Palma borró definitivamente al Kily González y Arroyito es una caldera.
Palma borró definitivamente al Kily González y Arroyito es una caldera.

Omar Palma separó del plantel a Cristian González y avivó aún más las llamas del “Infierno Central”. Lo llamativo es que el Negro, que disparó sin pelos en la lengua “sólo quiero gente que sume”, le pidió a Belloso que le comunique su decisión al Kily.

En Arroyito las aguas bajan más turbias que nunca y el promisorio debut de Omar Palma, con goleada incluida, duró “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”. La dura derrota ante el humilde Deportivo Merlo, apenas una semana después del triunfo ante Ferro, volvió a poner las cosas en su sitio y el pueblo canalla chocó de frente con la más cruda de las realidades: Central no sólo perdió la categoría, sino que pasó a ser un equipo más del montón en la segunda divisional del fútbol argentino. Y eso, para cualquier hincha del mundo, es un golpe demasiado difícil de asimilar.

En la vuelta a los entrenamientos, tras la derrota frente a los Charros, el flamante técnico decidió que era hora de sacudir la estantería y de patear de una vez por todas el tablero. En el inicio mismo de la semana dejó en claro que no le temblaría el pulso a la hora de tomar decisiones bravas y borró del equipo titular, y de un solo plumazo, a tres de los máximos referentes: Cristian González, Luciano Figueroa y Jorge Broun. La limpieza había comenzado… pero estaba lejos de terminar.

No hay mejor que la familia unida

Se sabe que en el fútbol de hoy, la unión del grupo cobró una importancia vital y si hay problemas internos, o camarillas dentro del plantel, o jugadores que no comparten la idea del entrenador, los triunfos deportivos difícilmente se puedan conseguir. Vaya uno a saber que detectó Palma en los poco más de 15 días que lleva al frente del plantel auriazul para disparar ante los micrófonos que “cuando uno arma un plantel quiere que todos tiren para adelante”. Y vestuario no le falta al Negro.

Parar una práctica para mandar a un jugador de la experiencia del Kily al bando de los suplentes no tiene nada del otro mundo. Sacar al refuerzo más caro que contrató la diferencia para retornar a Primera, tampoco. Quitarle la titularidad al arquero después de un partido que se perdió 1 a 0 y con un gol de tiro libre puede romper algún que otro código futbolero pero pasa y seguirá pasando. Pero separar definitivamente del plantel profesional a un ex compañero y a un referente de la talla del Kily no es algo que ocurra a menudo. Las llamas del “Infierno Central”, ahora llegan hasta el cielo.

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