Pese a un arranque implacable en que Newell’s se puso en ventaja por dos goles en los primeros minutos del encuentro, Huracán llegó a darlo vuelta terminando la primera etapa con victoria parcial para el visitante. El segundo tiempo, si bien la lepra merecía el triunfo, sólo le alcanzó para lograr el empate.
A los 2’ el pibe Tonso sorprendió entrando por izquierda y contuvo Monzón. Un minuto después, Bieler tuvo una pelota inmejorable en el área chica y se nubló ante el arquero quemero. Y a los 4’ llegó la apertura del marcador tras un centro de Mateo y una furiosa volea de Bieler que decretó el primero leproso.
Todo transcurría en los carriles de la lógica. Había dos equipos sin equivalencias dentro de la cancha y parecía que la goleada era cuestión de iniciativa para los rojinegros. Y así arribó la conquista de Fideleff, a los 24’, con una peinada hacia atrás luego de un tiro libre del Gordo Sperduti.
Ese 2 a 0 acentuaba las sensaciones de duelo desigual, de partido con sentencia escrita de antemano. Pero este Newell’s se encuentra lejos de brindar garantías y de a poco entró en un cono de interrogantes desde el descuento de Huracán, a los 27’, con un golazo de tiro libre de Maidana.
Allí se abrió un período de confusión inexplicable. Newell’s ya no era patrón, ni manejaba las riendas del partido. Sólo por su culpa. En el lapso final de esa etapa, los rojinegros desataron un concierto de errores y mientras esperaban que llegue el entretiempo, Huracán lo golpeó muy duro.
A los 41’, Mateo la metió involuntariamente en su propia valla luego de una pelota parada y, a los 45’, Quintana pulió la pelota con un cabezazo que estampó el tercero tras un córner.
A los 12 minutos del segundo tiempo Sperdutti encontró la igualdad y la visita no hizo más que seguir resistiendo, porque el empate, en una cancha tan complicada y ante un rival siempre duro, no le sabía nada mal. La lepra buscó, pero ya sin tanto peso, y el 3 a 3 fue el resultado que mejor le quedó al partido.