Foto: fotorevista.com.ar
Foto: fotorevista.com.ar

La noche estaba fría, casi como una noche de invierno. La cancha estaba en Ovidio Lagos al fondo, la del club Peñarol, y era un amistoso que había organizado Fari con una mezcla de varios equipos del barrio. Jugadores del Cilindro, de la Cortada, algunos de El Trébol y de Nacional. La noche, además de fría, estaba húmeda, y el verde estaba resbaladizo. Era el último turno que alquilaban la cancha, así que a esa hora ya no había bufé.

De pronto, como había tantos tiro libres cerca del área a favor de ese rejuntado del barrio, uno dijo: “Que falta nos hace un 9”, y apareció el recuerdo de Castronovo. El que jugó en Central, en Uruguay y fue Botín de Oro en Francia. Para colmo no había ido el petiso de El Trébol, que era especialista en tiros libres; había aparecido como 4 pero después se especializó en las jugadas paradas.

Príncipe, que era bueno y que podía estar jugando de 9, estaba enbroncado; había pensado en pasar por el bufé. En ese entonces ya le daba al trago, pero era joven y se la aguantaba. Y en los partidos, por lo menos rendía un primer tiempo aceptable.

El juego terminaba tardecito, como a la una de la mañana, y al final, la chata que había llevado a los jugadores no vino, así que algunos nos íbamos a tener que ir en el 203, que era una amansadora.

La zona estaba relativamente segura. Por esos años comenzaba a hacerse industrial, los pequeños talleres empezaban a surgir. Ahí nomás había hornos de ladrillos, cerquita. Y algunas firmas importantes de la línea blanca se iban a instalar. No era tan jodido, sólo la amansadora de esperar el colectivo con el estómago vacío, aunque nos aguardaba seguro una sopa del puchero del mediodía. Una sopa nutritiva que los viejos hacían con todos los condimentos, y que de noche era una comida de aquellas.

Al tiempo, esa zona se puso medio peligrosa. Tenías que aparecer con documentos y no a cualquier hora, porque había llegado la dictadura. Esa larga noche donde los milicos cómplices con los que se llevan la torta del país y lo quieren achicar siempre, hicieron que esa zona que era relativamente pujante empezara a oscurecerse. Y ya ir a jugar ahí no era tan grato. La zona no funcionaba como los primeros años de los setenta.

Volviendo al partido: si hubiéramos tenido un wing rápido, como el Oreja Giribet, se solucionaba el problema. Y quizás lo teníamos, pero así como algunos iban con botines, muchos otros iban con zapatillas. Vuelvo a recordar que el verde estaba resbaladizo.

Hablando del Oreja, tiempo después, un tipo que supuestamente venía de manejar Acindar, se hacía cargo de Economía. Ese orejón, Martínez de Hoz, empezó a decir que la industria argentina daba pérdida y que había que cambiarlo todo. Que había que liberar las importaciones, asegurar las inversiones con la tablita y achicar el consumo. Y que para que le cierren los números, me acuerdo que hacía vedas de carne. Luego la cosa fue cambiando, la zona sur avanzó y retrocedió, y en estos últimos años había actividad a pleno.

Pedro hace mucho que no va a Peñarol, incluso no sabe si existe todavía. Ahora piensa que si existiera y hubiera que ir a jugar de noche, con lo que está pasando y la gente atemorizada, se pondría bravo. Los ladrillos se seguirán fabricando, pero menos. Y las fábricas, yendo para atrás por las medidas económicas que están aplicando, casi como en aquel tiempo. En aquel partido, el problema era que el verde era resbaladizo. Y ahora, con las medidas económicas, el verde resbaladizo es el billete. El que iba a llover se pone resbaladizo y viene sólo para inversores golondrinas. No viene para la fabricación, ni para mejorar estos barrios, ni para fortalecer la industria, viene casi como una garantía de la tablita de Martínez de Hoz: es plata dulce.

Para colmo, la última noticia, de que a las Fuerzas Armadas la liberan de un montón de condicionamientos que le había puesto Alfonsín –un riguroso control de la voluntad popular–, se pone fulero el asunto. Hasta para jugar un partido en el sur de Rosario. Porque si no zapateamos, puede pasar cualquier cosa.

Al final, los que manejan el poder económico se están encargando del país, y con las Fuerzas Armadas, que parecía que las estábamos recuperando de a poco, viene este traspié que se manda este gobierno que va a hacer todo más peligroso que mono con navaja, o que esperar a la una de la mañana el 203 –que ahora debe tener otro número– en Ovidio Lagos al seis mil y pico.

El otro día Pedro se despertó contento, y me dijo: “Mirá, lo que estamos viviendo es una pesadilla, no es real. Y si es real, el zapateo de algunos trabajadores y sectores que la ven clara va a parar este atropello. Porque si no, se va a venir la noche. Porque ni siquiera vamos a poder ir a jugar al fútbol a los horarios nocturnos. ¿Cómo van a pagar la tarifa de la luz esos clubes de barrio? ¿De dónde vamos a sacar plata para pagar la cancha?

“Ojalá que lo que presiento, que el zapateo en la calle lo frene y sume más gente, se concrete”, me dice Pedro, y agrega: “Porque si no, ni con varios 9, ni especialistas que te tiren por arriba de la barrera, vamos a dar vuelta el partido. Porque lo más peligroso es que está reinando el verde resbaladizo. El dólar que ni lo vemos, ni lo tocamos, y sin embargo es tan esquivo que hace a la industria imposible. Y ningún partido se puede ganar así. Cuando el verde que manejan ellos es tan resbaladizo, también nos hace resbaladiza la sopa. La sopa nutritiva. Y eso va a ser más fulero: ni cancha, ni seguridad, ni fábrica, ni horno para los ladrillos, ni siquiera el 203.

Más notas relacionadas
  • La universidad de la calle y la cancha

    Entre las miles de personas que defendieron las facultades públicas en las marchas o en re
  • Club de lecturas

    En el marco del Día del Libro, Argentino obsequió obras de Fontanarrosa a capitanes rivale
  • Los siete Locos

    El Marcelo Bielsa de Newell’s, Vélez, Athletic Bilbao, Leeds United, y las selecciones de
Más por Hilo Negro
  • El testigo

    El calor parecía aumentar en el local, lleno de ansiosos, humo y voces. Le dije que por es
  • Remontar el barrilete en esta tempestad

    Yo no sé, no. La tarde se ponía fresca y Pií entraba en calor dándole al serrucho. Tenía p
  • ¿De qué se cansó “la gente”?

    En medio de una hecatombe social, Malena Galmarini lanzó una piedra en aguas peronistas de
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Se inició en Diputados el debate para tratar la ley Bases

Con 135 diputados, la Cámara de Diputados trata este lunes la ley Bases y el paquete fisca