Foto: Andres Macera
Foto: Andres Macera

La contienda electoral que tendrá el próximo domingo su segundo turno durante las elecciones presidenciales generales se redujo a dos variables igualmente importantes aunque excluyentes: 1) qué diferencia obtendrá el ganador de los comicios sobre el segundo más votado, triunfo que todas las encuestas y fuerzas políticas asignan al candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli; y 2) quién trepará al segundo escalón del podio.

La respuesta al primer interrogante es crucial: si Scioli obtiene una ventaja superior a los 10 puntos sobre el segundo más votado y supera a la vez el 40 por ciento de los votos válidamente emitidos, la segunda opción queda excluida y el gobernador de Buenos Aires se convertirá en el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner. También desaparece el segundo escenario si el ex motonauta consigue el 45 por ciento de los votos, independientemente de la cosecha del segundo postulante más votado.

Si, en cambio, Scioli no supera el 40 por ciento de los sufragios o alcanzándolos no obtiene una diferencia de 10 puntos sobre el segundo, el interrogante 2 cobra trascendencia, puesto que ese escenario propiciaría una segunda vuelta electoral.

En Santa Fe, donde Scioli se impuso en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso), el transcurso del tiempo y de las campañas parece no haber modificado el escenario victorioso del Frente para la Victoria, que en las categorías legislativas obtuvo hace sesenta días una diferencia mayor que en la presidencial.

Pago chico

Las encuestas que circularon hasta esta semana otorgan –todas– el triunfo en la categoría senador nacional por Santa Fe al rafaelino Omar Perotti, y en la de diputados a Marcos Cleri. Las que menos margen le dan estiman que serán los candidatos más votados para la Cámara alta con el 33 por ciento.

Vale recordar que el actual diputado nacional Perotti cosechó 34,3 puntos en las Paso, casi dos más que los votos reunidos por Scioli, que orilló el 32 por ciento.

El rafaelino centró su campaña mostrándose con el equipo de trabajo del gobernador bonaerense. Actividades con la esposa de Scioli, Karina Rabolini, recorridas con el hermano, José “Pepe” Scioli, constituyen la base del proselitismo perottista.

La buena elección que realizó en junio pasado cuando se postuló como candidato a gobernador y el triunfo en las Paso nacionales de agosto le brindan a Perotti una tranquilidad poco usual a tan escaso tiempo de la fecha de los comicios. Casi sin despeinarse, se dedica a hablar del “desarrollo” y de “la Argentina que viene”.

En la provincia, como a nivel nacional, la única disputa electoral aparece entonces por abajo del que luce como claro ganador, y se produce entre el candidato de Mauricio Macri, el productor agrícola, Carlos Reutemann; y el representante del mercado ganadero televisado, Eduardo Romagnoli, postulante de Sergio Massa.

Así como la campaña presidencial se limitó en las últimas semanas a la disputa entre Macri y Massa por el segundo lugar con el objetivo de definir, si cupiera, quién podría ser el eventual contrincante de Scioli en un potencial balotaje, en Santa Fe se replica el esquema.

El orden de los factores

Esta semana que termina, por caso, Romagnoli estuvo en Rafaela y direccionó sus críticas al Lole y no a la Casa Rosada, objeto monotemático de la inquina de todos los postulantes opositores. “Quiero ir al Senado para hacer todo lo que no hizo Reutemann”, punzó el presidente de la Cámara de Comercio Italiana en Rosario en relación al dos veces senador nacional.

Un periodista acreditado en la casa de gobierno provincial dijo esta semana que una encuesta encargada por el socialismo coloca en segundo lugar en intención de voto a senador a Romagnoli, por sobre Reutemann.

Ese escenario, de cumplimiento inverosímil si se contrastan los niveles de conocimiento público de los contendientes, puede explicarse, en cambio, por la característica central de las elecciones del 25 de octubre: se elige presidente, y las demás categorías electorales en juego reciben el arrastre de la principal.

Según el periodista Darío Schueri, la mentada encuesta del socialismo arroja que “en la intención de voto a presidente, Daniel Scioli se alza con el 32 por ciento, seguido por un 25 por ciento de Sergio Massa y un 21 para Mauricio Macri”.

“La boleta sábana arrastra a los senadores nacionales quedando primero Omar Perotti y la noticia sería el posicionamiento de Eduardo Romagnoli, el hombre del Frente Renovador, desplazando a Carlos Reutemann que acompaña a Macri”, dijo Schueri.

El sondeo no se hizo público, por lo tanto no se conoce quién lo realizó, si es que efectivamente existe tal insumo probabilístico.

Para que se produjera ese resultado Massa tendría que crecer tres puntos en Santa Fe –lo cual no es descabellado–, ya que en las Paso obtuvo el 22 por ciento de los votos.

Pero Macri debería desplomarse once puntos en relación a los 31,9 que acopió en las primarias, lo que luce más inverosímil. De todos modos, la única verdad estará en las urnas.

La presunta levantada de Massa en las encuestas y la posible caída de Macri –Niembrogate mediante– alientan ese escenario de mal agüero para Reutemann, que ya en las primarias obtuvo casi cinco puntos menos en Santa Fe que el jefe de Gobierno porteño.

