Sudaneses del sur, festejan su separación del norte.
Sudaneses del sur, festejan su separación del norte.

Sudán del Sur se proclamó, este 9 de julio, oficialmente independiente, separándose del norte tras cinco décadas de conflictos que lo sumieron en una miseria de la que espera salir gracias a sus reservas petroleras.

El jefe del Parlamento de Sudán del Sur, James Wanni Igga, anunció la “declaración de independencia de Sudán del Sur” ante decenas de miles de habitantes eufóricos. Poco después se izó la bandera del nuevo Estado, el número 54 de África.

Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció que Washington reconoce formalmente a Sudán del Sur “como Estado soberano e independiente”.

Salva Kiir juró como primer presidente de Sudán del Sur y firmó la Constitución transitoria, comprometiéndose a “favorecer el desarrollo y el bienestar del pueblo”. La proclamación de la independencia tuvo como testigos a numerosos líderes mundiales, entre ellos el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el vicepresidente cubano, Esteban Lazo, y unos 30 dirigentes africanos como el presidente sudafricano Jacob Zuma.

El presidente sudanés, Omar al Bashir, acudió como invitado de honor. Este mandatario es objeto de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por genocidio y crímenes contra la humanidad en Darfur, una región del oeste de Sudán donde sigue librándose una guerra civil. En la ceremonia participaron también habitantes de Darfur.

“Estamos aquí para felicitar a nuestros hermanos del Sur por su independencia, y decirle a Bashir he aquí lo que ocurre cuando se oprime a un pueblo”, declaró Mohamed Jamus, de Darfur.

Estados Unidos estuvo representado por su embajadora ante la ONU, Susan Rice, y Colin Powell, ex secretario de Estado, quien cumplió un papel determinante en las negociaciones.

La concentración fue la mayor jamás celebrada en Juba, nueva capital del país en la que no obstante faltan infraestructuras básicas. La seguridad fue reforzada con perros policía y soldados fuertemente armados en las calles.

En ese país, mayoritariamente cristiano, una explosión de alegría saludó el inicio del primer día de vida del nuevo Estado.

Durante toda la noche, la población celebró con júbilo la independencia en Juba, donde los fuegos artificiales iluminaron el cielo. “¡Somos libres! ¡Somos libres! ¡Adiós al Norte, bienvenida la felicidad!”, gritaban.

La independencia de Sudán del Sur se produce después de una guerra de más de 50 años –con una pausa de calma de varios años– entre los rebeldes del sur y los sucesivos gobiernos de Jartum, un conflicto que devastó la región, dejó millones de muertos y sembró una desconfianza recíproca.

Un acuerdo de paz firmado en 2005, bajo la presión de Estados Unidos y Gran Bretaña, allanó el camino para el referéndum sobre la independencia de Sudán del Sur, celebrado en enero de este año.

Un 99 por ciento de los habitantes del sur optó por la secesión en una votación que transcurrió sin mayores incidentes.

La ceremonia de independencia se celebró en el mausoleo del ex dirigente rebelde John Garang, muerto pocos meses después de la firma del acuerdo de paz.

Sudán reconoció anteayer a la República de Sudán del Sur, pese a que quedan por resolver cuestiones clave entre ambos países, como el reparto de las riquezas petroleras y el estatuto de las provincias fronterizas en disputa, entre ellas Abyei, rica en hidrocarburos.

Sudán del Sur, de casi 590.000 kilómetros cuadrados y 8,5 millones de habitantes, amputará a Sudán, que hasta ahora era el país más grande de África, de cerca del 24 por ciento de su territorio y del 20 por ciento de su población.

La nueva nación africana, es un territorio petrolero que ingresa a la independencia con graves carencias de infraestructura y amenazantes conflictos potenciales con su vecino Sudán del Norte.

El recién nacido país, que es rico en petróleo, depende por ahora de Sudán del Norte para su exportación, ya que los hidrocarburos salen por Port Sudan, sobre el Mar Rojo y en territorio del Norte.

Hace pocas semanas atrás se dieron los primeros conflictos, cuando la ocupación de la petrolífera región de Abyei, disputada por el Norte y el Sur, pareció poner en riesgo todo el proceso de paz.

Los del Norte, de mayoría musulmana y gobernada por un régimen basado en la sharía, temen que el ejemplo del Sur se repita en otras regiones, como el Darfur del Sur y el Kordofán del Sur, que tampoco aceptan el islamismo militante de filiación salafista que rige en Jartum. En Kordofán del Sur se localiza precisamente el Abyei.

El jueves pasado, la TV oficial sudanesa transmitió en directo un discurso del presidente Omar al-Bashir ante una concentración en al-Duwaim, Estado del Nilo Blanco, donde en referencia al Abyei declaró que “el Mlps (Movimiento de Liberación Popular de Sudán), después de haber lanzado una operación traicionera en el Kordofán Meridional, pretende ahora acordar una asociación política (con Jartum). No habrá asociación alguna hasta que se garantice la seguridad”.

En la misma alocución, advirtió a “nuestros hermanos de Sudán del Sur que no intervendremos en vuestros asuntos internos y jamás aceptaremos vuestra interferencia en los nuestros”.

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