06 entrevista fernandez

Referente de la tradición nacional y popular del periodismo argentino, Gabriel Fernández es un analista agudo de la política local y latinoamericana, con una enorme experiencia laboral acumulada, tanto en medios “tradicionales” como “alternativos”. Supo escribir en el suplemento Zona de Clarín, Página 12 y Prensa Latina, dirigió el diario de Las Madres, fue columnista de Telesur, por un breve lapso gerente de Télam y en la actualidad conduce el proyecto La Señal Medios y el área periodística de la Radio Gráfica de Buenos Aires. Con una reflexión permanente sobre el comportamiento de la prensa vernácula, Fernández pinta un panorama crítico del nuevo escenario de medios que asoma tras el triunfo de Mauricio Macri, aunque también se entusiasma frente a las “oportunidades” que se presenta para los proyectos cooperativos y comunitarios. “Tenemos por un lado el avasallamiento, el alud liberal del presente macrista, y por otro los errores propios”, apuntó.

—¿Cómo observás el comportamiento de los medios de comunicación tras el triunfo de Mauricio Macri?

—En principio se ratifica la hegemonía de los medios concentrados que en el algún momento, aunque más no fuera culturalmente, fue puesta en duda. Se suma a esto, la progresiva presencia del macrismo en los medios del Estado, que es lo razonable desde el punto de vista institucional, más allá de un período más o menos de unos meses de continuidad de algunas autoridades previas, pero que tarde o temprano van a hacerse del control de los medios del Estado como corresponde a la fuerza política que por elecciones llegó al gobierno. Al mismo tiempo, a través de un decreto fue desconocida la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual e instaurado una institución directamente verticalizada sobre el poder ejecutivo que anula la Afsca y cualquier instancia autonómica de regulación. Si a esto le sumamos, que debido a falencias propias del movimiento nacional y popular, la Ley de Servicios de Comunicación no terminó de estar plenamente aplicada como lo marcaba institucionalmente la normativa sancionada por el Congreso de la Nación y debatida por el pueblo argentino –con el establecimiento de un plan técnico adecuado y de licencia para los medios nacional populares, el famoso 33 por ciento social–, nos encontramos con una situación complicada donde progresivamente, paulatinamente, las voces de los medios nacionales populares son las únicas que se pueden escuchar y que marcan diferencias francas con el proyecto liberal conservador, con información genuina y certera. Pero al mismo tiempo, esos, los nuestros, son los medios que están más delicados legal y económicamente.

—¿Qué lectura hacés sobre cómo se viene reacomodando la línea editorial de algunos medios privados que parecían hasta ayer cercanos al kirchnerismo?

—Te cuento una anécdota personal que creo que evidencia la situación y que ahora creo que no hay ningún problema en comunicarla, de hace algunos años, en una reunión que tuvimos a solas con Horacio Verbitsky para charlar del tema comunicacional, entre otros asuntos. Cuando evaluamos esto que vos señalas, los respaldos privados al gobierno nacional que involucraban a Daniel Hadad, a Sergio Szpolski, a Diego Gvirtz a Cristóbal López, a una variedad de empresarios presuntamente aliados; recuerdo que Horacio (que debo decir que a pesar de las diferencias que en muchos puntos hemos tenido, ni él ni página 12 han modificado su línea), me dijo: «cuando se necesiten no lo van a tener, estos se dan vuelta enseguida». Era evidente que ahí lo que mediaba era una relación estrictamente comercial. Lo que esos medios a modo de cuasi chantaje sobre el Estado pedían, era pauta publicitaria y financiamiento adecuado para hablar, entre comillas, a favor del gobierno. Cuando cambió de orientación el Estado nacional, porque accedió a través de las urnas un nuevo gobierno, modificaron su actitud porque no los comprometía otras cosa que una relación comercial. El error estuvo en no fortalecer a los medios nacional populares, herederos del forjismo, que vamos configurando día a día con tanto esfuerzo, sostenerlos a través de una pauta publicitaria justa y adecuada, ni siquiera proporcional a los grandes medios, sino para poder funcionar. Y brindarles la legalidad necesaria que corresponde según indica la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. O que tenemos ahora es por un lado, el avasallamiento, el alud liberal del presente. Y por otro los errores propios.

—Con este panorama, ¿cuál te parece que será la tarea de los medios cooperativos y populares? ¿Se presentan oportunidades ante este contexto que asoma como de concentración homogeneización de los mensajes?

—Hay una oportunidad muy grande que ya se está palpando y vamos a ir corroborando con el correr del tiempo. Como el resto de los medios se van verticalizando sobre el ideario liberal y sobre la información que necesita el gobierno macrista difundir, el público crecientemente busca otras voces, sintoniza nuestras radios, ve nuestros programas de tele, ve las webs, las publicaciones semanales, diarias, mensuales que se van desarrollando del campo popular. Porque encuentran una cerrazón institucional creciente y progresiva. En ese sentido hay una oportunidad de acumulación de público importante que también puede derivar en sostenimiento, si se lo trabaja adecuadamente y si sabemos unirnos para posibilitar un frente común.

“No somos medios K, ni alternativos”

Para Gabriel Fernández “no habría que marcar, o encasillar a nuestros medios como específicamente alternativos, a la usanza a los medios libres europeos”. El periodista e hincha fanático de Gimnasia Esgrima enseña que hay una tradición propia y bien argentina. “Nosotros somos herederos de la prensa federal, de los cuadernos de Forja, del nuevo periodismo de Rodolfo Walsh de los años setenta”, fundamentó, para luego ampliar la idea: “Somos continuidad de la creación cultural histórica argentina, somos la información como la brindaba Raúl Scalabrini Ortiz y el pensamiento como lo ofrecía Arturo Jauretche”.

“No nacimos ayer, ni somos medios K, no somos medios producto de este ciclo –definió Fernández–, somos tradición histórica del pueblo argentino, somos parte de eso, por eso esta voz se rebela contra eso que se da a llamar, en términos comunes «medios alternativos» o «medios de izquierda»”. Y luego remarcó: “Esta voz es profunda, nace del seno mismo del pueblo argentino, del interés nacional y popular, tiene historia, tiene presente, y naturalmente, porque es una fuerza natural del pueblo argentino, tendrá futuro a pesar de las persecuciones.

Fuente: El Eslabón.

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