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Dos de los integrantes del equipo de fútbol playa de Rosario Central (conjunto que hasta el momento conquistó todos los campeonatos que disputó) acaban de ser convocados a la selección nacional de ese deporte, y expresaron sus sensaciones en el eslabón.

Hugo y Sebastián, como tantos otros miles de argentinos, practicaron fútbol desde chicos y sobre el verde césped. Son amantes –por no decir enfermos– del deporte de la redonda, y cuando ya pensaban en colgar los botines, descubrieron que podían seguir jugando pero en patas y en la arena.

“Arrancamos a principios del año pasado, la idea la trajo un amigo que había estado viviendo en Brasil y jugando al fútbol playa allá”, rememora Hugo Longo, y agrega: “Cuando se vino a vivir de nuevo acá, presentó un proyecto ante la nueva Comisión Directiva del club y enseguida le dijeron que le diera para adelante. Después nos fue convenciendo a varios locos del fútbol como él y no sólo nos enganchamos sino que entre todos construimos la cancha, pusimos los arcos, las luces –que fueron donadas por el padre de un jugador de la Primera de Central que pidió que eso no se hiciera público–, y el resto fue todo a pulmón”.

Hugo, que se desempeña como zaguero y que jugó en las divisiones inferiores de Central, tanto en la Rosarina como en los certámenes que organiza la AFA; y en varias ligas del interior, como la Casildense, la Cañadense, la Regional del Sur y la Interprovincial, confiesa que “cuando nació mi hija mayor, que ahora tiene 7 años, había dejado la actividad, hasta que llegó este loco que traía esa idea de Brasil y me convenció de que podía seguir siendo útil con la pelota”, y añade: “Desde ese momento, y después de un largo tiempo de inactividad, volví a entrenar y me puse a la par de mis compañeros para poder dedicarme a esto que es lo que ahora me apasiona”.

Sebastián Azimonti, actual arquero del elenco playero auriazul que también tuvo su paso por el fútbol de campo (el tradicional, bah), donde llegó a defender la valla de equipos del ascenso, como Coronel Aguirre, Tiro Federal y Ferroviario de Corrientes, señala que “al principio, la idea era entrenar para ir conociendo el deporte”, pero después surgió la posibilidad de disputar un torneo en el balneario Las Cañas, de la localidad uruguaya de Fray Bentos, y ni la pensaron. “Para nosotros ya era todo una novedad competir, porque en Argentina no hay otros equipos, pero terminamos saliendo campeones después de haber ganado los 5 partidos que disputamos”. La segunda experiencia internacional volvió a tener como escenario a una ciudad del vecino paisito, y nuevamente el título quedó en manos de los Canayas. “Fue en Paysandú, la final se la ganamos al conjunto local y por supuesto que las dos fueron experiencias inolvidables”, cierra el golero.

Del Caribe a Ezeiza

Tanto Longo como Azimonti, despertaron el interés del cuerpo técnico del combinado nacional y fueron citados para defender la celeste y blanca. “La Selección, hasta ahora, estaba conformada exclusivamente por chicos que jugaron en el ascenso o que venían del fútbol de salón, pero todos de Buenos Aires”, aclara Sebastián, y marca el antes y el después que significaron los amistosos que disputaron frente al elenco argentino. “En mayo del año pasado jugamos amistosos en Ezeiza y a fin de año jugamos otro en el Caribe Canaya (balneario que posee la institución de Arroyito a orillas del Paraná, justo enfrente de su estadio, y al que se accede por un túnel que pasa por debajo del bulevar Avellaneda, que en realidad a esa altura se transforma en la Avenida Centenario Club Atlético Rosario Central. Allí, además de quinchos y una buena cantidad de parrilleros, está enclavada la canchita del fútbol playero). Tuvimos la suerte de ganar en ambas oportunidades y eso nos abrió las puertas para ser tenidos en cuenta”, destaca el arquero que luego de esa experiencia, y gracias a sus buenas actuaciones en dichos juegos, fue convocado junto a su compañero de equipo Maximiliano Ponzetti, quien juega de pivot.

“Hará unos 15 días, el presidente de la subcomisión de fútbol playa de Central me contó que se habían comunicado con él para pedirle mi teléfono, pero hasta que no llegara la confirmación no quería hacerme ilusiones”, admite a su turno Hugo, que tiene toda la pinta (incluyendo una rizada y abultada cabellera) de aguerrido defensor, y acota: “El lunes pasado me llegó un mensaje por Whatsapp y la verdad que el sentimiento fue de orgullo, una emoción terrible, porque ser tenido en cuenta para una selección nacional, sea del deporte que sea, no es algo que te pase todos los días”.

