Guido aspira a que "esta situación sirva para potenciar la búsqueda". | Foto: Télam.
Guido aspira a que «esta situación sirva para potenciar la búsqueda». | Foto: Télam.
El hallazgo del nieto de Estela de Carlotto fue como un viento fresco y energético que entró con misión sanadora por la ventana de millones de argentinos.

«Encontraron al nieto de Estela». Una información de una tonelada de carga simbólica. Fue la noticia perfecta. Y aún tiene por delante secuelas. Es política, es dramática, es el premio a la lucha, es un grito desesperado, es un llanto, es la fuerza de la vida ante la destrucción, ante la muerte. Más que una noticia fue una novela viva, de varios géneros a la vez, policial, político, heroico o romántico, un compendio de la historia argentina hecho carne, un tratado de Justicia y Democracia transpirado, un manifiesto de emociones.
Por eso se multiplicó en las redes sociales, se metió en la peluquerías y en los salones universitarios, viajó hasta los bares, bodegones y talleres mecánicos. Todo el mundo comentó la aparición de Guido (aunque se llama Ignacio Hurban) y cada quien tiraba una nueva data: que era músico, que hizo un tema por la Memoria para el 24 de marzo sin saber su verdadera identidad; que su padre era un joven del sur, también asesinado; que era hincha de River, y todo al mismo tiempo y mientras la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, no había concluido aún la conferencia de prensa televisada casi por todos los canales, donde confirmaba el hallazgo.

Fue algo que ningún medio pudo evitar. Ni siquiera aquellos que fueron cómplices de la última dictadura cívico militar.Los hashtags #ElnietodeEstela, Estela de Carlotto, Bienvenido Guido, Abuelas, Verdad y Justicia y más se convirtieron en Trending Topic (temas más hablados) en Argentina y #ElnietodeEstela también en tendencia a nivel mundial.

Hasta La Nación lo llevó a tema principal de tapa. Clarín eligió que semejante novedad debía compartir primera plana con el allanamiento a la AFA, un despropósito burdo y perverso. Pero el hecho era imparable, y su dimensión lo dio la propia institución de Abuelas: desde el martes pasado reciben cataratas de consultas. La sede de Abuelas Rosario informó que también tuvieron récord de requerimientos. Aún quedan por encontrar alrededor de 400 nietos.

Reencuentro

Al final, el jueves pasado por la tarde, se informó del encuentro íntimo entre Guido y Estela junto a toda su familia y que se concretó el miércoles pasado por la noche, en La Plata. Estela relató que ella esperó que su nieto ingresara a la casa donde se produjo la reunión y, cuando entró, lo abrazó y lo llamó Guido. «Yo no lo quería ni tocar (para no abrumarlo) pero el abrazo que le di fue un abrazo contenido de tantos años», contó aún emocionada.
Con una sonrisa amplia, Estela recordó que al despedirse, Guido «me dijo chau, abu». Destacó que todos los integrantes de su familia «están enloquecidos» con este encuentro y remarcó que los padres adoptivos de Guido «lo criaron muy bien».

Guido Carlotto, otro hijo de Estela, y secretario de Derechos Humanos bonaerense y tío de Hurban, publicó en su cuenta de Twitter: «Luego de toda una tarde con Guido, siento que recobré gran parte de lo que perdí hace 37 años. Hoy vi a Laura y a los 30 mil. Gracias».

En llamado de la sangre

El camino por el cual Ignacio Hurban alcanzó su identidad, comenzó hace dos meses cuando el joven que hoy tiene 36 años visitó la sede de Abuelas de Plaza de Mayo con todas las dudas sobre su origen a cuestas, luego de un contacto previo vía mail.
En ese correo, que espontáneamente envío al sitio web de Abuelas, Guido (como lo llamó su madre biológica al dar a luz) presentó un informe con sus interrogantes sobre su identidad que acompañó con fotos, según relataron desde la institución de derechos humanos que preside Carlotto.
Desde Abuelas le contestaron con una fecha para que el joven se acerque a la sede del barrio de San Telmo, algo que Guido que vive la localidad bonaerense de Olavarría hizo hace solo 60 días munido solo de su DNI y una fotocopia del mismo.

Inmediatamente Abuelas pide la intervención de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), que preside Claudia Carlotto, hija de Estela y tía biológica del joven.
La Conadi tomó el caso y ordenó al Banco Nacional de Datos Genéticos un análisis, que se realizó hace 14 días, dando un resultado positivo del 99,9%,lo que derivó en un oficio a la jueza federal María Romilda Servini de Cubría.
Nacido en cautiverio, Guido es hijo de Laura Carlotto, secuestrada y asesinada por la dictadura militar. Laura era estudiante de Historia de la Universidad Nacional de La Plata, pertenecía a la Juventud Universitaria Peronista (JUP), brazo estudiantil de Montoneros.
Las pruebas genéticas que permitieron confirmar que Guido es el hijo de Laura también ofrecieron la identidad del padre. Se trata de Oscar Montoya, un militante montonero de Caleta Oliva, también secuestrado y asesinado por la dictadura.
Claudia Carlotto, hermana de Laura, contó que cuando Laura desaparece, desaparece con su compañero. “Y como era una época de clandestinidad absoluta, nosotros desconocíamos al identidad del compañero y no teníamos ninguna información, pero nunca dejamos de buscar”.

Artículo publicado en la edición 155 del semanario El Eslabón.

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