Los represores Manuel Saint Amant, Antonio Bossie y Jorge Muñoz. | Foto: Télam.

El testimonio de Héctor Orlando Méndez, vecino del domicilio donde ocurrió, durante la dictadura, la Masacre de San Nicolás, confirmó datos sustanciales sobre el operativo conducido por el coronel Manuel Fernando Saint Amant. Su casa se ubicaba en el 666 de calle Falcón, a escasa distancia de donde los represores desataron un verdadero infierno.

Nuevos y valiosos testimonios se presentaron este miércoles en el marco del primer juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en la ciudad de San Nicolás. Uno de los testigos, que tenía 18 años en noviembre de 1976 –cuando ocurrieron los hechos–, brindó detalles del operativo que culminó con el asesinato de tres adultos y dos niños en el domicilio de Juan B Justo 676, donde el único sobreviviente fue el bebé de cinco meses, Manuel Gonçalves, hoy querellante de la causa.

Este miércoles las declaraciones testimoniales se realizaron en el Concejo Municipal de San Nicolás, lugar donde el Tribunal Oral Federal N°2 de Rosario se instaló para desarrollar la audiencia.

El 19 de Noviembre de 1976 entre las 5 y 6 de la mañana, fuerzas conjuntas del Ejército, la policía federal y las policías de la provincia de Buenos Aires y Santa Fe asaltaron la vivienda de calle Juan B. Justo 676, en un operativo en el que fueron asesinados el matrimonio conformado por Omar Amestoy y María del Carmen Fettolini, sus dos pequeños hijos Fernando (5) y María Eugenia (3) y Ana María del Carmen Granada, madre del único sobreviviente, el nieto recuperado Manuel Gonçalvez.

“Lo que ocurrió en esa fecha es de público conocimiento”, dijo en su testimonio Méndez este miércoles, dejando en offside al resto de los vecinos que adujeron no recordar bien lo sucedido. “La casa fue atacada por lo que llamaban fuerzas conjuntas”, recordó y añadió: “nosotros estábamos durmiendo y mi padre ya se había ido a trabajar; así que debe haber sido después de las 6 de la mañana. Nos despertamos por los tiros”.

El testigo contó que después que pasó el tiroteo pudo “ver que estaba el Ejército y la policía” y rememoró “el sonido de agua que caía de un tanque de agua en la esquina de Falcón y Balcarce, que estaba agujereado, que se agujereó ese día”.

Méndez comentó a los jueces que a la tarde de ese día se acercó a la casa, que “estaba rota”. “Vi la casa rota y destruida –indicó el testigo–, y me llamaron la atención unos tubitos de aluminio que supuestamente eran granadas de gases lacrimógenos. Estaban adentro de la casa, eran tubitos con dos o tres agujeros”.

“La casa estaba sin muebles, vacía –continuó Méndez–. Había sangre en la habitación del fondo a la derecha que daba a un patio. Las paredes y las puertas estaban rotas, supongo por los tiros. Después había un camión del Ejército que cargaba cosas. Se comentaba que el teniente coronel era una de las personas que vi parado en la esquina de Juan B Justo y Balcarce, el teniente coronel Saint Amant; yo no lo conocía pero era un hombre público luego del golpe militar”.

Méndez relató que cuando comenzaron los tiros, con su familia se encerraron primero en el baño, y que luego salió y pudo ver, además de gente en los techos, a “un señor de unos 40 y pico de años, robusto, de no mucha estatura, morocho, vestido de ropa militar, pero sin insignias”. “La gente que estaba por ahí me dijo que era Saint Amant”, afirmó.

Méndez detalló que “tras la primera etapa de tiros miré de dónde venía el ruido del agua y salí para el lado de calle Brown, camine 30 metros, se escuchó una explosión y me volví; luego se oyeron nuevamente tiros y desde la ventana del fondo de mi casa miré y ahí vi personas en los techos. Yo tenia 18 años”.

Fernando

Uno de los testimonios importantes de este miércoles lo dio Juan Carlos Perazzo, testigo de otro de los casos investigados en este juicio, en el que se juzgan los homicidios de los militantes de la Juventud Peronista María Regina Spotti, María Rosa Baronio, Eduardo Luis Reale, Horacio Arístides Martínez, María Cristina Alvira y Raquel Rosa Alvira. Perazzo era vecino de la pareja conformada por Horacio Martínez y María Cristina Alvira y se quedó un tiempo con el niño de ellos, Fernando, tras el operativo represivo en el que fueron secuestrados sus padres.

El 5 de Mayo a las 11.30 de la mañana, el domicilio del matrimonio en barrio Santa Rosa, donde vivía la pareja de militantes Martínez Alvira, fue blanco de un operativo del que fueron víctimas Horacio, María Cristina y su hermana Raquel Rosa, quien estaba de visita. En la casa se encontraba también Fernando, que tenía 9 meses y que, por orden del jefe de la represión en San Nicolás, el coronel Saint Amant, quedó al cuidado de Perazzo, al que días después le indicaron que debía entregarlo al Batallón 101.

Perazzo confirmó este miércoles ante los jueces del TOF N°1 de Rosario que en la casa donde se realizó el operativo “vivían los chicos Alvira y Martínez y una criatura que después la tuve yo”. Recordó que el Ejército le dio a Fernando. “Lo tuve yo 20 o 30 días y me lo quedé yo al nene», dijo y agregó: «De unos cuantos soldados, todos vestidos de militares, vino uno y me lo alcanzó a Fernando por arriba del tejido. Me dijo que me hiciera cargo que después lo iban a buscar. Los vi a los militares en el terreno, no fui a la casa sino hasta el tejido. A las dos o tres horas vinieron ellos y me dieron la cunita y la ropa”.

Perazzo contó que luego fue al batallón y le entregó a Fernando “al capellán, que creo que lo entrego en barrio 9 de julio. En el batallón estaba el capellán y el teniente coronel Saint Amant, que me dijo que me iban a sacar el nene porque iban a venir los abuelos a llevarlo”.

En un pasaje por demás de polémico de su testimonio, Perazzo confesó que como “no tenía hijos”, pensó en «la posibilidad» de quedarse con Fernando. A través de otros testimonios se conoció que Saint Amant le había prometido el bebé a Perazzo, pero como sus abuelos maternos, Vicente Marcial Alvira y Amelia Nelly Gómez, los buscaron desesperadamente, Fernando –que declaró en el juicio semanas atrás–, pudo criarse con su familia biológica.

Datos del juicio

El primer juicio oral y público por delitos de lesa humanidad cometidos en San Nicolás reúne tres causas: el caso de la Masacre de Juan B. Justo; el caso de los militantes de la JP-Montoneros secuestrados y desaparecidos en los barrios Trípoli, Don Bosco y Santa Rosa, ocurrido entre abril y mayo de 1977 –se juzgan los homicidios de María Regina Spotti, María Rosa Baronio, Eduardo Luis Reale, Horacio Arístides Martínez, María Cristina Alvira y Raquel Rosa Alvira–; y el caso Mastroberardino, ocurrido en abril de 1977 –donde se juzga el secuestro de José Emilio Mastroberardino, locatario de la casa donde vivían el matrimonio de los militantes Almada-Spotti y su hijos Víctor y Martín–.

Los acusados son el coronel retirado Manuel Fernando Saint Amant, en aquel entonces jefe del Área Militar 132 y del Batallón de Ingenieros 101 de San Nicolás; el coronel retirado Antonio Federico Bossié, jefe de Operaciones de la zona, y el comandante general retirado de la Policía Federal, Jorge Muñoz.

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