Ambos coinciden en que “es muy valorable que se expanda la posibilidad de ser citados y que no sea solamente para jugadores de la zona de Buenos Aires”, y en que “el cambio, en ese sentido, es para bien”.

Gira de Selección

Los futbolistas se presentaron este lunes en el predio que la Asociación del Fútbol Argentino posee en Ezeiza. Desde ese día comenzaron a trabajar pensando en la cargada agenda de compromisos que tendrán que afrontar durante el año.

La primera cita tiene como destino El Salvador, en centroamérica, donde se disputará –entre el 22 y el 25 de marzo– la cuarta edición de la Copa Pilsener, que es “una especie de cuatro naciones”, según explica Sebastián, quien detalla: “La juegan Portugal que es el campeón del mundo, el equipo anfitrión, como campeón de la Confederación de Fútbol de Centroamérica y el Caribe (Concacaf, por sus siglas –curiosamente– en inglés); Estados Unidos, que es un equipo bastante competitivo; y Argentina, que está posicionado entre los 10 mejores del mundo”.

“Ese sería el torneo más cercano, después habría otros dos o tres que todavía no están confirmados pero que se hacen todos los años, como el Mundialito, que se realiza en junio o julio; otro que se hace en Dubai, en septiembre; y después las Eliminatorias, entre diciembre y enero”, agrega.

A la hora de hablar de los seleccionados más fuertes, el arquero ubica a Portugal en primer plano. “Es un equipo durísimo, con mucha jerarquía ya que todos sus jugadores juegan profesionalmente a nivel internacional”, destaca Azimonti, y continúa: “Después está Rusia que fue campeón y subcampeón en los dos últimos mundiales”.

Los pioneros de este deporte, como era de esperar, son los brasileños que –según afirma Sebastián– “también son potencia en todo lo que sea fútbol en las distintas superficies”.

“Luego viene un segundo escalón en el que se encuentran Argentina, Uruguay y España. Hay un nivel muy parejo, porque también están los equipos africanos y asiáticos que siempre llegan hasta semifinal o cuartos”, cierra.

Mucha arena en los pies

“Si bien es otra superficie y en muchos aspectos es muy distinto, la esencia del juego sigue siendo la misma: un deporte de conjunto cuyo objetivo es meter más veces la pelota adentro del arco que el contrario”, resume Hugo Longo, marcando similitudes con el fútbol tradicional. Pero también hay diferencias. Los equipos están conformados por cuatro jugadores y el arquero, quien en muchos tramos de los partidos termina siendo un defensor más. Según el reglamento de la Fifa, la superficie de arena lisa puede tener de largo entre 35 y 37 metros, y de ancho entre 26 y 28. En los tres tiempos de 12 minutos cada uno, que es la duración del partido, los entrenadores pueden realizar una cantidad indefinida de modificaciones, utilizando así a los cinco suplentes que tienen sentados en el banco.

“Cambia que se juega mucho por aire, es muy táctico porque cada error lo pagás con un gol y tiene la particularidad que cada infracción es un tiro libre directo y sin barrera”, aporta el rudo zaguero, y aclara: “El que jugó al fútbol y ama este deporte se adapta. En principio parece una cosa totalmente distinta si la mirás desde afuera, pero es fútbol, aunque sobre otra superficie”.

Además, agrega que “el área abarca todo lo ancho, y está delimitada por una línea horizontal imaginaria ubicada a unos 9 metros de distancia de los arcos”, por lo que “los arqueros “la podemos agarrar con las manos hasta en la línea lateral ya que no hay líneas perpendiculares que delimitan el área”, completa Azimonti.

No tiene rival

En el país, la única institución que tiene como una de sus disciplinas deportivas al Fútbol playa es Rosario Central. “No hay muchos clubes que tengan la suerte de tener una cancha de arena en sus instalaciones”, resalta Longo. “Sabemos que Tigre (club de la porteña Isla Victoria que actualmente milita en la Primera división del fútbol argentino) estaría armando un proyecto, pero por ahora somos el único equipo argentino”, subraya, y adelanta: “Una idea de Central, para expandir el deporte, es recorrer la costa del río Uruguay y hablar con los municipios para que se le empiece a dar bola a esta actividad ya que a nosotros mismos nos resulta muy costoso competir porque, o tenemos que esperar que coincida con los tiempos de la Selección para jugar un amistoso, o tenemos que ir a jugar algún torneo afuera”.

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