo indica que, más allá de dar letra a ciertos sectores medios reaccionarios y refractarios al cambio social, aquellos ciudadanos que fueron rescatados de la miseria y dignificados por las políticas sociales bolivarianas no se van a tragar las mentiras. Por eso, el chavismo apostó siempre a la educación y la politización de las mayorías populares contra la dictadura de los medios, esa que sí existe. Por eso la “maquinaria roja” va casa por casa, explicando, informando, desmintiendo. Mientras tanto, los representantes de los sectores medios más reaccionarios descansan frente a la pantalla del televisor, pasivos, masticando su odio hacia la política y hacia toda acción colectiva, tragando las mentiras bien sazonadas de la derecha, esas que alimentan su resentimiento.
