Foto: Andrés Macera
Foto: Andrés Macera

Historias para soñar sin límites es la antología de los alumnos del taller de lectura y escritura creativa que dictó Carolina Musa, en la Biblioteca CC.Vigil, durante 2015. El libro contiene relatos, micro relatos y poesías de 18 chicos y chicas de entre 8 y 13 años que por primera vez tienen en sus manos producciones propias bajo el sello editorial del espacio recuperado. Mientras el libro se pone a circular por la ciudad, le saca la lengua a la protesta de que los más chicos no leen literatura. No solamente leen, mucho y bien, sino que además escriben y lo que es mejor, con mucho humor, y con la seriedad del que asume un acto creativo sin pretensiones, y porque sí.

La violencia, la muerte, el amor e incluso ¡las drogas! son temas recurrentes entre los trabajos de los chicos que, atentos a lo que está ocurriendo, transforman y construyen nuevos mundos posibles, y los deliran. Porque entre el oso asesino (Merlina Torres), vampiros que se acercan demasiado a la luna (Morena Cabrera), y una princesa cabezona (Brisa Ferreyra) está Chapo narco que vendía pipas a los canarios (Fabrizio Pistarelli). También hay criaturas nuevas, los niquitos de Charo Centeno, (que nada tienen que envidiar a famas y cronopios) y viven en ChapitaMundoLandia, una ciudad diferente a todas porque está en todas partes. A la receta de la torta quemada de Francisco Chaparro, le siguen varios relatos sanguinarios y tenebrosos donde el narrador no sabe cómo, pero sigue hablando después de muerto.

El microrelato distópico del Tsunami Tormental (Lucio Paradiso) tiene un remate inesperado, y muy puntual. Los objetos cobran vida, como el cuchillo cansado de su vida de María Celina Ríos, y el Matafuego que quería ser manguera, de Maria Luz Martinez. El cuento La novela de Florencia Azcurra, apuesta a la no linealidad narrativa en un divertido elige tu propia aventura para llegar al colegio. Otro gran hallazgo es el de Agustín Herrera, con el Primer Alucinado y hermano menor de Mirtha Legrand que nació un millón de años después que ella en la galaxia Rustranka.  

También se destacan El perseguidor de la noche de Violeta Corts, el pedazo de cielo que se cae de Serena Valentina Carrizo, el breve poema Posby de Lola Cabrera, el Barcóptero descompuesto de Miqueas Lauría y Jesica, la chica que tenia el poder de traspasar las paredes, de Virginia Donda.

Carolina Musa contó que los chicos eligieron y editaron todo el contenido, incluyendo el título y las biografías. El arte de portada estuvo a cargo de Laura Oriato que junto a Musa producen el sello Libros Silvestres de literatura infantil. “En cada encuentro leemos cuentos o poemas, y a partir de ahí yo sugiero un ejercicio de escritura muy libre”, contó Musa sobre el taller en el que los chicos fueron empleando variados recursos narrativos, algunos con resultados sorprendentes y todos disparatados por igual.

La poesía involuntaria y por eso la más genuina puede agarrar desprevenido al lector, y conmoverlo. En todos los relatos hay un mensaje para guardar. Katia Mazza Serena dejó uno que resume la impronta de estas historias para soñar: “Lo mejor que uno puede hacer con la imaginación… es vivir”.

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Un comentario

  1. Ivonne Serena

    17/05/2016 en 22:36

    Gracias Caro por todos estos años donde nuestra hija Katia transita la vida jugando entre letras y haciendo lazos !!!!! Impresionante este taller en la Vigil !!!! Por su historia y por su experiencia de parirse, cada vez, en defensa de lo nuestro.
    Eso es lo que quisimos compartir con nuestra hija, una experiencia colectiva viva y un juego…el de escribir…que como lo hacen siempre los niños…es un serio juego donde, sin saberlo, se conjugan con lo bello e inquietante que nos habita.

    Gracias Redacción Rosario !!! por difundir estas construcciones desde el alma.

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