La Garza Funes y su esposa protagonizaron un hecho inédito.
La Garza Funes y su esposa protagonizaron un hecho inédito.

El púgil Gabriel Funes, que cumple condena por secuestro extorsivo, y su esposa Yolanda Carozo, fueron parte de la velada que se desarrolló adentro del Penal Nº 1 de Bower, en Córdoba, y como ambos ganaron festejaron con un piquito.

“El que diga que nunca peleó en la cárcel, miente”. Claro, Gabriel Funes es uno de los que pueden decir esto en un doble sentido. La Garza está preso: cumple una condena como partícipe necesario de un secuestro extorsivo. Era boxeador. Es. Y ayer, por cuarta vez, se subió a un ring adentro del, a pocos kilómetros de la capital cordobesa. No fue el único. Hubo velada, pero a la tardecita, con un condimento inédito en el boxeo mundial: una pelea de mujeres. ¿Quién fue una de las protagonistas? Yolanda Cardoso, la esposa de La Garza. La pelea de chicas se armó para impulsar la instalación de un gimnasio similar en el penal femenino. Los dos terminaron festejando, no sólo porque ganaron con los guantes puestos…

Entrar a un penal tiene sus bemoles. No es fácil acceder a esos laaaaargos pasillos que desembocan en el gimnasio donde está enclavado el ring. Hay que identificarse, ser autorizado, dejar los celulares en la guardia. En una pared hay varias hojas que enumeran las cosas con las que NO se pueden ingresar: remeras con capucha, polenta cruda, zapatillas con cámara de aire o con luces, verdura que no esté cortada y en un bol, etcétera… El fotógrafo de Olé dispara un par de veces su cámara. Hasta que… “Muchachos, fotos acá, no. Es por una cuestión de seguridad. Sólo pueden sacar en el evento de box”, explica uno de los integrantes del Servicio Penitenciario.

En días como este, la seguridad se extrema. Por eso había un montón de agentes trajeados de negro y con intercomunicadores en permanente uso. El gimnasio en el que habitualmente practica Funes está en el Módulo MD II. Según los propios internos, es uno de los más tranquilos. “El X1 o el X2 son más jodidos”, aseguran. Igual, en Bower cualquier movimiento está controlado. El pasillo que va hasta el ring no tiene música ni humo. Sí varios portones que se abren a distancia.

Entre el público, alrededor de 200 personas, hay reclusos, claro, pero también familiares de los boxeadores y miembros del Ministerio de Justicia. Todos ocupan las improvisadas tribunas de la velada, que también tuvo un horario particular para el boxeo: las 14 (terminó arrancando cerca de las 16). Antes hubo tiempo para que el ex campeón del mundo Gustavo Ballas dejara su mensaje desde el ring. Y para que la Mole Moli, el que más fuerza hizo para que se realicen estos festivales, se sacara mil y una fotos con quien lo pidiera.

Después sí, acción. Funes (cordobés de 38 años) y su esposa (catamarqueña de 33) ganaron por puntos en cuatro rounds. El, al superligero bonaerense Héctor Cisneros, pupilo de Walter Crücce. Ella, a la rosarina Alejandra Ríos. El combate de La Garza fue intenso, parejo (dos tarjetas por medio punto y la restante, por uno). Tanto que generó el “y pegue Garza, pegue” de la hinchada, enfervorizada. Marido y mujer sellaron todo con un beso, felices. Y los internos tuvieron la chance del esparcimiento, el aplauso, las fotos… como un bálsamo en el medio de la adversidad.

Fuente: Olé
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