Té para dos

A esta altura es necesaria una aclaración. La provincia de Santa Fe renueva, el próximo domingo, sus tres bancas en el Senado de la Nación. Tal como lo acordaron Carlos Menem y Raúl Alfonsín en el pacto de Olivo, que se tradujo en la letra de la reforma constitucional de 1995, quien gana los comicios se lleva dos escaños y la segunda minoría el restante. Es decir que en ese baile sólo hay lugar para dos.

Todo parece indicar que Perotti y María de los Ángeles Sacnun se llevarían las dos bancas por la primera minoría. De acuerdo al resultado de las Paso, Reutemann renovaría por seis años más su estadía en la Cámara alta, salvo que Schueri tenga razón y que la levantada de Massa –en la que liga Romagnoli– deje al Lole con las manos vacías.

Como se dijo, Reutemann tuvo un desempeño menos promisorio que Macri en las Paso. Mientras el alcalde porteño se alzó con casi el 32 por ciento de los votos en Santa Fe, su candidato a senador retuvo un 27,6 por ciento, unos cinco puntos menos.

Esa diferencia es explicable en un posible corte de boleta de radicales y coalidores cívicos que sufragaron en la interna presidencial de Cambiemos por Ernesto Sánz y Elisa Carrió, pero el estómago no les dio para hacerlo por el Lole en la categoría senador.

El miércoles Macri estuvo en la ciudad de Santa Fe, donde se reunió con los radicales Mario Barletta y José Corral, éste último intendente de la capital provincial. Ambos integran a nivel provincial el Frente Progresista que lidera el Partido Socialista, pero en el orden nacional prefieren virar hacia la derecha. Voto útil le llaman a ese abismo ideológico, sin que se les produzca rubor en las mejillas.

¿Votarán los radicales santafesinos por Macri? Es posible que algunos lo hagan. ¿También por Reutemann? Allí la dificultad se acrecienta, entran en juegos identificaciones locales y partidarias. Lole es –¡ay!– peronista; Macri sólo un empresario.

Cortado

Una figura central de las últimas décadas en la política santafesina también participa de las elecciones del 25 de octubre, en la previa con menos fortuna que los demás. El doctor Hermes Binner.

El líder del Partido Socialista se presenta con boleta corta para la categoría senador, acompañado de la papeleta de candidatos a diputados que encabeza el radical santafesino Hugo Marcucci. Es decir, el Frente Progresista no lleva en su boleta candidato a presidente.

Esa decisión, cuyos resultados fueron catastróficos para el oficialismo provincial en las Paso presidenciales, fue consecuencia del acuerdo alcanzado entre las distintas fuerzas que componen el Frente. El objetivo fue consolidar la coalición para las elecciones provinciales –en las que Miguel Lifschitz se impuso como gobernador por poco más de mil votos sobre el candidato del PRO, Miguel Del Sel– y evitar la dispersión de la fuerza propia ante el Pac Man amarillo que se deglutió a una parte de la UCR y a la Coalición Cívica de Elisa Carrió.

En los comicios provinciales ningún partido integrante del Frente Progresista sacó los pies del plato. Para eso, se le dio libertad de acción a cada fuerza política para que en las elecciones nacionales apoyara al candidato presidencial que le plazca, mientras que los postulantes a senadores y diputados se presentaron con boleta corta, sin un postulante a la Casa Rosada.

Así, el PS brindó su apoyo a la candidata de Progresistas, Margarita Stolbizer (GEN); la mayoría de los radicales a Ernesto Sánz (que perdió la interna de Cambiemos con Macri) y ahora votarán por el empresario porteño.

Como lo que está en juego el 25 de octubre es la sucesión de Cristina Fernández de Kirchner, los electores concentran su atención en la categoría presidencial. Los postulantes al Senado y a la Cámara de Diputados son arrastrados por los candidatos a la Rosada, y si no que lo cuente Binner.

El socialista quedó en un inédito cuarto lugar en las Paso de agosto, cuando obtuvo apenas el 13,3 por ciento. El ignoto Romagnoli capturó 18 puntos ligado a Massa y quedó ubicado tercero, detrás de Reutemann.

La candidatura de Stolbizer recogió sólo 6 puntos en Santa Fe, lo que muestra que muchos electores optaron por Binner como senador y Marcucci como diputado, pero eligieron otra alternativa distinta a la líder del GEN en la categoría presidencial.
Las declaraciones de Marcucci acerca de que el 25 de octubre votará a Macri, como la mayoría de los adherentes al radicalismo, no coopera con la consolidación de un perfil progresista de la lista que lidera Binner. La foto de Barletta y Corral con Macri en Santa Fe, tampoco.

La estrategia del socialismo luego de las primarias fue afianzar la idea del corte de boleta. Repartieron tijeritas y Binner se presentó a entrevistas periodísticas con el adminículo en sus manos. La suerte electoral del dos veces intendentes de Rosario y primer gobernador de una provincia argentina está atada a un milagro, y la mayoría de los socialistas profesan el agnosticismo.

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Un comentario

  1. julio Leiva

    19/10/2015 en 15:29

    lucho, muy buen analisis, una sola objeción, la reforma constitucional es de 1994…

    Responder

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